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jueves, 28 marzo, 2024
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Sessions rehusó hablar sobre pláticas con Trump

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Por: Joaquín Zamora •

Nueva York.

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Al declarar que la acusación de su posible colusión con los rusos en la campaña electoral de Donald Trump es una mentira deplorable, y defender su honor como fiel servidor público, el procurador general, Jeff Sessions, rehusó responder toda pregunta relacionada con la posible interferencia del presidente en la investigación encabezada por el ex director de la FBI James Comey, su ex subordinado, a quien ayudó a cesar.

Desde la silla donde hace cinco días Comey compareció ante este el Comité de Inteligencia del Senado, Sessions declaró: la sugerencia de que participé en cualquier colusión, o de que estaba enterado de cualquier colusión con el gobierno ruso para dañar a este país, al cual he servido con honor por más de 35 años, o de minar la integridad de nuestro proceso democrático, es una mentira atroz y detestable.

Subrayó: nunca me he reunido o tenido cualquier conversación con algún ruso o funcionarios extranjeros en torno a cualquier tipo de interferencia con cualquier campaña o elección en Estados Unidos, y aún más, no tengo conocimiento de tales conversaciones con cualquiera conectado a la campaña de Trump.

Pero bajo interrogatorio, sobre todo de los senadores demócratas, Sessions repetidamente se negó a abordar toda conversación privada que ha sostenido con el presidente Trump, citando una ambigua política del Departamento de Justicia, el cual encabeza, de no violar mi deber de proteger las comunicaciones confidenciales con el presidente.

Durante dos horas y media, Sessions respondió a preguntas de sus ex colegas –fue senador durante 20 años– sobre su decisión de recusarse de la investigación de la FBI sobre la injerencia rusa en la campaña de Trump, sus encuentros con el embajador Serguei Kislyak en Washington y su papel y manejo en el despido de Comey.

Afirmó que tomó la decisión de recusarse no porque él estuviera bajo investigación, sino por regulaciones del Departamento de Justicia que obligan a apartarse a cualquier funcionario que participó o conoció a los involucrados en una investigación.

Sessions había provocado sospecha de alguna especie de encubrimiento después de que en las audiencias de ratificación a su puesto, en enero, había declarado: yo no tuve comunicación con los rusos, el Washington Post reveló que había tenido por lo menos dos reuniones con el embajador Kislyak, en 2016. Poco después, Sessions confirmó que eso fue cierto, pero que sólo se entrevistó con el embajador como parte rutinaria de su trabajo como congresista.

Como algunos senadores comentaron ayer que Sessions podría haber cometido perjurio por ello, hoy ofreció una explicación de por qué eso no fue mentira. Argumentó que esa respuesta fue en relación a si él, en su calidad de representante de la campaña de Trump, se había reunido con oficiales rusos, y en ese contexto la respuesta sigue siendo que no, ya que se reunió con Kislyak en su calidad de senador. O sea, buscó marcar una línea poco clara entre cuándo obraba en su capacidad de senador y cuándo como representante de la campaña.

Sessions fue el primer senador en apoyar a Trump, y encabezó su equipo de asesores sobre asuntos de seguridad nacional durante la campaña en 2016.

Sessions también trató de explicar por qué su recomendación al presidente de cesar a Comey no violó su recusamiento de la investigación que encabezaba el entonces director de la FBI.

Vale recordar que la primera versión oficial del despido de Comey, el 9 de mayo, fue que Trump actuó por recomendación de Sessions endosando una evaluación crítica del subprocurador general Rod Rosenstein sobre el manejo de la investigación de los correos electrónicos de Hillary Clinton. Pero al día siguiente, el propio presidente se contradijo al comentar en una entrevista de televisión que ya había decidido correr a Comey aun antes de la recomendación de los jefes del Departamento de Justicia, y que no fue por lo de Clinton, sino por esa cosa rusa. Le dijo lo mismo al propio canciller ruso Serguei Lavrov en una reunión ese día en la Casa Blanca, donde comentó que con ello se quitó una presión y de pilón calificó a Comey de loco.

Sessions frustró a los senadores demócratas al rehusarse una y otra vez a comentar sobre sus intercambios con el presidente y otros en la Casa Blanca en torno a Comey y asuntos relacionados con la investigación. Rechazó tajante que estuviera evadiendo declarar sobre todo esto, y dijo que sólo se estaba apegando a las normas –aunque no pudo decir si existen en papel– de revelar conversaciones internas dentro del Poder Ejecutivo. Interrogado directamente sobre si tuvo una conversación con Trump respecto del despido de Comey, Sessions respondió: no puedo confirmarlo ni negarlo.

Así, evadió responder a la pregunta directa de por qué Comey fue despedido, y si eso no era parte de una interferencia o hasta de obstrucción a la justicia en torno a la investigación que encabezaba el ex director de la FBI.

Para complicar las cosas, la audiencia procedió mientras se intensificaba la especulación sobre si Trump está contemplando despedir a Robert Mueller, el fiscal especial nombrado por el subprocurador general para encabezar la investigación de la injerencia rusa en las elecciones y sus secuelas, después del despido de Comey.

Esta versión empezó a correr después de que el empresario Chris Ruddy, amigo cercano de Trump, dijo el lunes que el presidente está considerando correr a Mueller, y el rumor fue alimentado por un tuit de Newt Gingrich, ex líder legislativo republicano y aliado cercano del mandatario, quien se sumó a una campaña para desacreditar a Mueller, atacando su falta de imparcialidad.

Este martes, en otra audiencia legislativa, al subprocurador general Rosenstein le preguntaron si cumpliría una orden del mandatario de cesar al investigador que él mismo nombró. Respondió que sólo él (ya que Sessions está recusado de todo esto) podría despedir a Mueller, y que si el presidente le ordenaba hacerlo, cumpliría sólo si la solicitud fuera legal y apropiada, y si existía una buena causa para hacerlo. Indicó que Mueller gozará de la independencia necesaria para cumplir con su investigación.

La cúpula republicana, aparentemente alarmada por las implicaciones potenciales de tal decisión, expresó de inmediato su apoyo a la investigación encabezada por Mueller. Paul Ryan, presidente de la Cámara de Representantes, declaró que lo mejor para el presidente es que permita que Mueller haga su tarea.

Mientras procede la investigación encabezada por Mueller, y por lo menos otras cuatro de comités legislativos, no se ve el final de todo esto en el panorama. La sesión con Sessions hoy, lejos de poner fin a especulación y sospechas, abrió nuevas interrogantes.

Por otro lado, el ciberespacio se infestó con rumores de que los Golden State Warriors, quienes ganaron el campeonato de basquetbol profesional sobre los Cavaliers la noche del lunes, ya habían decidido de manera unánime no aceptar una invitación a la Casa Blanca. Tradicionalmente se invita a equipos a festejar sus campeonatos con el presidente. El famoso técnico del equipo, Steve Kerr, y varios de los jugadores no han ocultado su desprecio por Trump, pero un vocero dijo que, ni se había recibido una invitación, ni se había tomado una decisión sobre el asunto.

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