París. El mundo se encuentra al borde de un abismo en materia ambiental y por ello en la Cumbre sobre Cambio Climático COP21 “no será suficiente tener buenas intenciones ni declaraciones”.
París debe ser el punto de partida de un gran cambio energético, pues “no podemos seguir pensando que la naturaleza es una reserva inagotable y vulgar que usamos como queramos”, advirtió el presidente anfitrión del encuentro, el francés François Hollande.
En el complejo del aeropuerto París-Le Bourget y donde se han dado cita 150 presidentes y jefes de Estado, el mandatario francés dijo también que “estamos al pie de un muro en el que se han apilado egoísmos, aprehensiones, resignaciones, cuyos ladrillos son la indiferencia, el desprecio y la impotencia. Pero no es un muro infranqueable, todo depende de nosotros. La esperanza de la humanidad entera descansa sobre nuestros hombros y se debe combinar el imperativo de lo urgente con lo que hagamos en el largo plazo. No es fácil ese equilibrio pero estamos obligados” a conseguirlo, continuó.
Llamó también a forjar pactos de equidad entre el Norte, a una asociación entre la naturaleza y el ser humano. “Las decisiones de estos días durarán varios decenios. Apuntemos lo más alto posible, aquí tenemos que acordar cuál será el futuro del planeta”.
Luego de la apertura y las sesiones de este día con la participación de los mandatarios, la Cumbre sobre Cambio Climático trasladará a los delegados de cada país donde se tratará de dejar alcanzar el primer acuerdo global para que la temperatura del mundo no eleve en más de dos grados centígrados (1.5 grados sería lo ideal) de aquí al 2100 y evitar de ese modo, mayores desastres naturales.
Para el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, si se limita ese crecimiento en la temperatura alcanzar incluso ésta tendrá consecuencias muy graves para la seguridad alimentaria.
Urgió entonces por un acuerdo universal, “importante, robusto” y medible a partir de cuatro criterios:
Signar un compromiso duradero y sostenible; enviar un mensaje claro a los mercados para hacerles entender que pasar de una economía que contamine poco es inevitable y va por el buen camino. En ese mismo sentido advirtió que el margen de maniobra de los estados insulares en desarrollo es aún más reducido y ruegan al mundo a poner un coto al aumento de la temperatura.
Además, ese acuerdo debe ser dinámico y poder adaptarse a los cambios que se irán produciendo en la economía mundial, y no renegociarlos continuamente. Es “posible y deseable” que las numerosas disposiciones diferentes se apliquen sin que sufra la acción colectiva y mantener el equilibrio entre la función motriz de los países desarrollados y las responsabilidades cada vez mayores de las naciones en desarrollo.
En ese mismo sentido, el Acuerdo de París debe encarnar la solidaridad con los pobres y más vulnerables y garantizar tanto la adaptación como la mitigación de los efectos del cambio climático.
Y por último, dijo Ban Ki-moon, lo que se resuelva en París, “debe ser creíble”; la ambición actual por enfrentar el cambio climático “debe ser la base y no el techo”.
Pidió a los países desarrollados mantener su promesa de movilizar cien mil millones de dólares a partir del 2020 para encarar las acciones contra el calentamiento global.
“Este es un momento crucial para el futuro de los países y nuestro hogar común, el planeta. No podemos demorarnos más; el destino de un Acuerdo de París está en manos de todos ustedes (…) no podemos permitirnos ser indecisos o tomar medidas a medias o paulatinas, sino a una auténtica transformación. Los pueblos se están movilizando y salen a las calles masivamente para pedir a voces un cambio”.
