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jueves, 28 marzo, 2024
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Beppo, el gato espacial

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Por: La Jornada Zacatecas •

(7 CONCURSO DE CUENTO CORTO DE LJZ)

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En algún lugar del tiempo, existía una pequeña civilización llamada Spölember, en honor al gato más sabio de la comunidad de gatos, en un planeta muy lejano al nuestro, llamado Kepler-B612. Este planeta tenía las mismas características que el planeta Tierra, sólo que Kepler-B612 era 50 veces más grande. Cada mes se realizaban lanzamientos de cohetes espaciales, ya fuera para poner en órbita satélites, estaciones espaciales, o para mandar a gatos-tronautas a investigar el espacio exterior. En este planeta había un pequeño gato llamado Beppo: él soñaba con ser gatos-tronauta y, después de 20 años, su sueño se realizó. El día Gastles del mes Drack, en el año 5042, tocó el turno de Beppo para ir en busca de un buen planeta para habitarlo, ya que la civilización acabó con los recursos naturales de la única región habitable y, por lo tanto, casi no había alimento. Beppo pasó aproximadamente cuatro años en el espacio, hasta que se encontró con un planeta muy llamativo. Este planeta se llamaba Makemake-A51 (planeta Tierra). Su flora y fauna eran algo diferentes a las del Kepler-B612. Entonces, Beppo decidió aterrizar ahí. Una vez instalado, se quitó su casco para saber si había oxígeno, y sorpresivamente, sí había, así como yacimientos de agua. Beppo se emocionó demasiado y subió rápidamente a la nave para regresar al Kepler-B612 y llevar la buena noticia a la civilización sobre el nuevo planeta habitable. Ya estando ahí, dio la noticia, y entonces los gatoingenieros en astronomía rápidamente comenzaron a construir naves espaciales para transportar a los habitantes hasta el planeta Makemake-A51. Cuando llegaron al Makemake-A51, la civilización organizó una fiesta sorpresa para Beppo, y desde aquel día la civilización dejó de llamarse Spölember y comenzó a llamarse Beppo. Él no sabía nada de la fiesta hasta que llegó a la plaza, donde estaban todos reunidos, pero escondidos a la vez, para de repente gritar “¡Felicidades y gracias Beppo!”, mientras salían de sus escondites. Beppo quedó en shock unos segundos hasta que reaccionó y dijo “gracias, no fue nada”. Esa tarde todos disfrutaron de un delicioso banquete y desde ese día la civilización aprendió a utilizar los recursos naturales con más moderación.

 

Autor: Diego Sebastián Flores Zúñiga                                                                                                

Edad: 12 años

Escuela Secundaria Técnica 25 “J. Jesús Larios Guzmán”

Tacoaleche, Guadalupe, Zacatecas

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