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martes, 23 abril, 2024
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Desayuno en Tiffany’s, mon ku. Una película catastrófica: Muerte de un ciclista

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Por: ÉVELYNE COUTEL • Admin •

La Gualdra 237 / Cine

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Para no desviarnos por completo del tema de la catástrofe al que se aludió últimamente en esta columna, volvemos sobre una película antigua cuyo título no deja de remitir a este concepto: Muerte de un ciclista, realizada por Juan Antonio Bardem en 1955, en un periodo en que un núcleo de cineastas en desacuerdo con el régimen de Franco intentaban abrir nuevas sendas y apartarse de las consabidas fórmulas que imperaban en la pantalla española como el cine histórico y el cine “de levita” que consistía en adaptar obras literarias para realizar películas idealistas con decorados lujosos e historias de amor empalagosas que poco tenían que ver con la realidad social del país. El elemento clave para iniciar el cambio fueron las Conversaciones de Salamanca en las que Bardem expuso en términos catastróficos la situación del cine español, al que consideraba “políticamente ineficaz, socialmente falso, intelectualmente ínfimo, estéticamente nulo e industrialmente raquítico”.

La cinta empieza de manera explícitamente catastrófica cuando María José y su amante Juan atropellan a “un ciclista” sin identidad propia en una carretera desolada al volver de una de sus citas. María José pertenece a la alta burguesía, por eso prefiere irse sin ayudar al ciclista aún vivo ya que el descubrimiento del homicidio significaría el del adulterio y el fin de sus privilegios de dama mantenida.

Muerte de un ciclista muestra su parentesco con el neorrealismo italiano cuando Juan, corroído por el remordimiento, decide visitar a la viuda del ciclista y se adentra en los barrios más pobres de Madrid. De esta manera el lodo y la miseria tienen cabida en la pantalla y se exhiben las desigualdades sociales a través de una estética del contraste que Bardem cultiva a lo largo de la película y que se plasma no sólo en los lugares sino también en la dicotomía entre el individualismo de los burgueses y la multitud de los estudiantes que se rebelan contra Juan, el cual consiguió su plaza al ser un ex combatiente del bando nacional.

Dentro del esquema narrativo hay que destacar al personaje clave de Rafa, inspirado en la figura carnavalesca del bufón que se encarga de divertir a los ricos y que a la vez tiene el poder de burlarse de ellos y sacar a relucir sus vicios sin temor a ser castigado. Lo mismo hace con Juan, María José y su cornudo esposo Jorge al insinuar repetidas veces que lo sabe todo, estableciendo una forma de chantaje que hundirá a los protagonistas en un permanente desasosiego. De hecho un clima de tensión dramática recorre la cinta de buenas a primeras hasta el desenlace aciago que acaba con Juan y María José.

Además del neorrealismo italiano y del cine soviético, el cine negro constituye una fuente de inspiración fundamental que refleja la cinefilia de Bardem y su admiración por las películas de Hitchcock. Los recursos típicos de este género (contraluces, tono sombrío de los decorados, humedad…) impregnan toda la película de un fuerte suspense que cumple una función proléptica con respecto a la catástrofe final.

María José, por una parte, parece una copia de las mujeres fatales del cine negro pero al mismo tiempo cobra un significado directamente relacionado con el contexto nacional cuando nos enteramos de que antes de la guerra civil era una buena novia que estaba por casarse con Juan. El conflicto y la institucionalización del Régimen hicieron de ella una mujer fatal, egoísta y manipuladora que viene a ser la personificación de la maldad de una dictadura que instauró un sistema de favoritismo que acentuó las desigualdades entre pobres y ricos.

Al ser una coproducción hispano-italiana el guión tuvo que someterse a una doble censura. La censura española estaba demasiado obsesionada con el tema del adulterio para poder reparar en el contenido sociopolítico subversivo de la cinta. Al contrario la censura italiana sí se dio cuenta y por ello el guión tuvo que sufrir algunas modificaciones que no impidieron que la Iglesia calificara la cinta de “gravemente peligrosa” ni que, por otra parte, fuera presentada en Cannes donde recibió el Premio de la Crítica Internacional.

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra-237

Fotograma de Muerte de un ciclista, dirigida por Juan Antonio Bardem en 1955.

 

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