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sábado, 15 febrero, 2025
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Diana del Ángel sobre Lengua hierba 

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Por: BEATRIZ PÉREZ PEREDA •

La Gualdra 652 / Entrevistas / Literatura

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Al finalizar cada año, uno de los recuentos de “top de lecturas” más esperados en México es el de Nora de la Cruz en su canal Interior 403, entre las recomendaciones, Nora mencionó Lengua hierba de Diana del Ángel como el libro de poemas que más la había conmovido en 2024, y estoy muy de acuerdo con ella porque también fue una de mis lecturas favoritas. Publicado por Heredad, una cooperativa editorial que apuesta por el pensamiento y trabajo comunitario y con ofrecer textos en defensa de la esperanza, con este libro abrió su colección de poesía Hojas de hierba. Con motivo de este libro y de su trabajo sobre la obra y figura de Alaide Foppa platicamos con Diana para La Gualdra.

Beatriz Pérez Pereda: En tu libro Lengua Hierba. Notas interrupciones y ejercicios, publicado por Heredad palabras en 2023, hay muchas referencias a los pies: a veces descalzos, con botas, radiografías, ortopedia, incluso un Cristo como primer podólogo, también hay mucho tránsito en estos poemas, caminar, desplazamientos, cuéntanos un poco de estos elementos en tu libro. 

Diana del Ángel: El libro tiene varios hilos: los caminos, la hierba, las resistencias (comunitarias e individuales) y el pie es un elemento que los une a todos ellos, pues es la parte del cuerpo que nos sostiene, con la que caminamos aunque estemos cansadas, también es la más cercana a la hierba. Además es una parte poco atendida y, sin embargo, es fundamental para nuestra movilidad. En lo personal he sufrido mucho de los pies por tropezones y esguinces, quizá por ello fui tomando conciencia de su importancia. En el libro también ocupan el lugar opuesto a la racionalidad, siempre asociada con el cerebro, por eso digo que a veces mis pies piensan mejor que mi cabeza. 

BPP: En el poema de la página 21 que empieza “La ortopedia del poema” dices: Lo político no es poético, ¿eso también aplica para Lengua Hierba? Cuéntanos cómo definirías tu libro, o si quieres ahondar en el subtítulo: Notas, interrupciones y ejercicios…

DDA: Justo más adelante, en la página 27 hay otro poema: “Notas en el cuaderno de La que aprende hierba” en donde se menciona cómo lo político también puede ser poético, de modo que el poema de la página 21 es más bien una ironía. Esto tiene que ver con un aprendizaje, varios años fui a un taller donde justamente lo político era visto como un accidente. En tanto que la poesía se ocupaba de lo esencial, entonces lo político quedaba fuera. Por mis intereses e historia previa era la única en ese espacio que tocaba aspectos sociales y políticos, pero en los comentarios, sugerencias y correcciones veía cómo mucho de lo político y lo social quedaba desdibujado bajo el argumento de que era no esencial. Conforme fui creciendo como autora pude defender mejor mis temas y darme cuenta de que ésa no era la única forma de hacer poesía, entonces esos dos poemas son un poco la muestra de ese tránsito. 

En Lengua hierba se mezclan varios registros temáticos, pues por un lado está el de la botánica, pero también están las referencias a movimientos sociales y armados del pasado, y al mismo tiempo aparecen las memorias individuales. En este sentido, Lengua hierba es una forma de reformular mi propia poética.

En relación al subtítulo, lo que ocurre es que cuando comencé a escribir Lengua hierba, pensaba que iba a ser un poema largo, donde se contara un poco cómo era esta lengua, cómo aprenderla y demás, pero conforme avancé en la escritura fueron apareciendo otros textos que no eran parte de ese poema, pero estaban relacionados, por eso es que se fueron incrustando un poco como otras plantas en la hierba. De ahí viene el subtítulo. 

BPP: En marzo de 2024 Ediciones Antílope publicó Memorias y Transfiguraciones de Alaíde Foppa, la edición mexicana de este libro inédito de la autora guatemalteca, donde tuviste un papel muy importante para que esto sucediera, además escribiste unas cartas fantásticas que aparecen en el libro a manera de prólogo, también escribiste un prólogo para Las palabras y el tiempo, la edición de Malpaís en 2018, es decir, tienes una relación larga con la obra de Alaíde, en qué momento está esa relación ahora, cómo miras en retrospectiva todo el trabajo y las lecturas hechas: 

