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viernes, 29 marzo, 2024
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Coyunturas, gallina y mole

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Por: RENÉ LARA RAMOS •

Por fortuna y contra toda esperanza, en México, cada vez más voces convocan a cambiar. Los matices varían, no la exigencia fundamental: cambiar y de raíz, no en apariencia, pues. Las particularidades o lo general, pero cambiar e iniciar, ahora. Radical tiene sentido de fondo, sumado a la perentoriedad, no es inmediatez, sino largo alcance según la novedad a pretender construir, con inclusión e incorporación de otros, los más y lejos de la sola prédica cobrará significatividad el trabajo a desarrollar y el ya desarrollado, por cambiar. Los objetos a cambiar fueron investidos por obra humana, con distintas características institucionales que dificultan enfrentar un autoritarismo, con fachada de democracia, mediante el cual fueron impuestos al nivel nacional. A pesar de las quejas, hoy con sustento fáctico, se guardó la apariencia formal de democracia, si a eso se reduce la característica del ser revolucionario y a la vez institucional, marca de la mayoría priísta en la H. Cámara de Diputados, más sus aliados menores o los eventuales. ¿Cómo obtuvieron el voto de los mexicanos para estar ahí, como cheque en blanco, según lo requiera la actual voluntad presidencial? ¿Y qué es la voluntad presidencial, de qué está hecha? La respuesta usual, apunta a una entelequia llamada Pacto por México, en cualquiera de sus modalidades. Cuyo sentido empresarial, como no puede ser de otra manera, es el afianzamiento neoliberal de México, en todas sus instancias económicas, políticas y culturales, estatales y no. La privatización de lo público es su panacea y el remedio a todos los males que aquejan a la gran mayoría de los mexicanos, lo dejan al mercado, a los negocios.

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En tanto cada uno sea dueño de sí, de su sí mismo, porta una soberanía a desplegar, si fuera un mar, entre semejantes tiburones. Mas como sociedad, lo hace entre instancias y normas, cuya dinámica y regulación ocurre mediante leyes que acotan, sobre todo, la generación y apropiación del excedente de trabajo generado por quienes tienen la dicha de ser explotados para sobrevivir y todo esto se hace por y dentro del Estado, en este caso, presidido por Peña Nieto, gracias a los votos contados y declarados mayoritarios en la elección anterior, sin importar la forma mercantil en que hubieran sido obtenidos. Este tipo de circunstancias, su operación y resultados, deben cambiar. Si hasta políticamente, desde ahora, ya se actúa para ganar la elección, por aclamación y cambiar, sin cambiar, porque para entonces ya no habrá nada por privatizar, ni el voto, por estar cooptado de antemano y de forma casi tan natural como se quiere ver a la crisis, cuyo ciclo no cede.

Para entonces, con seguridad, las petroleras extranjeras y toda inversión privada, habrán generado tanto desastre y bienestar que el agradecimiento de los mexicanos será dejarles el voto en las urnas para que sigan explotando a ellos y a lo que quede de riqueza en el desolado territorio nacional. Sin bienestar, sino mal estar generalizado, ¿en qué habrán consistido las reformas? En eso, liberar al país de sus recursos y consolidar la precariedad como una forma de vida, tan sana, limpia y libre, al haber eliminado de la mente, a golpes de spot, la política y la ideología, como campos de dudas, lucha o debate, y alejados de toda influencia ciudadana, siempre queda un recurso, encender la televisión para ver el mundial. Las despensas, como diría la fábula,  dormidos o despiertos, seguirán ahí y basta ver las fotos de sus beneficiarios, para conocer lo que sigue en esta circularidad, sin espirar. Sobre esa base, ¿será eso desarrollo? Un hecho recurrente, la estacionalidad política resuelve las cosas para permanecer otro período, cuestión de aritmética y buenos arreglos como al parecer ya lo hacen, ¿todos? Sin mayor perspectiva a la vista y el petróleo a remate, ¿para qué espantar o alborotar a la gallina institucional instituida de los huevos de oro? Ni caso tiene hacerla mole.

Aunque sí tiene caso preguntar, como lo hace Alfonso Quarón a Peña Nieto, van 2 de 10: 8.- Si Pemex aportó durante 70 años más de la mitad del presupuesto federal (con el que se construyó la infraestructura nacional, se sostuvo la educación y los servicios de salud gratuitos), ahora que el aporte del petróleo no irá directamente de Pemex a las arcas, ¿cómo se cubrirá dicho presupuesto? 9.- ¿Cómo asegurar que las utilidades no se canalicen a la expansión de la burocracia sino que lleguen al propietario original de esos recursos, que es el pueblo mexicano?

Mientras, las clases continúan en la UAZ, con todo y la lucha sindical de la que emanará el nuevo secretario general del Spauaz, mediante el voto del personal académico. 5 son los candidatos y planillas en campaña durante las 2 semanas indicadas para ello, el 14 de mayo será la elección.  ■

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