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martes, 19 marzo, 2024
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■ Una fue la dificultad para promover lo que se hacía en el país por la disolución de distribuidoras

El neoliberalismo trajo afectaciones a la industria cinematográfica en México

■ Éste también desplazó a sectores sociales representados en el cine popular: Ana Rosas Mantecón

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Por: MARTÍN CATALÁN LERMA •

El neoliberalismo trajo consigo diversas afectaciones a la industria cinematográfica en México, entre ellas la dificultad para promover el cine mexicano debido a la disolución de las distribuidoras estatales, pero también desplazó a sectores sociales que eran representados en el cine popular durante las décadas de los 70 y 80 del siglo pasado, afirmó Ana Rosas Mantecón, investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

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Durante su participación en el Coloquio Internacional “El cine popular o el cine frijol mexicano (1968-1988)”, que tiene como sede la Benemérita Universidad Autónoma de Zacatecas (BUAZ) comentó que, debido a varios factores, en esa época disminuyó en 50 por ciento la asistencia del público al cine.

“Mientras entre la década de los 30 y los 60 pudimos ver cómo fue aumentando permanentemente la frecuencia de ir al cine, a partir de los años 60 empieza la caída y cada vez hay menos posibilidades de que los urbanitas llegaran a las salas”, dijo.

El número de
espectadores pasó
de 350 millones
de asistentes,
en 1985, a 62
millones, en 1995

Incluso indicó que los espectadores en México disminuyeron siete veces en una década, pues pasó de 350 millones de asistentes, en 1985, a 62 millones, en 1995, ello a pesar del éxito de la reorganización de la exhibición del cine.

Entre la década de los 60 y 70, comentó Rosas Mantecón, el cine nacional impulsó un cine popular que logró atraer a los pocos sectores sociales que tuvieron acercamiento con las salas de cine luego de que cayó la distribución internacional y se desmantelaron las distribuidoras debido a los vaivenes políticos y económicos.

Contrario a la visión discriminatoria y estereotipada de las producciones del cine popular de ese momento, opinó que es necesaria una visión de los públicos como activos decodificadores y reformuladores de lo que les ofrece la pantalla.

“Es imprescindible incorporar estas visiones críticas de la apropiación y el reconocimiento de las masas populares que hacen a través de los medios, pero también de sí mismas a partir de lo que ven y que generan una forma de identificación grupal, nacional y continental”, expresó.

Rosas Mantecón se refirió a Jesús Martín Barbero, quien manifestó que más allá de lo reaccionario de los contenidos o de los esquematismos de forma, “el cine va a conectar con el hambre de las masas por hacerse visibles socialmente”, de manera que el éxito del cine popular tiene que ver con la visibilidad que daba a ciertos sectores de la sociedad que, a la postre con el triunfo del neoliberalismo, fueron desplazados de diversos procesos sociales.

Es decir, indicó que el cine popular no fue sólo rostros y cuerpos que representaban a sectores sociales populares, sino que el lenguaje de albures y groserías se volvió una forma de dar voz a sectores que se hacen críticos.

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