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jueves, 28 marzo, 2024
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‘Voraz’, de Julia Ducournau

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Por: ADOLFO NÚÑEZ J. •

La Gualdra 298 / Cine

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Uno de los principales problemas cuando se lanza una película que es muy esperada, es que a raíz de una errónea publicidad o de comentarios relacionados con la naturaleza de la misma se genera cierta idea errónea por parte de la audiencia, cuyas expectativas al encontrarse hasta el tope son incapaces de llenarse.

En el caso de Voraz (Raw), ópera prima de Julia Ducournau se hablaba de una película no apta para los de estómago delicado, al existir afirmaciones de que al ser proyectada en Cannes y Toronto hubo personas que ocuparon asistencia médica, debido a la naturaleza gráfica de algunas secuencias que contenía la cinta. Sin embargo, a pesar de en efecto haber algunas secuencias que pueden incomodar a más de una persona, el valor de la película no deber recaer en el morbo colectivo como resultado de una publicidad mal fundamentada, si no al tratarse de un ejercicio fílmico lleno de energía y potencia visceral, cuyas imágenes, con sangre o ausencia de la misma son altamente poderosas y reflejan tras la cámara el gran talento de Ducournau como directora.

En la película conocemos a Justine (Garance Marillier) una chica de 16 años quien proviene de una familia donde todos son estrictamente vegetarianos. Al ingresar a la facultad de veterinaria, en sus primeros días Justine es obligada a comer carne cruda, como parte de su iniciación por los ya veteranos estudiantes de dicho plantel, y es especialmente presionada por su hermana Alexia (Ella Rumpf) para llevar dicho acto a cabo.

Al pasar de los días Justine comienza a notar cambios en su cuerpo y en su personalidad, que reflejan una naturaleza que encuentra aterradora, así como un hambre que no puede controlar y que sólo se logra saciar al ingerir carne humana.

En el cine de horror las películas más memorables han sido en las cuales la historia representa una idea, que alejada de la ficción, es el reflejo de temas que se encuentran muy aterrizados en nuestra realidad.

Dentro de todas las lecturas que se le pueden dar a la cinta, la más clara es la metáfora al despertar sexual de su protagonista, pero también se encuentra la idea de la burbuja que es creada en la institución familiar, que al prohibir el uso de cierta sustancia o práctica (en este caso, en no ingerir carne) lejos de ayudar, perjudica a los jóvenes al encontrarse en contacto directo con éstas y no saber cómo reaccionar ante ellas.

Inconscientemente también dicho acercamiento es llevado a cabo como un acto de rebeldía ante la autoridad, así como la integración a un grupo social. Como tal, en Justine y el acercamiento a su feminidad y nuevas experiencias se moldea su carácter, de manera individual, y de manera universal demuestra los instintos que todos llevamos dentro y que a veces no podemos controlar.

En ese sentido, Voraz carga con mensajes actuales y necesarios al desarrollarse en contextos juveniles con los que todos nos logramos identificar, en mayor o menor medida, al momento de definir nuestra personalidad, y en los límites físicos a los que llevamos nuestro cuerpo; por ejemplo, al estar en contacto con el alcohol o al tener relaciones sexuales (ambos temas también abordados con una enorme sutileza en la cinta) y que no necesariamente tienen que ver con comer carne humana.

Con un impresionante dinamismo, Voraz es una experiencia intensa y un banquete de secuencias memorables, las cuales resonarán en la mente de muchos después de haberla visto, al estar directamente relacionadas con la humanidad y los impulsos que la película plantea y que todos poseemos.

 

 

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra_298

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