Esaú Arteaga Domínguez, músico y docente de la Benemérita Universidad Autónoma de Zacatecas (BUAZ), consideró que el Festival Cultural de Zacatecas requiere de un mayor criterio de calidad y mayor control de las presentaciones y así garantizar que la oferta sea de calidad.
“No digo que el festival sea de mala calidad, pero debería haber un control, porque no todo lo que se presenta merece estar en el festival. He visto que ya no hay rigor y eso nada tiene que ver con la creatividad o libertad de crear, sino que no hay procesos de selección debidamente adecuados que merezcan estar en un festival de esta naturaleza”, dijo.
Expuso que no hay procesos bien establecidos para la selección de las obras a presentarse y en consecuencia hay una actitud “oportunista y chambista” de los artistas de tal manera que hacen cosas “sólo para meterse un presupuesto a los bolsillos”.
Afirmó que no hay criterios que garanticen la presentación de obras de calidad que realmente aporten a un festival cultural, lo que también tiene que ver con la gran cantidad de eventos que hay y eso rebasa la capacidad del Instituto Zacatecano de Cultura.
Muestra de ello, comentó Arteaga Domínguez, fue la Banda Sinfónica cuyo director decidió vetar del concierto realizado el pasado jueves, la Obertura 1812 de Tchaikovsky con el argumento de solidarizarse con las víctimas de la guerra en Ucrania, lo cual fue incorrecto debido a que “las manifestaciones culturales se caracterizan fundamentalmente porque liberan la creatividad y de alguna manera la libertad humana”.
“La creación artística lleva implícita la libertad y ni Tchaikovsky ni la obra tienen compromiso en un acontecimiento bélico de esta naturaleza. Creo que en su tiempo y en su contexto es una obra plenamente válida”, agregó.
Opinó, entonces, que esa fue una decisión desafortunada e incluso pudiera considerarse inquisitoria de parte del director de la Banda Sinfónica, ya que esa obra artística no tiene compromiso político.
Aunado a ello, opinó que la actitud de los diferentes gobiernos hacia la Banda Sinfónica y a su director “es de exceso de libertad pasando por problemas de corrupción en el manejo de presupuestos que derivó incluso en algunos conflictos”.
Arteaga Domínguez consideró que la Banda Sinfónica es una institución respetable y con aportaciones importantes, pero “se sabe que hay problemas y no han querido solucionarlos por respeto a un linaje familiar que tiene sus aportes, pero también ha tenido muchos desaciertos que no han contribuido a la vida cultural zacatecana”.
Recordó el caso de la Orquesta de Cámara que, en primera instancia, parecía una buena intención del Gobierno del Estado, pero resultó que a sus integrantes solamente se les iba a remunerar con becas.
“La conformación de una Orquesta de Cámara no se puede conformar con becas y eso tarde o temprano tendría sus consecuencias y las tuvo, porque se le dio muchas concesiones a esta tradición familiar que tiene un tufo priísta y nunca se le quiso atender con seriedad”, expresó.
Desde su perspectiva, debió convocarse cada una de las plazas, hasta la del director, para que se otorgaran de manera transparente, pero hasta el momento no se ha definido crear la orquesta desde una visión profesional.
