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jueves, 3 octubre, 2024
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La biblioteca de la UAZ, breves de la historia 2

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Por: Juan Manuel Rivera Juárez • Admin •

A inicios de 1993 el Sistema bibliotecario se integraba por 22 bibliotecas departamentales y una biblioteca central. A las bibliotecas como unidades, se les contemplaba en la Legislación de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ); en el organigrama de la administración central el Sistema estaba considerado como Dirección General de Bibliotecas dependiente de la Secretaría Académica. La dirección estaba constituida por cuatro departamentos: a) Procesos Técnicos, b) Biblioteca Central, c) Documentación y d) Bibliotecas Departamentales.

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Producto de la investigación realizada, se logró documentar que en los 90´s la Dirección General de Bibliotecas contaba con una estructura interna regida por objetivos y funciones entre los que destacan: Objetivo. Seleccionar de común acuerdo con las instancias correspondientes; adquirir, registrar, organizar, custodiar y distribuir la información documental en base a los recursos disponibles, para apoyar a los programas de docencia, investigación, difusión y extensión que se desarrollaban en la Universidad.

Las Funciones de la Dirección eran: Planear, organizar, integrar, dirigir y evaluar el desarrollo coordinado del Sistema bibliotecario. Establecer y vigilar el cumplimiento de las políticas de selección y la adquisición de los materiales documentales de común acuerdo con las instancias correspondientes. Adquirir y registrar todos los materiales documentales necesarios para apoyar a los programas sustantivos de la Universidad. Establecer políticas generales de los servicios bibliotecarios y de información.

En 1982 se elaboró el primer diagnóstico de las bibliotecas y un plan de acción para su desarrollo, como resultado del análisis, se integró un Sistema coordinado por una Dirección dependiente de la Secretaría Académica. En 1987 se elaboró el segundo diagnóstico que se operó  a través de un programa de actividades. Inicialmente la Dirección trabajaba bajo la estructura de programas (1982), para el año de 1993 se habían elaborado tres programas correspondientes a tres períodos rectorales y sus respectivos planes operativos anuales. Destaca que el Sistema contaba con manuales de puestos, manuales de procedimientos y definición de políticas. La Dirección era responsable del soporte técnico y las autoridades de cada una de las escuelas en donde existía una biblioteca, de la administración.

En el ciclo lectivo 1989 – 1990, los usuarios potenciales del Sistema de bibliotecas (alumnos, maestros, investigadores y trabajadores) eran aproximadamente 20 mil, en éste mismo período los usuarios reales oscilaron entre el 35 y 40 % del total de los usuarios potenciales; hecho que se asoció a las limitaciones del espacio físico de las bibliotecas y la existencia de colecciones pequeñas y obsoletas en los acervos bibliográficos. Las condiciones físicas y materiales de los locales no siempre era las más adecuadas, el bajo número de asientos disponibles (mil 170 en total) y la falta de promoción de los servicios de la biblioteca, fueron determinantes en el uso que la comunidad universitaria hacía del Sistema.

Los servicios que las bibliotecas departamentales proporcionaban a sus usuarios eran los más tradicionales, los interesados podían hacer uso de la sala de lectura o beneficiarse del sistema de circulación (préstamo en sala, a domicilio e inter bibliotecario). En el caso de la biblioteca central además de los señalados, se otorgaban: consulta, referencia, compilación de biografías manuales y automatizadas, localización y recuperación de documentos, reprografía, educación y formación de usuarios, promoción de las colecciones y diseminación selectiva de información. 

Todos los servicios tenían como única limitante la disponibilidad de los recursos documentales, humanos y económicos requeridos para su ejecución. Como escasos y en su mayoría obsoletos, eran clasificados los acervos con los que contaba en esa época el Sistema, tenía apenas 89 mil volúmenes en 38 mil seis títulos, de los cuales 23 mil eran obsoletos; de los 66 mil restantes entre el 75 y 80 % tenían una utilidad real; buena parte de ellos eran libros de texto.

Las normas de la Asociación de Bibliotecarios de Institutos de Enseñanza Superior e Instigación (ABIESI) adoptadas por la Asociación Nacional de Universidades e Institutos de Enseñanza Superior (ANUIES) en su reunión de abril de 1968, señalaban un mínimo de 10 títulos por materia impartida, además de un número de ejemplares en base al número de usuarios potenciales; en ese tiempo se contaba en promedio con 1.2 títulos. El déficit era de 18 mil 100 títulos; de acuerdo a las normas vigentes. En el caso de las revistas, el número de títulos adquiridos era notablemente reducido, de 1980 a 1990 se adquirieron mil 461 títulos.

La mayoría de los materiales documentales se adquirían a solicitud de las autoridades de las Escuelas, Facultades y Centros de Investigación. De 1989 a 1993 se gastó en compra de bibliografía, 450 millones de pesos, incluyendo los subsidios específicos otorgados a la Universidad principalmente por la DGICSA. El porcentaje del presupuesto total que la Universidad destinaba a la compra de material documental (libros y revistas) era del 0.33%, cantidad insuficiente para atender las múltiples necesidades y solicitudes de servicios bibliotecarios, que se incrementaban día a día.

En lo concerniente al recurso humano, en el Sistema laboraban 84 personas en total,  10 contaban con estudios profesionales en el área bibliotecológica a nivel licenciatura y posgrado. Para el resto del personal se implementaban cursos de capacitación y adiestramiento; a pesar de ello era notaria la necesidad de enfocarse en una mayor preparación ya que se incumplía una de las normas de la ABIESI. En el área existía un déficit de 10 bibliotecólogos por lo que existían servicios poco explorados o mal atendidos. Al personal no profesional en el tabulador administrativo se les ubicaba en tres categorías: Auxiliar de procesos, Jefe de biblioteca y Bibliotecario.

En cuanto a los recursos materiales y el equipo, eran muchas las carencias. Citaré como ejemplo: a la biblioteca central que ocupaba un espacio de 265 metros cuadrados, con 116 asientos para usuarios, de acuerdo a las normas de ABIESI, existía para ésta biblioteca un déficit de 500 lugares. Para la normatividad vigente se incumplía con las condiciones y requisitos establecidos para el buen funcionamiento de una biblioteca universitaria, faltaban en todo el Sistema bibliotecario mil 630 asientos. El déficit en metros cuadrados de construcción para la biblioteca central era de aproximadamente 10 mil metros cuadrados. Respecto al mobiliario, las mesas y sillas eran insuficientes y se encontraban en deterioro avanzado; la estantería de ferretería poco a poco era remplazada por estantería de biblioteca. Las bibliotecas carecían de mobiliario o se exigía su remplazo.  

Sé parte de la Unidad Académica de Ciencia y Tecnología de la Luz y la Materia (LUMAT). Informes: http://lumat.uaz.edu.mx/; https://www.facebook.com/LUMAT.UAZ; https://twitter.com/LumatUaz.

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