■ Es un planteamiento para responder a los problemas de la comunidad mundial: director
■ El texto aborda la construcción de una sociedad justa, pacífica y sostenible: Mendoza
La Benemérita Escuela Normal Manuel Ávila Camacho suscribió la Carta de la Tierra, iniciativa internacional cuyo objetivo es promover un marco ético de valores y principios para el desarrollo sostenible, además de construir una sociedad global justa y pacífica en el siglo 21.
Ramiro Torres Bañuelos, director de esa institución, expuso que la Carta de la Tierra es una declaración de principios fundamentales para la construcción de una nueva comunidad, con la misión de establecer una base ética para la conformación de una sociedad que promueva la esperanza entre todos, basada en el respeto hacia la naturaleza, los derechos universales, la justicia económica y la cultura de la paz.
“La injusticia, la ignorancia y la pobreza se manifiestan con violencia, causan sufrimientos e inseguridad. Así, los retos ambientales, económicos, políticos, sociales y espirituales, están íntimamente interrelacionados”, indicó.
En ese sentido, preocupados porque exista un mejor futuro común, en el que la protección ambiental y el desarrollo sustentable de los pueblos pueda darse bajo principios éticos y garantice una convivencia armónica, señaló que “la Carta de la Tierra presenta un planteamiento holístico para responder a los problemas interconectados a los que se enfrenta la comunidad mundial”.
Suscribir ese documento, dijo Torres Bañuelos, implica promover el respeto y la responsabilidad para con los seres vivos, así como la justicia social y económica, la integridad ecológica, la democracia, la no violencia y la paz.
Por su parte, Sandra Mendoza Barrera, representante estatal de la Red Mexicana de la Carta de la Tierra, manifestó que en el contexto económico, social y ambiental que enfrenta la humanidad en la actualidad, ese documento “es un instrumento para la construcción de una sociedad justa, pacífica y sostenible”.
Según expuso, la Carta de la Tierra aclara la relación entre los derechos universales y las responsabilidades humanas universales, puesto que “somos una sola comunidad terrestre con un destino común”.
La definición de paz en dicho documento, indicó, contempla relaciones correctas consigo mismo, con otras personas, otras culturas y el resto de los seres vivos, de manera que influye en las políticas de la Unesco para la educación y el desarrollo sostenible.
“La Carta de la Tierra es un instrumento de enseñanza y sus principios están de conformidad con la Unesco y la Carta de Belgrado. Puede ayudar a mejorar la calidad de la educación, a servir de medio para integrar la ética en los planes educativos”, agregó Mendoza Barrera.
También comentó que la difusión de la Carta de la Tierra en la Benmac se ha realizado desde abril pasado, tiempo durante el cual los profesores han cursado talleres para empatar los principios de la Normal y los valores que promueve el documento.
