La Gualdra 637 / Entrevistas / Literatura
Conocí a Mariana por recomendación de un amigo escritor que me dijo, cito: Oye, por si aún no la conoces, esta chica me parece una escritora genial. Ella es una cuentista, la he leído en varias revistas. Luego fui a su tuiter y descubrí que aparte de las de tipo literarias, compartíamos algunas afinidades musicales, Luis Miguel, Enmanuel, Mijares, y también la pasión por el mismo equipo de fútbol, el inmortal América (perdónenme este exceso, queridos lectores). Después pasé algunas noches muy divertidas leyendo su primera novela Hace mucho humo en mi habitación, ahora, con el pretexto de la próxima publicación de su segunda novela bajo el sello de Dharma Books, les traemos esta entrevista donde con gran claridad y sentido del humor, nos platica de sus obsesiones y lecturas.
BPP: Eres lectora de José Agustín y en tu novela Hay mucho humo en mi habitación reiteras con admiración el dato de que escribió La tumba a los diecisiete años… pero tú también eres una escritora muy joven y estás a punto de publicar tu segunda novela, ¿cómo es ser una escritora joven en el escenario de la literatura nacional?
MG: La verdad es que siempre lo digo, pero José Agustín cambió mi vida cuando lo leí por primera vez. Ya después entendí que su caso y lo de escribir La Tumba a los 17 sí fue un chispazo de genialidad que yo no iba a tener. Pero José Agustín me hizo creer -saber- que tengo una voz, que mi cotidianidad y lo que veo puede ser contado. Esto me inspiraba sobre todo de adolescente, pero aún ahora lo hace. Sigo diciendo “¡quiero ser como él!”, especialmente en la autenticidad. Sobre ser una escritora joven, a veces me da miedo no escribir sobre lo que se espera que escriba. Aunque Hay mucho humo en mi habitación toca temas de género, en realidad no pretendo escribir para exponer problemáticas sociales. Siento que en el panorama actual a veces es lo que se espera. Y entonces pienso en José Agustín, que escribía sin culpa sobre el rock y las fiestas y la adolescencia e incluso las residencias literarias. Contaba lo que quería, y qué bien lo contaba.
BPP: ¿Qué ha cambiado, cómo ha cambiado tu escritura desde Hay mucho humo en mi habitación, o quizá tus búsquedas y formas siguen siendo las mismas?
MG: Ha cambiado mucho aunque creo que las obsesiones son las mismas. Hay temas a los que siempre vuelvo: la infancia femenina y la línea borrosa entre los recuerdos y los sueños. Los miedos y los augurios. Pero creo que lo especial de Hay mucho humo en mi habitación es que es lo más personal que voy a escribir jamás. No creo volver a hacerlo. Me siento más cómoda poniendo más distancia entre mí y los personajes. Cuando pienso en retrospectiva en Humo… siento que hubo cierta audacia que no me atrevo a repetir. No volvería a escribir tan explícitamente sobre la gente a mi alrededor, siempre me acuerdo de Truman Capote y cómo todos sus amigos le dejaron de hablar por escribir sobre ellos sin tapujos. Por suerte las amigas que aparecieron en Humo -porque están inspiradas en personas reales que estaban en ese momento de mi vida- estaban contentas con el resultado. No me dejaron de hablar, al menos.
Las cosas que ahora tomo de mi vida para escribir no son experiencias tan vastas, más bien son detalles que observo y que sé que pueden ser detonantes. Otra cosa que cambió fue que ahora también escribo mucho sobre personajes famosos. Empezó como un chiste, porque escribí un cuento sobre La carabina de ambrosio donde la narradora es Gina Montes, la mujer que bailaba en la entrada del programa. Me gustó mucho el resultado y empecé a escribir sobre otros personajes: Lucía Méndez, Edward Snowden, Keith Raniere -el líder de la secta NXVIM-, etc. Me gustaría escribir, a mediano plazo, algo que combine mi interés por la memoria con estos personajes y sus mundos.
Y sobre las formas, me gusta mucho la escritura fragmentaria. Hace poco me estuve preguntando si no es una especie de comodidad a la que me he acostumbrado, el uso de elipsis mediante fragmentos que el lector va uniendo como puntos. Pero leí Sistema nervioso de Lina Meruane, donde ella lo hace perfectamente, y dije “Sí, así es como quiero escribir”. Es algo así como construir sobre vacío.
