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sábado, 29 junio, 2024
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Luis de Tavira y Arturo Beristáin Premio Iberoamericano Ramón López Velarde [Breve crónica del 19 de junio]

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Por: JÁNEA ESTRADA LAZARÍN •

La Gualdra 627 / Teatro / Premio Iberoamericano Ramón López Velarde

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Ramón López Velarde sigue siendo recordado a 103 años de su fallecimiento, a la edad de 33 años, aquel 21 de junio de 1921. En Zacatecas, como cada año y después de un cuarto de siglo, se realizan Las Jornadas Lopezvelardeanas y este 2024 se hizo entrega del Premio Iberoamericano Ramón López Velarde a dos hombres de teatro: a Luis de Tavira y a Arturo Beristáin. El miércoles 19, antes de recibir el premio, llegaron temprano a Jerez e hicieron un recorrido por la Casa Museo del poeta, acompañados por Marco Antonio Campos -quien recibiera la condecoración en 2010-.

Luego, caminaron al Santuario de Nuestra Señora de la Soledad, para conocer a la patrona del pueblo del poeta, quien escribiera: “Señora: llego a ti / desde las tenebrosas anarquías / del pensamiento y la conducta, para / aspirar los naranjos / de elección, que florecen / en tu atrio, con una / nieve nupcial… Y entro / a tu Santuario, como un herido / a las hondas quietudes hospicianas / en que sólo se escucha / el toque saludable de una esquila”. Ahí, alguien contó que la figura de la virgen de la Soledad había resultado dañada por un incendio hace tiempo y que sólo conservaba las manos y la cara de la original, lo demás había tenido que ser sustituido (el cuerpo y el vestuario).

Después de la visita al Santuario, en el acto formal de premiación el poeta Marco Antonio Campos dio lectura a un texto recientemente publicado por Juan Villoro y dio paso Javier Acosta, quien además de poeta fue actor hace algunos años, para realizar la alocución a los galardonados, en representación del Comité Colegiado para otorgar el premio; en ese discurso, Javier se refierió a De Tavira y a Beristáin como “quienes desde el mundo del teatro han sido también dos importantes inspiradores de la vida y obra de nuestro poeta, lo han hecho suyo como hacemos nosotros las obras que nos interpelan y ensanchan nuestra mente y nuestra experiencia vital…”, posteriormente recordaría también que así como el poeta, el lector y el actor hacen su propio poema en el momento de la intepretación, “Jerzy Grotowski decía que el actor es un mártir que nos hace gestos desde la hoguera; es decir, que tiene que actuar en la escena mientras se consume la pira de las pasiones verdaderas […] siempre me acuerdo del actor y del artista cuando leo a López Velarde expresar su más intenso y absoluto propósito: ‘Yo anhelo expulsar de mí cualquier palabra, cualquier sílaba que no nazca de la combustión de mis huesos’ […] y un actor dice ‘no leeré nada, no diré nada que no venga desde la combustión de mis huesos’”, esto nos hizo después recordar la escultura de la virgen de la Soledad cuyos “huesos” también fueron consumidos por el fuego y sigue ahí, en el Santuario.

Esta ceremonia de premiación, celebrada en el Teatro Hinojosa de Jerez, Zacatecas, ha sido una de más emotivas de las que tenga memoria; después de que las autoridades gubernamentales -Dulce Muñoz, directora del Instituto Zacatecano de Cultura; Hamurabi Gamboa Rosales, titular del Consejo Zacatecano de Ciencia, Tecnología e Innovación; y José Humberto Salazar Contreras, presidente municipal de Jerez- entregaran en compañía de los poetas Marco Antonio Campos y Javier Acosta el premio correspondiente, los discursos de Arturo Beristáin y de Luis de Tavira fueron más que encomiables.[1]

Por la tarde, en el Museo Zacatecano, la conferencia magistral impartida por los premiados convocó a gran parte de la comunidad teatral de Zacatecas; fue muy grato constatar que ahí se reunieron lo mismo quienes tienen más de tres décadas dedicados a las artes escénicas que a quienes están iniciando su carrera profesional en este camino.

La participación de Arturo Beristáin y Luis de Tavira comenzó cuando este último habló de la lección más importante que le ha dado el teatro: “la altísima condición que alcanzamos cuando hacemos reunión y la reunión es este aquí (de los que estamos) y dónde estamos”, de acuerdo con él, el teatro tiene la capacidad de reunirnos y eso es lo que el teatro nos invita a experimentar: llegar a la reunión con el propósito de descubrir lo que tenemos en común.

