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jueves, 28 marzo, 2024
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La desconocida conquista de España de los árabes de 710 a 1498

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Por: Óscar Alzaga •

En efecto, en Latinoamérica desconocemos esa etapa de la historia universal de casi 8 siglos y, por otro lado, aún predomina en nuestros países la versión de los conquistadores de América, de la colonia de España en 3 siglos. Desconocer el pasado oculta o limita la realidad actual. La explica al modo de los vencedores y no de los vencidos, ni menos objetivamente, deja el campo abierto a otras interpretaciones sean falsas o parciales, mal o bien intencionadas, que dejan ver la tremenda actualidad del pasado y que el debate de la historia sigue vivo: político e ideológicamente. No es cosa del pasado, sino de cómo y por qué llagamos a la realidad actual.

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Sabemos que la historia es a la sociedad, lo que la memoria a una persona: su pasado, origen y desarrollo de la situación actual. La historia nos hace ver que el pasado no está muerto: es un debate abierto, como lo es el “descubrimiento” de América, la que ya existía muchos siglos antes de 1492; como fue juzgar la religiones, culturas, usos y costumbres con prejuicios y racismo de conquistador, tildando de idólatras a los indígenas y obligando con fuego a creer que la única religión válida era la católica, ni siquiera la cristiana; o afirmando que venían a traer la civilización y cultura de Europa, encubriendo el racial supremacismo, tan marcado en España con la “limpieza de sangre” de los reyes católicos, para expulsar judíos y árabes.

Muchas personas se llegaron acostumbrar a tales ideas y hasta les pareció normal la superioridad de la raza blanca. El cine mexicano lo repite hasta la saciedad y en Televisa, ni hablar. No solo en la colonia se impuso, siguió en el siglo XIX y peor en la dictadura de Díaz. En las clases dominantes y la derecha del campo y la ciudad sigue vivo el racismo, como en España siguen vivos la monarquía y el franquismo en la mitad de la población. Juan J. Arreola resume esa contradicción histórica en Jalisco: “Antes las tierras eran de los naturales, ahora son de la gente de razón”.

Después del año 600, Mahoma funda la religión musulmana y unifica a los pueblos y tribus árabes, para el 700 ya dominan el Medio Oriente y el norte de África. En 710 emprenden la conquista de España que la encuentran dividida, lo que fomenta Tarif con apenas 44 árabes y miles de bereberes y etíopes en sus tropas, a las que suman judíos y españoles contra del Rey Rodrigo. Para que no haya dudas y retorno, Tarif hunde las naves árabes en las costas de España.

La batalla decisiva de la conquista sería en el Río Barbete, donde con un ejército de 56 mil soldados España es derrotada, por el ejército de los árabes y aliados de apenas 7 mil valientes. Para 713 la península estaba dominada y los árabes llegan hasta el sur de Francia.

La cultura árabe era más avanzada que la española y la europea, que entonces viven el medioevo, los árabes conservan los libros clásicos griegos de todas las disciplinas y llevan a España la escuela de traductores del griego, árabe, latín y español en Toledo. Lo mismo que las ciencias médicas, matemáticas, física y astronomía árabes.

Siendo imperialistas los árabes y España su colonia, no obstante, ellos fueron tolerantes con la religión y cultura española, las respetaron y hasta hoy se ven templos católicos, judíos y musulmanes juntos en Toledo y otras ciudades. Resulta obvio que las hazañas de los árabes, los españoles las repiten en América y recrean, pero aquí España las atribuye a la grandeza de Cortés, al imperio y el Renacimiento. Niegan la escuela imperialista árabe de la que tanto aprendieron. Al respecto, existe una amplia bibliografía sobre la conquista árabe de España.

En cambio, el racismo, la intolerancia y su visión dogmática y religiosa las impusieron con las armas en América, arrasando con todo aquello que no se sometiera a su dogma e imperio. Incluso pretendieron borrar el pasado indígena, su historia, liquidando su obra, y pretendiendo que la cuenta del tiempo iniciara a partir de la llegada de la conquista, así llamaron a América el Nuevo Mundo y a México la Nueva España.

Entre los principales conquistadores militares y religiosos españoles hubo extremos, como los peores asesinos de pueblos indígenas a los que arrasaban hasta el exterminio, como Pedro de Alvarado y Nuño Beltrán de Guzmán. Frente a Bartolomé de las Casas, Tata Vasco y Bernandino de Sahagún auténticos renacentistas. Las ciudades que se salvaron de la destrucción completa, como Tenochtitlan, se debió a que fueron abandonadas, como Teotihuacan, antes de la conquista y la naturaleza las cubrió, protegiéndolas de los conquistadores, aquí sí tanto de religiosos como militares, juntos arrasaron los templos y las ciudades indígenas, idólatras, según ellos.

Este trato irracional europeo en sus colonias de América, fue similar en Medio oriente, Asia y África, en esos siglos, hoy se considera que el mayor crimen europeo ocurrió en África, como fue en el Congo con el Rey Leopoldo, que calculan en más de 10 millones los muertos en el siglo XIX. Todo bien analizado por Joseph Conrad en su novela “El corazón de las tinieblas”, donde en 1902 dice al respecto:

“No eran colonizadores: su administración equivalía a una pura opresión y nada más. Eran conquistadores, y eso lo único que requiere es de la fuerza bruta, nada de lo que pueda vanagloriarse uno cuando se posee, ya que la fuerza no es sino una casualidad nacida de la debilidad de otros.”

Esta reflexión es aplicable a todo el colonialismo europeo, que aún descubre su fuerza y valentía en la debilidad de los otros pueblos.

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