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martes, 22 abril, 2025
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Somos

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Por: ÓSCAR GARDUÑO NÁJERA •

Este es un misterio que está resuelto desde hace mucho tiempo en los distintos procesos literarios y de escritura: se puede escribir acerca de cualquier tema siempre y cuando los procesos cumplan con las reglas de verosimilitud que conducen a que el lector crea y confíe en la historia que se le está contando.
Así es que si me adentro en un libro que trata sobre dinosaurios creeré la historia si el autor se toma la molestia, previamente, de investigar a los dinosaurios y de desarrollar una historia que sea verosímil, es decir, si el autor hace que todos los dinosaurios vuelen, me creeré la historia si justifica por qué todos los dinosaurios repentinamente tienen alas. Así con las historias de ovnis. Así con las historias de terror: si me van a presentar a un monstruo poderoso y criminal, deben de explicar su historia, qué le pasó en su vida, cómo es que terminó así. Y, claro, si vamos a escribir acerca del espacio y de la Luna y de Marte y de probables colonizaciones y dudas respecto a cómo podríamos colonizar la Luna y Marte antes de componer lo que tenemos acá, en la Tierra: todo lo que hemos echado a perder como seres humanos racionales que “Somos”.
Veamos una cita interesante respecto a la verosimilitud en el campo literario: “la verosimilitud es la apariencia de verdadero que tiene una supuesta realidad que alguien nos presenta. Así, decimos que una ficción es verosímil cuando, por más que se trata de hechos inventados, da la impresión de ser cierta” (tallerdeescritores.com).
“Somos” (Caligrama, 2022) de Fernando Viveros comienza con una realidad ficcional: estamos en el futuro, los viajes espaciales a la Luna ya son posibles (turísticamente hablando), y ahora lo que se pelea es la colonización no sólo de la Luna sino también de Marte. Punto. Es como arranca Fernando y obliga inmediatamente al lector a situarse en ese futuro, a vivirlo, a recorrerlo y, sobre todo (obligación no sólo de la escritura sino de la lectura) a imaginarlo.
Y este es uno de los puntos más destacables de “Somos”: su autor, Fernando Viveros, nos sitúa muy bien en los planos narrativos de su propuesta, por lo tanto bien puede recurrir a flashbacks o a flashforwards y llevar al lector casi de su mano (una muy buena narrativa) por su historia.
La historia de “Somos” es sencilla, mas no simple. En el fondo, tras de “Somos”, hay una muy buena lección para todos los jóvenes escritores: en ocasiones las historias “sencillas” son las que más emoción causan. Fernando no se rompe la cabeza con encrucijadas y laberintos narrativos como acostumbran a hacerlo, y a aspirarlo, muchos de nuestros jóvenes narradores. Fernando cuenta una historia muy bien estructurada. Va otro punto.
Cuando ustedes lleguen a “Somos” (búsquenla en Internet) admiren un paralelismo en cuanto a los espacios narrativos. Para la protagonista, Stella (no es ocioso el nombre), las profundidades oceánicas quedan emparentadas con las profundidades celestiales, con una galaxia que acaso jamás llegaremos a conocer a fondo, ahí donde se encuentra la misma Luna que admiramos desde niños y a en la cual muchos de nosotros (me incluyo) depositamos sueños y creencias, así que quisiéramos llegar a ella, a la Luna, y comprobar si es de queso, o si, como le ocurre a Stella, ahí habitan, en la Luna, entrañables personas que en la Tierra fallecieron.
Sobre todo, ahí, en la Luna, donde se edifican los sueños de una humanidad que se pierde entre guerras absurdas, matanzas, y así se acaba al planeta Tierra, y este es un segundo planteamiento, y advertencia, de la propuesta narrativa de Fernando: nos vamos a acabar la Tierra, las guerras por la conquista continuarán en el futuro, incluso, señala Fernando en una parte de “Somos”, ya se planea la conformación de un grupo de hombres y mujeres que sean aptos en inteligencia y aptitudes para poblar la Luna, un grupo elite que sólo nos demuestra las exclusiones y probable destrucción de los humanos que no sirvan: seremos, entonces (o ya lo “Somos”) humanos desechables, poblados con sueños incumplidos, pero frente a una esperanzadora ventana que nos muestra la magia que podemos realizar con la imaginación (Stella es un ejemplo de ello), ahí donde realmente se verifica la libertad del ser humano, por lo que Fernando Viveros nos ofrece su propia perspectiva del espacio, de los planetas, de un futuro que no se empeña en describir (y se le agradece como lectores) sino tan sólo en mostrar desde los anhelos infantiles de Stella, quien a la vez que ve realizados sus sueños, también ve realizada su frustración cuando por fin llega a la Luna, ahí donde esperaba encontrar lo que todos hemos soñado alguna vez encontrar luego de las muertes más significativas para cualquier persona (no les voy a dar más adelantos, lean “Somos”).
Hay en la propuesta narrativa de Fernando Viveros fuerza y tenacidad: sabe narrar y llegar a las fibras más íntimas del lector; construye atmósferas no solo verosímiles (ya lo vimos) sino admirables en cuanto a la economía del lenguaje (oraciones cortas recurrentes) y en cuanto a que consigue llevar al lector a donde él se lo propone, y esto no es nada simple en un autor, ya lo sabemos.
No conozco más propuestas narrativas de Fernando, pero creo que estamos ante uno de los mejores exponentes de novela corta: una narrativa que no pretende, sino que consigue, que no complica, sino que aclara, que no dinamita, sino que narra, sabe contar. “Somos”, lo repito e insisto en ello, es una muy buena novela que se lee en una sentada (no les lleva más de dos horas, se los aseguro), pero que se explica (porque como lector te explicas lo que te plantean en cualquier narración) no en algunas horas, sino durante varios días, porque “Somos” no da respuestas (al menos no al trasfondo político y social de la novela), sino que deja muchas preguntas en el aire. Agradezco mucho a Anabel Ballesta que me haya enviado y animado a leer “Somos”. Por cierto, para quienes estén en la Ciudad de México, o si planean viajar acá (yo soy de la CDMX), “Somos” se presenta en la FIL de Minería este domingo 26 de febrero a las 12:00 hrs. en la Galería Rectores; cáiganle, háganse de “Somos”.

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