Berinstáin continuó haciendo un recuento de cómo en algún momento fue concebida la construcción de teatros al lado de las clínicas del IMSS, porque estas últimas están destinadas a curar el cuerpo, pero en esos teatros se curaba el espíritu; es una lástima, dijo, que hoy estén abandonados: “en la representación teatral se hace un proceso de catarsis para la purificación espiritual. Si soy capaz de identificarme estoy a un paso de la empatía y eso me hace persona. En el teatro el corazón de todos los actores late al mismo tiempo; cuando pasa eso en la representación teatral viene la catarsis y por un segundo el universo entra en armonía. Qué responsabilidad es estar en el escenario”, dijo.

Después hablaron de cómo había sido el proceso de montaje de la obra teatral que, en torno a la obra poética de Ramón López Velarde, fue concebida en 1982, “Novedad de la patria”; y compartieron con el público asistente cómo se había tratado casi de “un milagro”, pues fue hecha por encargo y sólo tuvieron, en aquel momento, de tres semanas para hacerlo, tenían poco tiempo, pero, dice De Tavira: “Lo que teníamos era el poema”, y así, partieron de que la estructura de la “Suave patria” es una estructura teatral.

“Esa aparente estructura es un engaño, lo que hay ahí es una parodia de opereta… entonces al intentar escenificar ese poema descubrimos que debajo estaba escondida una escena… él [RLV] cifra y nos deja la tarea de descifrar. […] la obra central fue crear los personajes; el teatro es el arte de la personificación, no hay manera de dramatizar si no hay persona –‘Y persona es máscara’, dice Beristáin-. Lo que identificamos fue una serie de voces cifradas, lo primero que tuvimos que resolver fue encontrar a los personajes de esa patria íntima y fuimos encontrando quién era quién”, nos contó Luis de Tavira.

Arturo Beristáin recordó que De Tavira le pidió a los actores participantes que contaran una historia que no conociera nadie, sin compartirla con nadie. “Sí- dijo Luis de Tavira-, en la obra todos los actores estaban haciendo una maleta… cada uno tenía su historia secreta, lo que respetamos es que ninguno sabía, ni yo, cuál fue cada una de las historias secretas de cada personaje”.

El teatro no cuenta historias, no es narrativo, de acuerdo con Luis de Tavira “la narración está en pretérito, la escena se trata de lo que no ha sucedido todavía y de pronto sucede o sucede que no sucede. Yo les digo: hace falta que ejerciten más la bifrontalidad; ignora el personaje en qué para la escena, el actor sí lo sabe, el personaje no. El actor debe ser capaz de que el personaje no sepa qué va a pasar […] seguimos haciendo el teatro en una escena de barbarie; la razón principal del teatro es la de humanizarnos o al menos permitirnos que salgamos de la reunión un poco menos inhumanos. No hay nada más político que el teatro; el teatro es un hecho político. Política es el sujeto de la polis; lo central del teatro es en sí mismo un bien común, su razón es construir el bien común, es decir: la consciencia. Mientras sigamos encontrando el motivo para hacer una reunión, entonces hay esperanza en este escenario de barbarie que vivimos hoy”.

La conferencia terminó y el público les dio una cálida ovación; no los dejaban ir; nosotros compartimos con ustedes, para finalizar, las frases con las que concluyeron esa noche:

 

“Hay ciertas ciudades en nuestro país como San Luis Potosí, Jerez, Zacatecas y Aguascalientes que reflejan lo que decía el poeta: ‘Patria, te doy de tu dicha la clave: sé siempre igual, fiel a tu espejo diario’”. Arturo Beristáin

 

“Mi enorme gratitud por estar aquí, por recibir este inmenso regalo y por estar aquí en esta ciudad. Hoy yo me siento jerezano, no sé si con derecho o sin él. Pero esta reunión devuelve la esperanza, uno llega a Zacatecas o a Jerez y tiene uno la tentación de llamarlas ‘el edén subvertido’.. pero Malcolm Lowry [por su parte] termina con una advertencia en Bajo el volcán: ‘¿Le gusta a usted este jardín? Es suyo. Evite que sus hijos lo destruyan’, con esto concluyo yo también”. Luis de Tavira

 

 

[1] Ver el video de la premiación aquí: https://www.facebook.com/janea.estrada/videos/1324891858889308/?idorvanity=970223483031751

 

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