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jueves, 10 abril, 2025
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Los prófugos de la verdad y/o la dictadura perfecta del poder judicial

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Por: BENJAMÍN MOCTEZUMA LONGORIA •

No tengo duda de que, en las protestas contra la reforma al Poder Judicial, al grueso de encumbrados juzgadores (jueces, magistrados y ministros) los mueve una vocación corrupta, deshonesta, ausencia de profesionalismo, ética, la prostitución de su función pública y los privilegios que incluyen el sentirse, creerse y comportarse, ellos(as) y sus familias, como clase social especial. 

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En una porción menor de esos protestantes, existe una concepción falsa de la realidad. La negativa a aceptar que la realidad es independiente de su voluntad y de su conciencia y que esa realidad impone la supremacía de la sociedad sobre las leyes. Para ellos, el Derecho es una “ciencia”. Falso. Las normas de la convivencia social solo son expresiones de las históricas relaciones humanas. Ni las explican, sustituyen, ni las transforman. Sea por interés o por ignorancia, en ambos casos, estamos ante la presencia de prófugos de la verdad.

De ahí deriva su falsa lógica de que los juzgadores tienen facultades para suspender la aplicación de postulados constitucionales, eliminar del Diario Oficial de la Federación la publicación de reformas a la Carta Magna, revisar y decidir por encima del Constituyente Permanente, al que a veces menosprecian y tildan de ignorante e incapaz de interpretar la soberanía nacional y decidir su propio destino. Creen que trazar las normas de nuestra convivencia social es facultad mística de abogados. En esa visión enajenada se creen y se comportan como “iluminados”. La realidad nos muestra que les falta la iluminación para entender que la sociedad crea las leyes y las instituciones para garantizar su convivencia y no a la inversa.

Los protestantes corruptos actúan con hipocresía y alevosía, en parte reforzada y educados por el ejercicio de una práctica “profesional” cargada de complicidades, impunidad y sin escrúpulos morales propia de la convivencia con delincuentes de todo tipo y sus defensores, donde la justicia es una mercancía al mejor postor. Hay ejemplos muy groseros, aunque encubiertos y justificados con alegatos leguleyos. 

La práctica “profesional” leguleya, no duda en defender a culpables contra inocentes o contra obligaciones, siempre que se les pague por sus “servicios”, eso es práctica común del dominio público y tradición mercantil. ¿Qué ética, qué profesionalismo, o qué moral puede tener un juzgador o un abogado que por dinero protegen a peligrosos narcotraficantes, políticos corruptos o evasores fiscales?

La reforma democrática al Poder Judicial es ya norma vigente. Es un duro golpe a traficantes de influencias, corruptos y corruptores, a delincuentes del crimen organizado y de cuello blanco. La elección popular de jueces, magistrados y ministros rompe la cadena de corrupción, complicidades, nepotismo, opacidad e impunidad. Es un serio esfuerzo por regenerar el Estado de Derecho.

Protestantes cínicos o enajenados esparcen una narrativa de desinformación, manipulación, distorsión, burla y mentira. Alegan que la reforma obedece a “un capricho”, “una venganza” o una “obsesión” de Andrés Manuel López Obrador, quien ya ni siquiera gobierna.  Hablan de un gobierno autoritario y hasta de una dictadura. 

Y refuerzan, con lo que consideran una advertencia “profética”: la economía del país se verá arrastrada por el retiro de capitales extranjeros y la ausencia de nuevas inversiones foráneas. Como consecuencia de ello, la economía dejaría de crecer, entraría en crisis, en desempleo, inflación, devaluación del peso y todo lo que de ello se deriva. Pura mentira.

En su huida de la verdad, porque les es desfavorable, estos prófugos prefieren inventar que se ha asestado un duro golpe a la división de poderes, que el Poder Judicial pierde independencia, que ya no hay contrapeso institucional y que el Estado de Derecho ha sido sustituido por el autoritarismo y la dictadura, donde la libertad y la democracia han dejado de existir y su lugar es ocupado por el pensamiento único. 

Para una persona mentalmente equilibrada, esa narrativa resulta muy difícil de creerse. Pese a ello, los monopolios de la comunicación dan rienda suelta a ese discurso desde el momento en que el Poder Judicial ha estado a su servicio. Ahora se ha convertido en la defensa de sus propios intereses. Igual sucede con grandes empresas extranjeras como OHL, Iberdrola, Odebrecht, la minera Vulcan Materials Company y su filial mexicana Calizas Industriales del Carmen Calica: Sucede lo mismo con empresas nacionales, como Televisa y Tv Azteca, ambas con problemas judiciales muy graves.

La reforma al Poder Judicial ha permitido mostrar al mundo que la llamada “dictadura perfecta” a la que se refirió Mario Vargas Llosa ya sufría metamorfosis; el corporativismo, el nacionalismo revolucionario y otras expresiones económicas, ideológicas y políticas eran un estorbo a la entrada del neoliberalismo en México. Hoy estamos viendo que el triunfo de la 4T arrinconó al conservadurismo y al fallido intento de convertir al Poder Judicial en el epicentro de una dictadura.

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