Permítaseme esta afirmación. Quizá desde los gobiernos de Juárez, pasando por Maximiliano, Porfirio Díaz, Huerta, Obregón, Calles y el Maximato, el priismo entero, los dos gobiernos del PAN y Peña Nieto, en México se ha normalizado el centralismo del poder en una sola persona: el presidente.
Así, la costumbre no nos permite imaginar sistemas políticos, económicos y sociales donde, en la base de la pirámide, no se encuentre una figura presidencial observando todo desde la omnipotencia del cargo, el cual se perpetúa a través de la designación del sucesor desde la cúpula del dedazo, donde no cabe la consulta, la opinión de nadie, más allá del gran elector. Bajo este esquema, el pueblo mira, calla y vota por aquel o aquella que fue designado en la soledad del poder.
El dedazo asegura el orden para los que están cerca del poder, es decir, cambia quien ostenta la banda presidencial y el control, pero se mantienen intactos los intereses de quienes obedecen y brindan sus servicios a quien esté al frente de una maquinaria bien aceitada. Sin embargo, todo esto ha dejado de lado a los millones de mexicanas y mexicanos que el poder ignora y que con su trabajo producen la riqueza que los de arriba aprovechan sin permitir que el desarrollo y la justicia sean disfrutadas por la mayoría.
La riqueza acompaña al control político y éste, a su vez, se apoya en la ignorancia que da un modelo donde los pocos se aprovechan de un pueblo que tiene más necesidad de comer y guarecerse del frío, la lluvia, el sol, que de querer participar en la vida política nacional. La pobreza produce el desinterés necesario para que los de arriba mantengan una vida cómoda para unos cuantos.
Este es el esquema que busca romper la Cuarta Transformación, es la lucha de cada uno de los Servidores de la Nación, es la idea de las grandes obras estratégicas como las refinerías, el tren maya, el aeropuerto Felipe Ángeles. Llevar beneficios a los millones y millones de productores del campo a través de Producción para el Bienestar, precios de garantía, Sembrando Vida.
Trabajamos para que los mexicanos accedan a situaciones que rompan el ciclo del asistencialismo y podamos acceder a un pueblo capaz de involucrarse en la toma de decisiones, desde situaciones socio económicas que les permitan acceder a la educación y a una información libre de las cortinas de humo planteadas por la derecha para enseñar un mundo basado en la división, en el racismo y el clasismo.
Desde el primer gobierno de la Cuarta Transformación, encabezado por nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador, planteamos el compromiso y la necesidad de decidir de la mano del pueblo y para el pueblo.
Nuestra propuesta de un gobierno cercano al pueblo es impensable para la oposición que sólo piensa en un poder político gerencial de sus intereses, es decir, cuestionan los métodos de decisión que involucran la opinión del pueblo y las desestiman.
Estamos ciertos que Morena no está esperando el dedazo para decidir a la candidata o al candidato a la presidencia de México, al contrario, está esperando la opinión de las mexicanas y los mexicanos, quienes decidirán, a través de ejercicios democráticos, quién será el que continúe construyendo esta revolución pacífica que es la 4T.
Lo crean o no lo crean, así será. Estamos cambiando la historia. Esto es un hecho y nadie detendrá este cambio.