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jueves, 28 marzo, 2024
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Gael García Bernal presenta Chicuarotes en Cannes; es un film al tono de Los olvidados, de Buñuel

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Por: CARLOS BELMONTE GREY •

Gael García Bernal vuelve como director en el Festival de Cannes con Chicuarotes.

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Seleccionada en la categoría Proyecciones Especiales de la Selección Oficial, García Bernal es la única presencia mexicana, además de González Iñárritu como presidente del jurado de la Palma de Oro, en esta 72 edición de Cannes.

Muchas expectativas había despertado: que si lo suyo es actuar, que sus intentos de dirección no responden con su calidad de actuación, que si sería otra comedia juvenil. En fin, que Chicuarotes en premier en Cannes ha sido una agradable y cruda sorpresa.

Gael García Bernal estuvo acompañado por Diego Luna, por el propio Iñárritu que se escapó al menos para la presentación, por los directores Walter Salles y Fatih Akin, por su novia Fernanda y por todo el equipo de jóvenes actores, Benny Emmanuel, Gabriel Carbajal y Leidi Gutiérrez.

Por supuesto que estaba emocionado, porque aunque es ya un habitual de Cannes al grado de que el Delegado General del Festival Thierry Frémaux fue el presentador de la noche, siempre es un riesgo volver a dirigir. En Cannes ha estado, entre otras ocasiones, en 2000 con Amores Perros, en 2003 con La mala educación, en 2007 con su largo nominado a la Cámara de Oro Deficit y hace cinco años fue parte del jurado por la Palma de Oro.

Los olvidados de García Bernal
Hace 50 años Luis Buñuel hacía temblar a Cannes y a México con su naturalista película Los Olvidados, ahora García Bernal recupera ese tono para llevarnos a un pueblo al sur de la ciudad de México y nos mete en un lugar de Estado fallido.

Los jóvenes lo mismo tratan de sacarse algo de dinero en los peseros haciendo números cómicos que asaltándolos, o tratando de robar tiendas de lencería, o intentado comprar plaza en algún sindicato o secuestrando al hijo de carnicero del pueblo. Cualquier es medio para escapar de la miseria, de la violencia familiar, de la selva social, de la marginación.

La policía no sólo es corrupta por dinero, sino también por sexo. La caricatura del Estado está resumida en dos mujeres obesas policías que prefieren tirarse al galán del pueblo en lugar de detenerlo por robo.

García Bernal aprovecha una trama transversal, una familia disfuncional, para ramificarla en capítulos y cada uno es una tragedia: el hermano homosexual, la hermana facilita, la madre violentada, el padre jugador y borracho, y el hijo ladrón.

El naturalismo de Chicuarotes se reduce a la idea de huir a cualquier precio. No hay principio humano que impida a los jóvenes a huir: Golpear, robar, violar, matar. Todo vale y ni el amor romántico o maternal lo detiene.

El inicio de Chicuarotes puede llevar al espectador a sentirse en un road movie urbana. La movilidad de los peseros y la vitalidad de los jóvenes parece que no se detendrá. Los travelings constantes insisten en la sensación de velocidad y de cambio. Pero no, el problema es que en esos pueblos nada cambia y la ley la hacen los pobladores.

El mensaje de Chicuarotes, aunque crudo y naturalista, queda manipulado por la agencia que García Bernal da a los personajes femeninos. Ya nos estáticos ni dóciles, están empoderados y hacen bascular las tramas.
Chicuarotes saldrá este 28 de junio en salas mexicanas. Seguro que dará de qué hablar.

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