Como escuchar unos labios ya cerrados.
Cesare Pavese
Blanco. Una explosión. Un estallido blanco. Frente a él: todo era de un intenso blanco brillante. Más brillante que la nieve y el hielo. Blanco como las sábanas y algunas nubes. Como la leche recién ordeñada. Como el queso panela. Blanco como las tazas y los platos de porcelana. Como la espuma que corona y cabalga en la cresta de las olas en el mar. Como la nieve de limón. Ni un sonido que escuchar. Sólo silencio. Un silencio blanco. Nada. Final. Eso es: un final.
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