China, Indonesia, Tailandia y Marruecos son algunos de los países donde la corrupción se castiga con pena de muerte, en otros países las condenas son altísimas, algunos incluso llegan a la cadena perpetua. Evidentemente esa no es la solución en contra de la corrupción, sin embargo, deberíamos de entender algo que esos países tienen clarísimo: Ninguna sociedad florece en medio de la corrupción, incluso los más grandes y poderosos imperios han colapsado a causa de ella.
Insisto, la pena de muerte o la cadena perpetua no son el camino, pero debemos entender que la corrupción nos arruina la vida a todos, incluso a los corruptos. ¡Siiii! También los corruptos sufren a causa de la corrupción.
Un gobierno corrupto es un lastre, un freno permanente al desarrollo de las sociedades.
La calidad de vida y el Estado de bienestar son “conceptos” que solamente se pueden lograr con honestidad. ¡No se aburran!, les juro que esto es interesante, incluso lo explicaré con ejemplos:
El funcionario que cobra un moche por una carretera mal realizada ¿Por donde circula? ¡Exacto! Por los mismos baches que causó ¿y su familia? También esquivando baches.
Ni modo que el funcionario corrupto y toda su familia se vaya a circular por las carreteras de alta velocidad de Alemania, obviamente es víctima de su propia corrupción y nos arrastra a todos.
Les voy a dar otro ejemplo: Los Domingos en la noche y los lunes en la mañana mi teléfono se llena de mensajes y llamadas de personas que quieren mi ayuda para salir del alcoholímetro, básicamente quieren que “mueva mis influencias” para que no les cobren multa, para que les cobren una más barata o para que los dejen ir.
Obviamente a todos nos da lástima que la gente pague una multa tan alta o que le retengan su vehículo, pero evito cualquier tentación, pensando en que algún día mi familia se puede encontrar con ese conductor ebrio en la carretera y no son de hule, obviamente sería un encuentro mortal.
Insisto, si alimentamos la corrupción, tarde o temprano todos nos convertimos en victimas de esa corrupción.
Y con muchísimo respeto, la iniciativa privada tampoco es una solución “alternativa” para combatir o atenuar la corrupción en el servicio público, las empresarias y empresarios generan riqueza y pueden ofrecer bienes y servicios, pero su principal objetivo es el lucro personal y como consecuencia generan empleo y calidad de vida para quienes pueden pagarla, no digo que sea malo, al contrario, la iniciativa privada es muy importante, pero la única manera de construir grandes sistemas, obras o instituciones que nos beneficien a todos, es a través del Estado.
Retomo lo que había comentado al principio, la única manera de construir calidad de vida y estado de bienestar es mediante procesos de honestidad y la única manera de construir esa honestidad es con sanciones razonables y efectivas a quienes caigan en la trampa de la corrupción y concientizando a las personas del daño que les genera la corrupción, incluso a los corruptos.
Si queremos tener un sistema de salud digno, un sistema de transporte digno, calles y carreteras en buen estado, una administración de justicia efectivo, un sistema educativo de primera y una economía sólida, que nos beneficien a todos, que nos den calidad de vida, que nos permitan vivir en una sociedad armoniosa, necesitamos construir una cultura de honestidad en el servicio público.
Que los funcionarios entendamos que la honestidad nos beneficia a todos, que la corrupción nos afecta a todos, que aquí nos vamos a quedar y que la corrupción, la inseguridad, la falta de servicios públicos y el desorden que nosotros generemos, tarde o temprano lo vamos a padecer nosotros y nuestras familias.
Tenemos que declararle la guerra a la maldita corrupción, es un lastre que detiene nuestro desarrollo y tenemos que hacerlo nosotros desde donde estemos, debemos dejar de pensar en la mordida, en el moche, en el diezmo o en las facturas falsas como alternativas, ese camino nos afecta a todos.