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miércoles, 17 abril, 2024
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Muere el poeta español Pablo García Baena a los 96 años

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Por: ANTONIO RODRÍGUEZ JIMÉNEZ* •

La Gualdra 323 / Personajes / Poesía

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El pasado domingo murió en Córdoba uno de los grandes baluartes de la poesía española contemporánea a los 96 años: Pablo García Baena. Fue uno de los fundadores y creadores de la revista de posguerra Cántico. Los poetas que aglutinan la revista a su alrededor tienen en común el esteticismo sensualista envuelto con elementos religiosos y barrocos. O sea, es una poesía sensualista, esteticista y de cierto panteísmo barroco. Supuso la conexión con una gran tradición española y europea y el inicio de la poesía futura. Sin embargo, esto en aquellos momentos lo vieron muy pocas personas y fueron tachados de poetas rezagados, modernistas, juanramonianos, locales y folcloristas. Se habló de poesía sentimentalista y se les dijo que estaban fuera de hora, cuando en realidad se estaban adelantando a su tiempo.

En los últimos años han ido desapareciendo algunos de los miembros de Cántico. El primero en marcharse fue Ricardo Molina, fallecido en 1968, después morirían Juan Bernier, Miguel del Moral, Mario López y Julio Aumente. Un año antes que Mario desapareció Vicente Núñez, muy vinculado a los poetas de Cántico y a Pablo.

Rumor oculto (1946), Mientras cantan los pájaros (1948), Antiguo muchacho (1950), Junio (1957), Antología poética (1959) fueron los primeros libros de Pablo García Baena. Luego llegaron los largos años de silencio. Pablo dejó de escribir durante algún tiempo, trasladó su residencia a Málaga y el manto del olvido se extendió durante algunos años, hasta que se publicó en la década de los setenta el libro de Guillermo Carnero “El Grupo Cántico de Córdoba”. Y a partir de ahí surgen estudiosos dispuestos a desempolvar el pasado e impulsar el futuro de estos poetas. Además de Guillermo Carnero, hay que destacar los numerosos estudios de Carlos Clementson, Fernando Ortiz, Luis Antonio de Villena, José María de la Torre o Mariano Roldán, entre otros. En 2009 se publicó una monografía titulada “Pablo García Baena, la liturgia de la palabra”, que tuve el honor de coordinar y en la que participaron las figuras más relevantes del momento.

Pablo García Baena y Antonio Rodríguez Jiménez (Junio de 2017)

 

Pablo García Baena publica, en su reaparición Antes que el tiempo acabe (1978), Tres voces del verano (1980), a los que luego le seguirían Fieles guirnaldas fugitivas y las dos ediciones de sus obras completas, una en la década de los 80 y otras en los 90, las dos publicadas por Visor y preparadas por Fernando Ortiz y por L.A. de Villena, respectivamente.

A Pablo García Baena lo nombraron en 1983 Hijo Predilecto de Córdoba, y en 1984 le concedieron el Premio Príncipe de Asturias de Creación Literaria, reconociéndosele al fin su gran labor en el campo de la poesía, galardón que brindó a sus compañeros de grupo. Durante muchos años, Pablo García Baena fue el director honorífico del Centro Andaluz de las Letras. La Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía organizó un merecido homenaje titulado Casi un centenario, tributo de afecto y atención por su gran labor realizada. Entre los días 12 y 21 de enero de 2004 se desarrolló el citado homenaje entre Córdoba y Málaga, las dos ciudades en las que ha vivido los mejores años de su vida. Presentaciones de libros, conferencias, programas especiales de radio y televisión y lecturas poéticas, además de un ciclo cinematográfico en la Filmoteca de Andalucía, fueron algunos de los actos que formaron parte del mejor homenaje que se le puede dar a un poeta vivo.

García Baena fue rotundo en este pensamiento porque tuvo unas ideas muy claras: “Yo creo que lo deslumbrante de la poesía es que no sirve para nada. Puede servir en un momento dado a un adolescente para que le cuente algo que él siente. Puede ayudar en ciertos momentos, pero es la cosa más inútil del mundo”.

El poeta desaparecido manifestó que los editores no aman la poesía: “No la quieren editar ni la quieren repartir por las librerías. Hay libros que interesan pero no están. Creo que no interesa. Pero está ahí desde que el hombre nace, desde la sombra del paraíso, evocando a Aleixandre”.

Pablo García Baena, a sus 96 años, escribía a diario, viajaba muy a menudo, impartía conferencias y daba lecturas poéticas, además paseaba por las calles de Córdoba y su obra crecía porque tenía muchas cosas que decir aún. Pero ahora ya sólo quedan sus versos para ser recordados, donde se encuentra su verdadera esencia.

 

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