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viernes, 26 abril, 2024
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La salud mental en tiempos de Pandemia

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Por: Héctor Adrián Menchaca Medrano •

Nadie puede reparar ni tener la menor duda de que las personas que integran el personal de salud (médicos, médicas, enfermeras y enfermeros), se han erigido como los verdaderos héroes de esta cruenta batalla contra la Pandemia de la Covid-19.

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Llevan prácticamente un año de estar en la primera línea de combate y al frente de la contención del virus, sin embargo, pocos nos hemos detenido un momento a pensar y reflexionar ¿Qué es lo que ellos sienten en estos momentos? El cuestionamiento anterior, en más de una ocasión, ha sido resuelto con una fulminante palabra: miedo.

Si bien es cierto que por su labor cotidiana están acostumbrados a trabajar con pacientes de alto riesgo, a convivir con la muerte, también es verdad que nunca habían visto morir a tanta gente. Ver a tantos caídos al mismo tiempo es insoportable, a muchos hasta les ha destrozado su vida individual y familiar; el estrés del hospital se traslada a la casa y a la familia. Desde luego, no es nada fácil vivir con la incertidumbre que muerde el alma de no saber si él o ella será quien lleve el virus a los suyos.

A la sobrecarga de trabajo y al estrés propio de estar en el frente contra la Pandemia, se le suman antecedentes psicológicos que, en conjunto, desatan situaciones psicológicas y psiquiátricas mayores. En una primera etapa, las primeras alteraciones que se empiezan a detectar son trastornos de estrés agudo, cuyos síntomas son: Ansiedad, tensión, insomnio, angustia, preocupación y una reacción de estrés que más allá de lo usual.

No obstante, como se ha prolongó su tarea, los síntomas comenzaron a pasar de un estrés agudo, a un trastorno de ansiedad generalizado, o bien, a un trastorno depresivo y a un trastorno mixto ansioso-depresivo, hasta llegar al estrés postraumático, es decir, el trauma no se ha ido y lo tienen que seguir enfrentando. Cargan con él.

¿Por qué les comento esto, amables lectores? Porque incluso si hoy terminara la Pandemia, el personal de salud quedará con secuelas psicoemocionales, como: estrés postraumático y ansioso depresivo, desgaste emocional -por la sobrecarga de trabajo, lo arduo de sus jornadas y la situación de tensión-, angustia y desamparo -porque no pueden hacer más por los pacientes que en algunos casos mueren-, y en los casos más graves presentan, además, situaciones más personales como baja autoestima, pues al ser especialistas altamente capacitados, se sienten impotentes. Entonces, caen en una situación de deshumanización. Lo grave es cuando aparecen casos, de hasta ideación suicida, abuso de alcohol e incremento en el consumo de tabaco y otras drogas.

Psicólogos y psiquiatras deben volcarse a atender a sus compañeros y compañeras de la salud. Este es un asunto que pese a su importancia, las autoridades no le están dando su debida importancia. Se tendría ya que estar empezando en un plan de salud mental a nivel nacional que, cuando menos, abarcara los siguientes aspectos: Tratamiento psicológico y psiquiátrico, consultas periódicas, apoyo mediante bonos económicos, cuadrillas al frente de un médico internista con el fin de que puedan descansar entre sí y contratar personal e implementar acciones que consistan en desplazar médicos y enfermeros a otros nosocomios donde no haya saturación de hospitales.

En un diálogo entre Sócrates y Céfalo, se da cuenta de que la enfermedad y la muerte forman parte de la vida y no pueden ser ignoradas, pues nos ofrecen –muchas veces- una mayor comprensión de los avatares de nuestra existencia, pues todo el que siente cómo se aproxima la muerte somete su vida a evaluación, esperando haber actuado con justicia, por temor a lo que pueda deparar el Hades.

¡Congruencia llama a deber! El día de ayer, desde la tribuna de la LXIII Legislatura de Zacatecas, puse de manifiesto la urgencia de que en Zacatecas ya comencemos a debatir, idear y poner en marcha una estrategia de este tipo para nuestras médicas y médicos, enfermeras y enfermeros, personal de salud. Espero, en verdad, que esta propuesta tengo eco en las autoridades y en la sociedad. Es por ellos y ellas que no han dudado un momento en darlo todo.

¡Nuestro reconocimiento y gratitud permanente para estos héroes y heroínas! ■

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