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viernes, 29 marzo, 2024
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Las grandes enseñanzas de la Revolución Mexicana a 110 años

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Por: Óscar Alzaga •

Las simples declaraciones de principios, por muy altos que sean, no bastan para formar buenos gobiernos y evitar tiranías; lo principal es la acción del pueblo y la intervención de todos en la cosa pública.
Programa del PLM. 1-VII-1906.

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La primera revolución popular del siglo XX de participación campesina, obrera, partidos, sindicatos, diversas corrientes políticas y de muy larga duración, forman un conjunto contradictorio y complejo, nada fácil de ubicar; con antecedentes indispensables, una intensa etapa armada y definitiva hasta lograr el cambio, abre la disputa de un nuevo proyecto de nación, en las condiciones que propician la revolución armada y la Constitución, que prolongará la lucha hasta el cardenismo de 1934-40, cuando se cumplen las demandas más importantes de la revolución.

El país en las últimas décadas del siglo XIX arriba al modo de producción capitalista, arrastrando atrasos mercantiles y feudales, el motor de la economía ya era la industria petrolera, eléctrica, textil ferrocarrilera, minera, comercio, servicios y banca; la mayoría del capital extranjero, yanqui e inglés que, junto a la producción agroindustrial y de las haciendas, van al mercado nacional e internacional. Un capitalismo dependiente, subdesarrollado y muy desigual, nada soberano. Como lo estudian en los años 60 y 70, A. Aguilar, F. Carmona, J. L. Ceceña y E. Semo. De 15 millones de habitantes, 1.5 era asalariado. En 1905 Lenin estudió el capitalismo ruso y pese a que la mayoría de la población vivía en el atraso casi feudal, ya el sistema dominante era capitalista.

Fue feroz la concentración de la riqueza durante la dictadura porfirista que va de 1876 a 1911, un régimen que impidió a la sociedad todo tipo de libertades, con mayor rudeza en el campo y los centros fabriles. El sostén de la dictadura fue el ejército, la oligarquía local y la extranjera; enorme fue la riqueza que salió del país, a la par creció la inconformidad social de campesinos, obreros y opositores políticos.

En 1906 el programa del Partido Liberal Mexicano, ubicó las demandas del pueblo: liquidar la dictadura, restablecer las libertades, crear leyes laborales, campesinas y educativas. Muy importante: reconoce el papel político de trabajadores y campesinos para lograr el cambio social y político. Sería la postura más influyente en la Constitución del 17.

El PLM impulsa la lucha desde 1900: organiza clubes liberales en todo el país, publica Regeneración de 1901-08 y 1910-18, organiza las luchas sindicales de Cananea, Río Blanco y ferrocarrileros de 1906 a 1908, y organiza insurrecciones armadas. En 1906 lanza su Programa y en 1911 otro más radical. El PLM es el precursor de la revolución, pero la represión y persecución los debilita y sus líderes mueren en la cárcel. (No confundir con los anarco-sindicales de la Casa del Obrero Mundial y la CGT. El PLM fue anarco revolucionario: tras sus palabras iban las luchas en todos los planos y una postura firme.)

La revolución estalla en 1910 con Madero a la cabeza, quien alentado con el descontento popular y la coyuntura, confía en que el cambio de gobierno sea suficiente, pero dejando intactos al ejército, el Estado y la oligarquía (manipuladora de la prensa), pretende así democratizar el sistema dictatorial, cambiando la mitad del gobierno. Dura año y medio, porque el gobierno yanqui organiza el golpe de Estado -a través del ejército nacional y la amenaza de invadir-, para impedir que se afecten los privilegios de los yanquis y los hacendados. Nadie piense que el Plan de la Embajada fue ajeno a su gobierno. De la decena trágica y de apresar a Madero y Pino Suarez, Huerta informa primero al presidente yanqui W. H. Taft el 19-II-1913; después Huerta le informa haber asesinado a Madero y Pino Suarez el 23-II-13.

El golpe de estado y el crimen levantó en armas a la población de toda la nación, formando ejércitos surgidos del pueblo que en año y medio derrotarán en varias batallas al ejército de la dictadura, cuya obra cumbre sería la batalla épica de Zacatecas el 23 de junio de 1914 que, después de varios triunfos de los ejércitos populares del norte y el sur, a Francisco Villa le tocó el papel central: liquida la dictadura y su ejército. A la vez, abrió las puertas a la Constitución de 1917 y al futuro de los nuevos gobiernos y de los grandes avances del cardenismo.

El ejército de Villa fue derrotado en Celaya en 1915, por la división entre las fuerzas revolucionarias, pero Villa siguió su lucha antiyanqui y contra Carranza. Igual que Emiliano Zapata impulsa grandes luchas; él por la tierra para los campesinos, pero una traición lo lleva a la muerte. La división de las fuerzas revolucionarias siguió hasta 1935: Carranza ordenó asesinar a Zapata en 1919; Obregón el crimen de Carranza en 1920 y la guerra contra De la Huerta. Obregón es asesinado después de reelegirse en 1928; ese año Calles se autoerige en el “Jefe Máximo”, que quita y pone a tres presidentes hasta 1934. Pero la Constitución del 17 fue un enorme avance unitario, social y político: el proyecto de una nueva nación que incluye demandas de la revolución, gracias a F. Mújica a la cabeza del debate Constituyente, se incluyen los artículos 3, 27 y 123, que superan el proyecto regresivo del presidente Carranza.

Pero la lucha por el poder y la división debilitan la revolución de 1918 a 1934, sería en 1933 la reunificación de las fuerzas más progresistas en torno a la candidatura de Cárdenas, con el Plan Sexenal apegado a la Constitución, el debate público de la educación socialista y la campaña electoral de Cárdenas. En su gobierno de 1934-40 se logra que: “la acción del pueblo y la intervención de todos en la cosa pública”, sea lo central, gracias a la lucha de clases, la antifascista, la antiyanqui, la solidaridad internacional y nacional, que el país avance como nunca.

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