La educación no cambia el mundo:
cambia a las personas que van a cambiar
el mundo
Paulo Freire
Sin lugar a dudas, nuestro sistema educativo se encuentra necesitado, ¿de quién y de qué?, tal vez al final de la lectura del presente documento, el propio lector dé respuesta a esta interrogante. Lamentablemente seguimos con el mismo vicio -el de dejar que el Estado sea rector de la educación-. Entonces, no se encuentra necesitado del Estado, debemos ver a la educación como un proceso de reciprocidad social, no tanto gubernamental, esto significa que, si la educación no cambia sus estrategias, sus usos, costumbres y hasta sus vicios, no creceremos como sociedad, sino solo se fortalecerían las instituciones y, por supuesto, un grupo muy reducido de sujetos-directivos, empresarios, académicos, intelectuales, entre otros-.
Cierto es que, en cada cambio de gobierno, existen también cambios de los titulares de las diferencias dependencias gubernamentales, sí, pero qué criterios se consideran para la asignación de los “responsables”. Para el caso particular, se abordará el análisis de la designación del Secretario de Educación Pública (SEP) para el sexenio 2024-2030; por lo general se esperaría que la decisión hubiese sido tomada con la visión de desencadenar toda una serie de acciones que lleven la intención de fortalecer al sistema educativo y, cuya finalidad sea la de promover la preparación y formación de los futuros ciudadanos de una sociedad -creo que esto no sucederá-.
En casi todos los casos de designación de secretarios de estado, más que obedecer a políticas institucionales, se obedece a decisiones partidistas como forma de pago de favores políticos. Este es el caso del nuevo secretario de educación. En discurso, el nuevo titular de la SEP, por instrucción de la Presidenta de la República, deberá cumplir la promesa de no abandonar el cargo antes de alcanzar resultados, ¿cuáles son estos?, a decir de la titular del ejecutivo federal son el combatir el abandono escolar, escuelas dignas y evaluación; por supuesto que esos son retos de cortísimo alcance, existen otros aspectos que deben ser considerados y que no salen a colación, mencionaré solo uno, mismo que puede ser el más importante dentro del sistema educativo: la formación y actualización de los docentes.
Sin lugar a dudas, el actual secretario de educación, cuenta con un perfil más político que académico, flaca inversión la que se le está haciendo al sector educativo. Si bien es cierto, la actual presidenta de la república ha asignado en varias secretarías a titulares que, por lo menos en cuanto a su formación académica, cuentan con el perfil adecuado, en cambio, el actual secretario de educación tiene como formación académica la de economista; creo que, con ese perfil, promoverá cambios poco significativos al sector educativo.
Lo que habrá que reconocerle al actual titular de la SEP, es el éxito que como dirigente partidista tuvo y, de cómo llevó al triunfo a varios candidatos de elección popular, cabe aclarar que éste, fue secretario de educación en lo que antes era el Distrito Federal, hoy, Ciudad de México, su paso por dicha secretaría no fue sobresaliente. Esto confirma que es más un buen operador político y un no tan buen especialista en educación; ante la vista y análisis de especialistas en educación, al titular se le considera con pocas habilidades para desempeñarse de manera adecuada en su cargo educativo, situación que es considerada como crítica dados los retos a enfrentar en una dependencia como la SEP.
Es urgente pues, que el actual titular de la SEP implemente una verdadera política educativa toda vez que el país atraviesa por una crisis en materia de educación, situación que amerita el generar alternativas de abordaje de las diferentes problemáticas educativas. Y, la demanda de que permanezca en el cargo por lo menos en el sexenio actual, obedece a que, en el sexenio anterior, deambularon por la SEP tres secretarios de educación, esto da una lectura clara que la dependencia sirvió más como trampolín político y, no se cumplió con la función sustancial propia.
Actualmente México tiene los niveles más bajos en matrícula escolar y los peores resultados en aprendizajes, ello implica modificar casi radicalmente las estrategias educativas, se trabaja en las consecuencias, pero se dejan de lado las causas, ello implica caer en círculos viciosos y dejar de lado los círculos virtuosos. Mucho se le apostó al programa de “Escuelas de tiempo completo”, sin embargo, por la corrupción, la falta de sistematicidad y evaluación, el programa fracasó, ello orilló a que se retirara. Ante esto, existen dos grandes retos, mismos que difícilmente los asumirá el nuevo secretario de educación: 1) evaluación formal, seria y metodológicamente bien estructurada de los programas que hoy día se han institucionalizado y, 2) la implementación de programas impactantes de formación, actualización y profesionalización de docentes.
El actual secretario de educación-mismo que a la fecha ha tenido un desempeño un tanto opaco-, centra su atención en la asignación de becas a estudiantes y mejora de la infraestructura educativa, esto puede ser parte de la solución, sin embargo, hay aspectos que no se atacan con ello; me refiero a la economía familiar, la lejanía de un centro educativo y, la falta de interés, entre otros.
En sí, por el discurso tanto gubernamental como institucional, el sistema educativo no es promisorio, si bien es cierto, hay claridad en cuanto a lo que se pretende, no la hay en cuanto a las estrategias a seguir para cumplir con ese gran compromiso llamado educativo.