BPP: Te leo en Twitter y has comentado que como método de lectura elegiste leer sólo lo que se te antoja, un poco al azar o por pura intuición, y que desde entonces tus lecturas han mejorado, cuéntanos cómo llegaste a esta decisión y qué estás leyendo.
MG: ¡Sí! La verdad es que yo antes me devoraba las mesas de novedades, y fue el año pasado que me di cuenta que en realidad me estaba obligando a leer cosas que no me interesaban sólo por el deseo de estar actualizada. Entendí que sí, voy a perderme de algunas lecturas, pero prefiero elegir lo que leo a partir de lo que me llama y no sólo por estar al tanto de las tendencias.
Con los clásicos, en cambio, aprendí a ser paciente. Pienso que hay cosas que leeré cuando sea el momento. Tengo pendiente En busca del tiempo perdido, pero no creo que sea algo que haya que leer con prisa. Mi papá me inspira mucho en eso, porque siempre ha sido lector pero no fue sino hasta hace poco, a los sesenta, que se encontró con el libro que más lo marcó: Moby Dick. Entonces pienso que los libros de alguna manera también van llegando a nuestras vidas en el momento indicado. Con Crimen y Castigo, por ejemplo, me pasó a la inversa. Lo leí de adolescente y ahora creo que también pasó por algo, lo tenía que leer justo a esa edad donde tenía los sentimientos a flor de piel todo el tiempo.
Muy cliché quizás pero sí imagino a los libros como esos objetos mágicos a los que quizás no hay que perseguir sino dejarlos llegar. Actualmente estoy obsesionada precisamente con una autora del presente y con un clásico: Eva Baltasar y José Revueltas.
BPP: ¿Puedes contar a tus lectores un poco sobre de qué va esta segunda novela, quién la editará, cuáles son tus proyectos, etc.? Lo que puedas adelantarles.
MG: ¡Claro! La siguiente novela, espero, estará a la venta a finales de año. Será publicada por Dharma Books. Inicialmente iba a ser un libro de cuentos, sin embargo se empezaron a entrelazar y me di cuenta que la repetición de ciertos motivos y rimas creaban una especie de juego de espejos.
Comienza con una niña, Luciana, en el sexenio de Calderón. Ella ve una mañana una portada de periódico que muestra unas cabezas colgadas en un puente peatonal, y a partir de ello deja de dormir. Su padre se va a un viaje de trabajo esa misma semana y Luciana empieza imaginarse que está secuestrado. El regreso del padre se demora y Luciana busca respuestas en la computadora de su casa. De pronto está viendo, sin ningún adulto que la supervise o esté medianamente presente, El blog del narco. Para ese cuento-relato-capítulo me interesaba plasmar lo que mi generación recuerda como la niñez en el sexenio de Calderón, una niñez repleta de precauciones ante la violencia que estaba en todas partes. A partir de esa historia quise escribir más sobre Luciana, y fue así como se convirtió en mi protagonista.
A lo largo de la novela se despliega la genealogía de la familia de Luciana, una familia que parece padecer de un mal hereditario. Los infortunios y la perversidad están siempre ahí como algo inevitable. Por otro lado hay un segundo bloque de personajes, un grupo de amigos liderado por Jorge, primo de Luciana. Mientras las historias sobre los miembros de la familia ocurren en saltos en el tiempo, este segundo bloque de personajes está en el presente, contando historias de terror en una fiesta. De nuevo, el mal y lo inquietante como algo de lo que nadie se puede librar.
Pero lo que más me gusta y no me puedo callar es que hay un capítulo donde aparece Luis Miguel como un personaje. Yo creo que toda mi personalidad cabe en ese fragmento, y también los temas que me interesan. La cultura pop mexicana y lo inquietante.
Mariana Rosas Giacomán nació en la Ciudad de México (1998), es politóloga por la Universidad Iberoamericana y fue becaria de narrativa en la Fundación para las Letras Mexicanas (2022-2023) y de Under the Volcano 2024. Ha publicado cuentos en diversas revistas como Nexos, Este País y Punto de Partida. En 2022 ganó el primer lugar en cuento del 53 concurso Punto de Partida de la UNAM, con el cuento “Mátalas”. Publicó la novela Hay mucho humo en mi habitación en Editorial Floramorfosis y publicará su segunda novela en la editorial Dharma Books.