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viernes, 29 marzo, 2024
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De Tortillas, Acaparadores y mexicanidad

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Por: JOSÉ NARRO CÉSPEDES •

En México no hay alimento más importante que la tortilla, alimento milenario que lleva más de tres mil años de existencia —desde que empezó a sembrarse maíz en Mesoamérica, entre el 2000 y el 1000 a. C.— ha trascendido en el tiempo, porque pese a que los ingredientes para hacer tortillas son los mismos desde hace cerca de tres mil años –maíz, cal y agua–, hay tantas calidades de tortillas como maneras de hacerlas, sobre todo si son hechas a mano, con la ayuda de un tortillero individual, o por maquinarias.

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Es sorprendente que en México se consumen aproximadamente 300 millones de tortillas diariamente, y que éstas son producidas por tan solo unas cuantas empresas acaparadoras construidas en un oligopolio encargado de especular con el hambre en México.

De acuerdo con las estimaciones del CONEVAL, en el medio urbano el consumo anual per cápita de tortilla es de 56.7 kilogramos y en el medio rural es de 79.5 kg.

El 98.6% de los mexicanos consume tortillas en su dieta diaria; el 55.0% de la población emplea la tortilla por gusto y como proceso complementario a su comida diaria; el 68.0% de la población come los 7 días de la semana tortilla; el 52.9% come al menos una tortilla al día; el 38.0% consume 2 tortillas diarias y el restante come 3 tortillas; el 93.4% consume tortillas en establecimientos cercanos y a granel; y la mayoría de la población compra entre 1 y 2kgs de tortillas cuando acude a su tortillería local.

El mercado se ha apropiado de la historia, la cultura y el comer de los mexicanos, En la segunda semana de abril, la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) dijo que el precio promedio nacional fue de 16.50 pesos por kilo y para la tercera semana del mismo mes, subió a 17.0 pesos en tortillerías.

El acaparamiento de maíz provoca que a nivel nacional la tortilla alcance hasta 28 pesos el kilogramo en el norte del país, lo que significa que, si una familia consume entre 1 y 2 kilos diariamente, el costo puede ser de hasta 60 pesos diarios, es decir, poco menos de la mitad de un salario de 141.7 pesos.

La verdad es que no existe escasez de maíz en México, el aumento se debe a que existen grandes empresas harineras que acaparan el maíz año con año, acción que provoca poca competencia en el mercado y esto permite que suba el precio de la tonelada de esta semilla.

El aumento a este valioso alimento es inmoral, no puede un conjunto de manos medrar con la necesidad del pueblo mexicano, tenemos que impulsar la regulación del precio de la tortilla e impulsar acuerdos con los productores de tortilla para que no se afecte la economía de las familias. Pues es un hecho que los más pobres son los que pagan el costo del aumento, pues está comprobado que, a menos ingreso, mayor consumo de tortilla.

No olvidemos que la defensa del maíz ha generado grandes movilizaciones sociales, recordemos “Sin Maíz No Hay País” y “El Campo No Aguanta Más”. Aunado a esto, el Senado de la República votó, el 24 de marzo del 2020, una ley de defensa del maíz nativo.

No es casualidad, la construcción incesante de una forma de ser y estar en el mundo, una búsqueda de identidad, la tortilla es nuestro más rotundo emblema. Porque luego de las relaciones eruditas del Popol Vuh o del Chilam Balam, la tortilla cotidiana, es decir, la tortilla mundana, la que ponemos entre las manos para la alimentación diaria, es la que refleja fielmente nuestro rostro; traza una suerte de filiación transversal en su pueblo al comerse por todos sin importar raza, poder económico o clase social.

Decía Jorge Ibargüengoitia que la tortilla es “al mismo tiempo plato, cuchara, servilleta y mantel; que no sea necesario lavar, y que sin embargo dé, al que lo está usando, la seguridad de que lo que se va a ponerse en la boca no ha pasado nunca antes por otros labios”.

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