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domingo, 6 julio, 2025
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Territorio de sombras…

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Por: ÁLVARO LUIS LÓPEZ LIMÓN* •

La Gualdra 674 /  Opinión

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Habitamos o somos habitados por la hidra capitalista. Apuntamos a desvelar la incógnita de un sistema social que desde su origen instituyó la apropiación de todo, la devastación y explotación de la naturaleza, la destrucción de las formas de vida, incluida la vida humana. Cuantificando, etiquetando y clausurando el acceso a bosques y tierras comunes, en el pasado y en el presente, sigue esclavizando y asesinando a millones de seres humanos. Apropiándose de nuestros saberes y alienando nuestros cuerpos, ha convertido el trabajo en el instrumento que nos esclaviza, los afectos y las emociones –ahora instrumentos del consumo–, devinieron en trabajo impago. Lo natural se hizo artificial, el territorio se convirtió en fuerza productiva, en capital; la tierra y nuestras vidas, en sitios de expropiación y la vida en un vertedero de desechos tóxicos.

Habitamos en escenarios de renovada disputa e incesante mutación. Tres actos exhiben parte del desamparo. Primer acto, conflictos territoriales que no frenan: Azerbaiyán y Armenia por Nagorno-Karabaj, en la región etíope de Tigray, en Afganistán, Libia, Siria, Yemen, Ucrania, conflicto Árabe-Israelí, y ahora mismo, ante la reedición por el derecho a la autodeterminación, estamos frente al conflicto israelí-palestino. Segundo acto, hemos aprendido a registrar acontecimientos, cartografiar relaciones y experiencias, permanecer al acecho. Sabemos vivir con el pasaporte en la mano, y sin embargo, hemos olvidado la historia nómada de nuestros antepasados que –como una estética de la memoria– nos recuerdan que no habitamos los territorios, los generamos con nuestra presencia. Habitamos un presente que se forja a partir de lo que no tiene sentido, de lo que saca al territorio de su lugar, no para reforzarlo, lo desterritorializa, tampoco para reafirmar el lugar de lo conocido, lo reterritorializa, sí, pero no como refuerzo de lo propio o creación de lo nuevo. Al huir, hemos experimentado el saber del abandono, el movimiento que provocan las energías que desestabilizan el mundo para desnaturalizarlo, para favorecer la desfamiliarización con las formas de ser y saber previamente implantadas. Tercer acto, en nuestro entorno las violencias cabalgan sobre las costillas de otras violencias y, aunque el temor y el odio afloran, perecen inevitablemente en el olvido. El día de hoy, a pesar de que la gente sigue huyendo de sus hogares –para no ahogarse en su propia sangre–, se amontonan muertos y más muertos, muertes terribles, infortunadas, ruines e inauditas; hay algunos muertos que se nos muestran y otros que se nos ocultan; al parecer, no nos cansamos de tantos muertos. El mundo sigue cargando obsesivamente el hedor de sus cadáveres; en este mundo, como lo ratificaba uno de los héroes de la épica griega, Áyax Telamón: [en este mundo], no compartimos la vida sino las tumbas

Al habitar en un territorio de sombras, somos testigos del mundo, tomemos o no conciencia del compromiso que significa la vida, del olvido del ser o de una potencial apertura a los misterios del tiempo y la existencia.

 

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