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viernes, 19 abril, 2024
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Manifiesto hecho por mujeres francesas se quedó corto en su análisis: Aquelarre Feminista

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Por: ALMA RÍOS •

El manifiesto de las artistas e intelectuales francesas que calificó de puritanismo sexual al movimiento #MeToo “se quedó corto” al hablar sólo de la “galantería” o la “seducción”, pues el movimiento norteamericano surgido en el ámbito laboral del espectáculo se refiere no sólo al acoso sexual sino a la exigencia de favores sexuales a cambio de un trabajo desde posiciones de poder, expuso la integrante del colectivo Aquelarre Feminista, Sahara Calderón.
“Siempre he creído que nadie tiene la verdad absoluta pero tengo una posición al respecto, coincido mayormente con el movimiento #MeToo. Creo en la denuncia como una forma de evidenciar la situación que viven las mujeres”.
Y sobre la postura expuesta en el manifiesto francés en su contra, observó que es válido pero “se hace desde una posición distinta” y desde el feminismo, mientras que en el caso de las actrices de Hollywood las denuncias se hicieron desde un movimiento detonado por la violencia sexual sin acudir a un análisis más amplio al respecto de qué tanto son acoso o qué tanto pueden ser nada más coqueteo -las prácticas de directores, productores y actores con cierto estatus dentro de la industria-.
Pero cuando las europeas “se proclaman no como defensoras del victimario pero sí señalando que ni todas las mujeres son víctimas ni todos los hombres victimarios, creo que le quitan la oportunidad a las mujeres” que se asumen de esa manera “de poder alzar la voz” pues las señalan de “puritanas”.
Observó asimismo que se habla desde muy distintos contextos, el estadounidense y el francés, de un tema demasiado complejo, del que en su opinión, “hay que darle prioridad a quien alza la voz para denunciar algo que le incomoda” sin que por ello se le acuse de estar exagerando.
En este caso las actrices y otras mujeres insertas en el ambiente del espectáculo norteamericano no se refirieron nada más al acoso sexual sino también a la petición de favores sexuales a cambio de un trabajo, mientras que las francesas se limitaron a hablar de “galantería” o “seducción”.
En ese sentido las europeas se quedaron cortas en su análisis pues no profundizaron sobre los temas denunciados por el #MeToo.
“El manifiesto francés habla sobre esa libertad de importunar necesaria para la libertad sexual, entonces en la medida en que nosotras accedamos a cosas que a la mejor no nos parecen tan adecuadas se da la libertad sexual”, en su lógica.
Las francesas hablan de no confundir la galantería o el coqueteo con un ataque sexual, pero los señalamientos desde el #MeToo “son mucho más fuertes”, reiteró, pues el movimiento surgió desde un ámbito que tiene como componente las posiciones de poder desde donde se ejercen estas acciones.
“Entonces el acoso –sexual- no se puede ver de una manera tan simple si no analizamos desde la intención que tiene, el contexto que tiene, y la desigualdad de poder desde la que se está dando, que es lo que acusan las mujeres del movimiento #MeToo”.
“Esas situaciones, esa esfera, las convierte en víctimas. Por supuesto no es lo mismo hablar de un acoso en un espacio recreativo, que hablar de acoso o de violación incluso, o de favores sexuales en un ambiente donde existe intercambio económico, de poder y laboral. Creo que este análisis francés se quedó corto en ese aspecto. –Y se manifiesta- muy radical al tachar todo este movimiento de puritano sin analizar todas estas cuestiones que nos han costado a las feministas evidenciar”.
A raíz del #MeToo otras mujeres del ámbito laboral del espectáculo en México hicieron denuncias de violencia sexual, “creo que también en Televisa empezaron a surgir quienes alzaban la voz a favor del movimiento y empezaron a contar sus historias”.
Es importante la denuncia pública “y no es porque nos creamos, retomando a las francesas, las eternas víctimas como dicen, sino que simplemente si hay una situación que te incomoda y tú crees que atenta contra tu integridad es muy válido alzar la voz”.
Lo que visibilizó este movimiento surgido en los Estados Unidos no es tan distinto a lo que ocurre en México, dijo Sahara Calderón.
Recordó que en Latinoamérica se detonó antes el movimiento #MiPrimerAcoso, que se volvió trend topic cuando muchas mujeres relataron su primera experiencia de acoso sexual, “la mayoría –ocurrida- a edades muy tempranas”.
“Entonces creo que viene todo esto como un remolino, y que se está empezando a dar en muchos espacios. En nuestro contexto tristemente la violencia es muy fuerte y es bueno que esté surgiendo toda esta discusión que se da”.
Sahara Calderón también consideró que además de la diferenciación de las posturas argumentadas desde la posición de víctimas de violencia sexual e intelectuales, artistas y teóricas feministas, expuestas en este caso, existe un componente generacional.
Trajo a colación las declaraciones que a raíz de este debate hizo Martha Lamas, “una feminista mexicana, reconocida, intelectual, académica” en las que concuerda con las francesas en su crítica del puritanismo sexual aunque señala que no era el momento de hacer esa observación.
“Entonces vemos como Martha Lamas toda su vida ha luchado por los derecho sexuales y reproductivos de las mujeres” en México, un país latinoamericano con “demasiada violencia” sexual hacia ellas, “eso no se le puede cuestionar”.
Sin embargo, mujeres feministas más jóvenes como es su caso, ven fenómenos como el acoso sexual de manera distinta.
“Hoy se hace un análisis más profundo de qué es acoso y qué no. Y en los últimos años han sido más evidentes las denuncias”.
“Algunos tal vez pueden decir, es que están exagerando, siempre ha existido eso y nunca habían dicho nada. Pero yo creo que es parte de la evolución del feminismo también. De un entendimiento distinto”.
De misma forma reconoce en las francesas a una generación de feministas distinta a la suya. “Yo creo también eso, que hay matices. No se pueden ver las cosas en blanco y negro, hay experiencias distintas desde las cuales opinamos o nos sentimos identificadas o no con cualquiera de las dos posturas”.
Los dos movimientos surgidos de esferas distintas a la Latinoamericana, “siguen siendo un referente para las mujeres que nos desenvolvemos en otro contexto muy difícil, que estamos hablando de la violencia cotidiana en las calles, de la mujer de a pie no la actriz hollywoodense, sin embargo, no está tan despegado de lo que realmente nos sucede en México y en cualquier parte del mundo”.
Para las mujeres latinas el acoso y la violencia existe diariamente en muchos espacios, lo exhibe la alta tasa de feminicidios y la carente legislación respecto del acoso sexual en México “que también es grave y es fuerte”.
Entonces, estos temas se vuelven sumamente relevantes porque generan un debate de lo que debe hacerse localmente, dijo.
“Creo que en el ambiente en el que vivimos ahorita es indispensable que esto nos haga voltear a ver la situación de las mujeres tanto en el ámbito laboral como en cualquier espacio. Y aunque sea distinto de lo que sucede allá es un movimiento que alienta a las mujeres a alzar la voz”.

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