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lunes, 28 abril, 2025
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Poemas de José Ángel Leyva 

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Por: JOSÉ ÁNGEL LEYVA •

La Gualdra 519 / Día Mundial de la Poesía

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La poesía

 

Pasaban los árboles veloces de mi infancia

El autobús me arrancaba de los ojos

uno a uno los pinos y las nubes

Devoraba el asfalto tembloroso de la sierra

Yo dije la palabra inútil

y vi la mirada de la muerte

Su tieso semblante y la rigidez

del aire que no pesa y no camina

¿De qué están sembrados los sepulcros

que no echan hacia fuera gusanos sino flores?

Toc toc toc

toc toc toc

Sonó mi cráneo o calavera hueca

Alguien llamaba desde el bosque

Pasaban las sombras de los árboles

y repetí con balbuceos la palabra aliento

Un velo en el cristal de la ventana

la colocó al revés y en forma de conjuro

Entonces las fosas de la tierra

dieron a luz mi propia lengua

 

Su nombre es Bagdad

 

Atado a la mano de sus seis noviembres

camino por abril sobre preguntas lilas

Frágiles revientan debajo de la suela del zapato

Su aroma luminoso asciende a la nariz

Estalla la ciudad poblada de presagios

 

—¿Las bombas apagan el color del sol

o le quitan la sombra a las personas?—

Me pregunta el niño con su voz de sabio

 

—¿La guerra despinta el corazón

o solo seca la sangre de la gente?

¿Papá, cómo se matan las sonrisas?—

Las jacarandas son lágrimas aéreas

en la ciudad más grande del planeta

donde el olvido desecó sus lagos

y convirtió en escombros a los dioses

de la lluvia del maíz de la creación humana

 

—Papá, ¿cómo se llaman las voces que ordenan

desde lejos la explosión del mundo?—

En esta primavera me quedo sin palabras

 

Guerra Florida

El mito

En la ventana un colibrí se enciende

chisporrotea

                   se apaga para siempre

Queda su aroma horizontal

                           de fuego nuevo 

Se erige en mascarón de proa

              en rosa náutica

              en astrolabio y amuleto

En el vaivén del día

titila el pájaro de asombro

Espina en la palma del silencio

Se deshace en la boca la figura

antes de ser nombre

         de tomar la forma del conjuro

El colibrí no existe

es un presentimiento

          sordo aleteo 

donde nadie es mañana

donde otra vez se nace

 

El canto

A recoger flores violentas salgo en paz

Dejo semillas en la hendidura del placer

         indicios para el fuego

         rastros de algún abecedario

     para nombrar la novedad

Quién puede reconocerse en lo perdido

abrir las cajas negras

y mostrarse en el horror del triunfo

soltar el nudo ciego

          y mirar

          mirar a fondo

No hay nada debajo de nosotros

La soledad es otro engaño

No hay nadie distinto en el olvido

Dejo las huellas del deseo

un simple impulso de estar

sin renunciar a ser

en la otra parte

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la-gualdra-519

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