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viernes, 26 abril, 2024
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‘Maniac’: una miniserie de locura compartida

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Por: ADOLFO NÚÑEZ J. •

La Gualdra 357 / SeriesTV

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En esencia Maniac, serie original de Netflix, es como un cubo de Rubik en forma de corazón. Es decir, que su ADN es tan complejo como emotivo al utilizar elementos propios de la ciencia ficción a la par del drama de sus protagonistas, para analizar e indagar en los procesos mentales y la condición humana de manera que pocas series lo llegan a lograr hoy en día.

Annie (Emma Stone) y Owen (Jonah Hill) son dos sujetos de prueba para una droga experimental creada por una compañía farmacéutica que aparentemente cura el dolor y los traumas del pasado para siempre. Estas pruebas son supervisadas por la doctora Azumi (Sonoya Mizuni) y el doctor Mantelray (Justin Theroux), quienes a su vez buscan crear un diagnóstico de tres pasos sostenido en medicamentos y una supercomputadora para poder “arreglar” la mente de sus pacientes.

En diez episodios filmados de manera preciosa por el talentoso Cary Fukunaga (True Detective, Beasts of No Nation), Maniac es una serie atípica que se permite jugar con las emociones del duelo y el absurdo de la pérdida y la locura, siendo siempre fiel a la propia lógica de su universo. Es injusto decir que su historia está hecha para confundir al espectador, pues hay un núcleo narrativo que se sostiene en las relaciones de sus protagonistas y que cobra coherencia conforme ellos evolucionan.

A modo de introducción conocemos las motivaciones personales de Annie y Owen, así como sus patologías y experiencias traumáticas. Como parte del tratamiento, ambos personajes son obligados a tener sueños compartidos, en un punto donde la serie abandona las vías de la narrativa convencional y cuya estructura le permite a Fukunaga y a los escritores ahondar en las complejidades de la mente humana con diferentes tonos, ingenio y mucho humor negro. Desde la búsqueda de un capítulo secreto del Quijote, un escenario tolkieniano con elfos o un matrimonio que busca un lémur perdido, cada episodio funciona como una historia individual que refleja las personalidades, los complejos y las inseguridades de los verdaderos Annie y Owen, y que al volverlos conscientes de las mismas los vuelven capaces de mejorar y avanzar hacia adelante.

El mundo de Maniac es una distopía fascinante repleta de luces de neón influenciada por la estética retrofuturista de cineastas ochenteros. Un mundo sumido en la tecnología donde, sin embargo, la condición humana se mantiene igual: la búsqueda de una conexión con otra persona, el deseo de tener estabilidad emocional, la sensación de que la vida avanza demasiado rápido. Aspectos inherentes en la vida diaria que ni siquiera una píldora ni los avances tecnológicos pueden erradicar.

Maniac se halla en un punto medio entre Twin Peaks y Eternal sunshine of the spotless mind, y dentro de su enorme profundidad y ambiciones también es una respuesta al resto de las series en la actualidad, donde la gran mayoría, lejos de proponer e innovar se queda en el terreno de lo común. En ese sentido Maniac se vuelve una serie necesaria y sumamente adictiva en niveles insospechados y que sólo se llegan a comprender una vez que se comienza a ver. Casi se podría decir que es la droga perfecta.

 

 

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra_issuu-357

 

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