Ciudad de México. El universo musical de Roger Waters se desplegó en el Foro Sol de la Ciudad de México, se contrajo y se volvió a desplegar para el gozo visual y sonoro de unos 58 mil fanáticos que llegaron a la homilía sideral que el ex Pink Floyd ofreció anoche, iniciando con el espectáculo desde El lado oscuro de la Luna, para convertirla en la cara más luminosa y sonora.
El bardo de melena grisácea inmediatamente puso orden al caos colectivo e inició el recorrido de su medio siglo de caminar el surco del rocanrol; ahora, poniéndole imágenes a su probada música en una pantalla envolvente a la que nadie pudo permanecer ajeno.
Mensaje para Donald Trump. Foto Yazmín Ortega
Después de media hora de recital, la sentencia estaba dictada: nadie podía regresar del delicado trance en que Waters había colocado al público; lo mejor es que todos querían prolongar ese gozo. El tiempo por un instante se tornó lineal y no circo; pareció eterno.
Luego las notas de míster Waters y compañía fundieron el paisaje lunar con el agazapado cielo de la Ciudad de México.
Foto Yazmín Ortega
Después pasó al lado más mundano del Dinero, claro, con su carga de crítica a la sociedad de consumo, en las imágenes de una poderosa pantalla, donde las guitarras chillaron indelicadamente; no pudo ser de otra forma.
Bajita la mano, se estaba echando todo el Dark Side of the Moon. La rola que siguió fue Us and Them, con iguales resultados embrujantes/subyugantes, a los que todos se arrojaron de innumerables formas, y en la que Waters hizo una reivindicación a Palestina, con el colofón: Bienvenido amigo
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Protesta abierta durante el concierto de Roger Waters