Hay suficientes casos para poner en duda una afirmación que se convirtió en certeza durante la pandemia: los factores de riesgo son la edad, la obesidad y las comorbilidades. De tal manera que con ello se funda la estrategia de dar prioridad en la protección a la tercera edad. No se abrió la vacunación para personas con obesidad o con un tipo especial de morbilidades. Se dio absoluta prioridad a la gente mayor de 60 años. Y no está mal. Sin embargo, el comportamiento de la mortandad a causa del virus y los perfiles de recuperación hace que sepamos que el factor de riesgo no es para nada absoluto. Lo cual significa que la cobertura del grupo etario de 60 y más, no significa que el resto de la población deje de tener riesgo de morir. El número de personas que se han recuperado aun cuando rebasan los 60 años, y los muertos menores de esa edad, indica que hace falta estudiar mucho más al bicho, para conocer exactamente por qué a algunos los mata y a otros sólo los enferma.
En suma, lo antes dicho pone de manifiesto la necesidad llagar a la cobertura universal de vacunación. Con la vacunación seguramente bajará el nivel de morbilidad, lo cual ya está ocurriendo. El problema es que, de acuerdo al nivel de morbilidad en el que estemos, puede seguir un índice constante de mortalidad. Así las cosas, significa que si te enfermas aun siendo no-adulto mayor, existe la posibilidad de morir. Pasando la inmunización del 70 por ciento de la población, entonces sí, habremos pasado a otro escenario. Los contagiados y que se han recuperado tienen al menos, una inmunización temporal, que algo ayuda a romper la cadena de contagio. Más los vacunados, hacen que disminuya la morbilidad.
Lo que aquí comentamos lo percibe la población, y por ello está ansiosa por ser vacunados independientemente de la edad. La presión económica y emocional para abrir los espacios de interacción social es enorme, después de un año la olla exprés está a tope. Por eso es tan importante avanzar en la cobertura de la vacunación. Ahora se reactiva la aplicación a los mayores de 60 años de la zona conurbada Zacatecas-Guadalupe, ojalá y eso concluya con éxito. Pero una vez cumplida esa meta se debe garantizar la vacunación antes de que inicie la interacción social intensa. Un periodo crítico será ahora en semana santa (dos semanas), y después el hipotético regreso a clase después de julio. El comportamiento del contagio y los niveles de mortandad dependerá del avance en la vacunación. Los ciudadanos debemos conservar la serenidad y las autoridades deberán afinar sus capacidades organizativas y de gestión, para lograr las metas propuestas. Esperemos con fianza: con esperanza.