DDA: Uy, Alaíde Foppa me ha cambiado la vida en varios sentidos. Justamente, como lo cuento en el prólogo de Memorias y transfiguraciones, el mecanuscrito de ese libro lo encontré en 2018, mientras hacía prólogo para Malpaís. A partir de entonces ocurrieron varias cosas, me puse en contacto con uno de los hijos de Alaíde, Julio Solórzano, para tener su anuencia en la publicación del libro, poco después me comentó que tenía un archivo en su casa. Ello coincidió con que otra investigadora guatemalteca –Luisa González-Reiche– también estaba investigando en el archivo en busca de artículos feministas y entonces comenzamos a hacer ese trabajo juntas –siempre con la anuencia de la familia–, es decir, el del organizar el archivo en función de los materiales publicables. Además por la implicación que ha tenido para las dos este encuentro con el archivo también decidimos hacer una biografía a cuatro manos de Alaíde Foppa. Actualmente, estoy trabajando en la edición de un libro de poesía llamado Mujeres –la misma Alaíde ya lo había preparado– que espero salga el otro año. 

BPP: Por último, platica un poco a los lectores de La Gualdra cuáles son tus proyectos por venir, que estás leyendo o escribiendo ahora: 

DDA: Ahora mismo estoy terminando un libro de poesía donde el pretexto son los pájaros pero aborda temas relacionados con éstos, como las migraciones, las extinciones, el movimiento y el canto, entre otros. También tengo proyectado escribir un poemario sobre el herbario de Rosa Luxemburgo, porque me ha gustado explorar el asunto vegetal y el lenguaje en que las plantas se comunican, así como las relaciones que establecemos con ellas. De manera especial, el herbario de Luxemburgo tiene un ingrediente forense –ya que fue determinante para establecer, mediante examen genético, el cuerpo de la filósofa– que conecta mucho con el tema de la memoria y lo corporal que han aparecido en otros de mis textos y en Procesos de la noche

 

Diana del Ángel. Foto de Javier Narváez
Diana del Ángel. Foto de Javier Narváez

 

Lengua hierba. Notas, interrupciones y ejercicios, de Diana del Ángel*
[Fragmento. Cortesía de Editorial Heredad]

 

*
“Camina hacia el frente,
regresa,
quítate los zapatos”.

La mirada del doctor iba de las suelas de mis botitas
a la hoja donde había impreso mis huellas con tinta china,
inventada por la civilización homónima que también ideó
la manera, con ayuda de vendad, dolor y sedentarismo, de
volver pequeños los pies de las mujeres. Once centímetros
era el ideal. Pasos cortos, cabellos largos.

“Sí, definitivamente, vamos a tener que mandarle
ortopedia.
Hay que corregir desde pequeña incómodas digresiones”.

El camino no es la extensión, sino lo habido en él.
Ni poniéndose en los zapatos de otra. 

*
Ortopedia del poema:
Uno:
“Escriba siempre sobre lo esencial, el poema está en el
     Ser, no en los accidentes”. 

Dos.
“Lo político no es poético”. 

*
Notas en el cuaderno de La que aprende hierba:
“La pobreza es esencial para el sistema. Los pobres son esenciales
para la obtención de mano de obra barata. Mantener la pobreza
resulta esencial para la supervivencia del Ser. Hablar
de miseria: esencial para el poema”.

*
Mi madre me enseñó a cortar
finamente
la cebolla y las palabras,
a enhebrar los días los días con la ceniza del fuego viejo
a segmentar los dolores para que no nos falten cada hora,
me adiestro para abrir y cerrar heridas con la misma
     mano.

El arte de llorar no se aprende en un día.

También me enseñó a escoger los mangos y los melones
      por su olor,
los aguacates y mameyes por su tacto,
a las personas por sus silencios
y a dar codazos a discreción en el transporte público.

En suma: me enseñó a aprender. 


Sobre la autora:
Diana del Ángel es poeta, ensayista, defensora de derechos humanos y Doctora en Letras. Ha sido becaria de la Fundación para las Letras Mexicanas de 2010 a 2012 y del FONCA, en su programa de residencias artísticas, gracias a la cual realizó una estancia de escritura en Montreal, Quebec (2014). En noviembre de 2016 obtuvo la primera residencia de creación literaria otorgada por Fondo Ventura y la editorial Almadía para terminar un libro de crónicas sobre el caso de Julio César Mondragón Fontes. Desde 2002, forma parte del taller «Poesía y silencio». Barranca, su segundo libro, se hizo acreedor a una mención honorífica por parte del Premio Nacional de Poesía Dolores Castro 2013. Ha publicado Vasija (2013) y artículos sobre literatura en revistas como Tierra adentro, Este país, Cuadrivio y Casa del tiempo, entre otros. Algunas de sus traducciones del náhuatl al español han sido publicadas por la revista Fundación.

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/lagualdra652

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