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jueves, 28 marzo, 2024
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La protección del patrimonio cultural en tiempos de COVID-19 [Segunda parte]

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Por: MIRIAM JAZMÍN PINEDA BRAVO •

La Gualdra 453 / Arqueología e Historia / Ollin: Memoria en Movimiento

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Lo primordial es la salud

Hasta alcanzar el desarrollo de vacunas o medicamentos que sean eficaces al 100% para combatir la enfermedad COVID-19 causada por el virus SARS-CoV2, las medidas más eficaces para su mitigación siguen siendo las establecidas por la Secretaría de Salud: la sana distancia, higiene, uso de cubrebocas, caretas y/o googles, así como el aislamiento en caso de presentar síntomas de infección. Estas medidas son igualmente aplicables y efectivas para nuestro patrimonio cultural, para los usuarios y la prevención de contaminantes en los bienes culturales.

En esta entrega se pretende orientar a la población en general en cuanto a la protección de nuestro patrimonio cultural, mediante la sugerencia de acciones preventivas basadas en acciones indirectas que nos permitirán disminuir las fuentes de riesgos y contagios de esta enfermedad.

Una de las medidas más importantes que debemos tener en cuenta para la protección de nuestros bienes culturales -independientemente de la situación por la que atraviesa nuestro país- son las acciones permanentes de conservación; el mantenimiento de nuestros inmuebles históricos debe seguir haciéndose periódicamente aun cuando este permanezca cerrado al público.

Revisar y valorar el crecimiento de la vegetación, revisar el estado de las cubiertas y bajadas de aguas pluviales, así como revisar con regularidad las instalaciones eléctricas, tuberías, calefacción y alarmas, para prevenir y evitar cualquier tipo de siniestro que se pudiera ocasionar por la falta de mantenimiento.

Como ya se expuso anteriormente, si el edificio ha estado cerrado durante esta fase de confinamiento es un espacio seguro, ya que el virus tiene una supervivencia máxima de 5 días en la superficie por lo que se recomienda no desinfectar, “sanitizar”, limpiar o fumigar, ya que los productos que se utilizan dañan los materiales antiguos; tampoco se debe rociar ningún tipo de sustancias en imágenes, esculturas o retablos; los bienes culturales no se infectan al menos que un portador del virus los manipule o se acerque sin protección, por eso es que se debe evitar besar y tocar dichos objetos: en el caso de elementos religiosos de gran devoción, únicamente pueden contemplarse.

Es recomendable ventilar con regularidad los espacios cerrados y no utilizar objetos que pudieran ser transmisores del Covid-19, como por ejemplo la pila de agua bendita; se deben retirar del espacio público aquellos objetos que supongan un riesgo de transmisión como son los elementos de divulgación, revistas, hojas informativas, estampitas, folletos, etc.

Hay que simplificar los espacios retirando mesas innecesarias, jarrones y manteles; si se trata de un recinto religioso quitar  andas de procesiones, veladoras, adornos de plástico, cestillos, libros de rezo, etc. Debemos cerrar con barreras aquellos espacios y accesos a escaleras, cuartos y capillas que no sean indispensables en esta fase de reincorporación a la nueva normalidad.

Debe, en su caso, evitarse el uso de objetos patrimoniales para llevar a cabo actividades como ceremonias religiosas, ya que es necesaria la limpieza y desinfección de los objetos cada vez que se utilicen; no hacer uso de alfombras, y evitar la manipulación de estos objetos por diferentes personas; en caso de ser necesaria su utilización, se recomienda llevar a cabo la limpieza de manos antes y después y utilizar siempre su equipo de protección personal (guantes, cubrebocas y googles).

Hay que tener presente que todas las acciones de contención del virus que se han ejecutado hasta la fecha han reducido la carga viral en los objetos ya que las personas son más conscientes de que no es recomendable tocar superficies; aun así las áreas que pudieran estar contaminadas son aquellas que están al alcance de los gotículas producidas al hablar o toser sin protección; si un objeto se encuentra elevado es difícil que esté contaminado o que alguien pueda tocarlo: no es necesario esparcir desinfectantes a más de dos metros de altura.

Los pedestales o bases de esculturas son igual de importantes que la obra que sostienen, de ahí que se recomiende realizar un perímetro de seguridad razonable; se debe evitar tocar la base con algún producto desinfectante, en el caso de los recintos religiosos los altares deben estar delimitados para que las personas eviten recargarse en ellos o colocar objetos como veladoras, flores, monedas etc. En el caso de tratarse de una actividad periódica e impostergable se recomienda colocar una zona de recepción de estos objetos de manera que puedan tener un periodo de cuarentena antes de que sean manipulados por el personal.

En nuestra siguiente y última entrega hablaremos de los productos y las formas de aplicación que son viables de utilizar para la limpieza, desinfección y la eliminación del virus, con el fin de evitar así los daños sobre los materiales con los que están compuestos los diferentes objetos y superficies que conforman los bienes muebles e inmuebles históricos de nuestro Estado.

 

 

* Responsable del área de conservación y restauración del Centro INAH Zacatecas. Las fotos incluidas en este artículo pertenecen al Área de Conservación y Restauración del Centro INAH Zacatecas.

 

 

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra_453

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