■ Este tipo de administración exhibe incapacidad para la obtención de recursos propios: Soto Esquivel
■ Visión del Gobierno estatal es cortoplacista, no expresa planeación a mediano y largo plazo, dice
Los mil 700 millones de pesos de dinero fresco que mediante la aprobación de un nuevo empréstito quiere obtener el Gobierno del Estado no cubren el déficit que producirá la reducción impuesta a Zacatecas desde el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) para el ejercicio fiscal 2016 y que refiere 2 mil 900 millones de pesos.
Por ello, en caso de que la 61 Legislatura aprobara la reestructuración financiera que propone la Sefin y que involucra también una renegociación de la deuda existente, -7 mil 200 millones de pesos-, vendrán recortes, según las experiencias recientes dentro de la administración pública neoliberal, en obra pública, salud y educación, expuso Roberto Soto Esquivel.
La administración estatal, agregó el docente e investigador en la Unidad Académica en Estudios del Desarrollo de la Universidad Autónoma de Zacatecas, está propuesta como lo que los especialistas denominan “una economía Ponzi”, esto es, “una economía que pide prestado para pagar deuda”, lo que denota incapacidad para la obtención de recursos propios, -que de entre otras fuentes pudieran obtenerse del impuesto a la tenencia vehicular, concretamente en el caso de autos de lujo, puso como un ejemplo-, y desconocimiento para proponer una planeación en la administración pública.
En el contexto de la reducción de los precios internacionales del petróleo y a la espera de que en los Estados Unidos se eleven las tasas de interés así como la probable modificación de la dinámica interna de la economía, donde el Banco de México pudiera optar también por una elevación de estas tasas, contratar deuda repite los escenarios ya conocidos para el país, de 1982, alertó.
El endeudamiento en sí no es un problema, aclaró el académico, sino el destino de los recursos contratados como deuda pública, que no se han dirigido en el caso de Zacatecas, “a generar capacidades productivas”, esto es, “a invertir para generar recursos para la reinversión”, sino para obras decorativas o suntuarias, y aun como se expuso, para pagar empréstitos ya contratados o servicio de la deuda.
“Dado que más de 80 por ciento de los recursos del plan de reestructuración de la Sefin son para renegociar la deuda, hay que decir algo, las renegociaciones a lo largo de la historia de México nunca han funcionado, el mejor ejemplo es 1982, se renegoció la deuda y a partir de entonces debemos cada vez más, de manera exponencial”, explicó.
De esta manera a la reducción de presupuestos desde la Federación derivados de una economía nacional petrolizada y otras deficiencias administrativas en el gasto, el estado se enfrentaría, en caso de que se aprobara el programa de reestructuración financiera propuesto por la Secretaría de Finanzas de Gobierno del Estado (Sefin) a una deuda total por 8 mil 900 millones de pesos a pagarse en 15 años en condiciones de volatilidad.
“El Gobierno del Estado nos dice que se contratará la deuda a una tasa fija más la Tasa de Interés Interbancaria de Equilibrio (TIIE)”, que es una tasa variable que hoy puede ubicarse en 3 por ciento pero mañana en 4. La expectativa según se plantea la dinámica financiera actual es que esta tasa se eleve, dijo.
La visión de la actual administración estatal es cortoplacista, no expresa planeación a mediano y largo plazo. “Tiene una visión electoral en la que lo que operan son las ganancias políticas en búsqueda de conservar la gubernatura, empeñando los recursos propios del estado, las participaciones federales, en el futuro”, puntualizó.