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jueves, 18 abril, 2024
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Cervezas, rave y algo de cultura

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Por: QUITO DEL REAL •

  • El son del corazón

Algunas notas recientes de los periódicos locales informaron que a la Cervecería Modelo le interesa ocupar la planta alta del mercado Jesús González Ortega, porque Zacatecas fue declarada por ellos mismos Capital Mundial de la Cerveza y con ella respaldará su proyecto cultural, diseñado para mantener un programa de actividades que difundirá la imagen zacatecana en los rincones más lejanos del mundo.

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Pregunto: ¿Y qué con eso? No considero que este título, Capital Mundial de la Cerveza, que bajo otras circunstancias podría ser honroso, sea el argumento que justifique el control de un edificio porfiriano de estilo ecléctico, profundo y funcional, que explica nuestra historia urbana y vida social del siglo XX y lo que va del XXI.

Es de poco mérito que una compañía transnacional imponga su poder económico, sus ocurrencias y veleidad, para explotar la concesión de uno de los edificios más simbólicos de los zacatecanos para, con el pretexto de impulsar su nebuloso proyecto cultural, hacer de la azotea del mercado un área disponible para recrear, en un rectángulo abierto y panorámico, el ocio del público regional de más altos recursos económicos, y del turismo de gran clase que se interne por estos pagos.

 

El inesperado posmodernismo de las autoridades

¿A quién se le ocurrió esta locura? ¿Quiénes son los funcionarios locales que no intervinieron con energía y resolución, para desalentar estas pretensiones desatinadas? Las autoridades municipales y estatales muestran una vez más, con su liberalismo perturbado y su apatía cómplice, el poco conocimiento y el desprecio que les merece la preservación del Centro Histórico.

Espero que los funcionarios de la UNESCO no olviden hacer una visita por acá, para que comprueben las huellas incontenibles de las marcas en el horizonte de la ciudad y opinen, por fin, si vale la pena que ésta continúe designada Patrimonio Cultural de la Humanidad, según la sabia visión de don Federico Sescosse, o regrese a una categoría de consolación, para estar al nivel profano de los dirigentes políticos locales, en luna de miel de reformismo exaltado con los dirigentes de la producción cervecera.

¿Con quién desean quedar bien en un proyecto que solo busca el posicionamiento comercial de la marca Corona? ¿Acaso participaron en esta compulsión progresista las autoridades municipales y estatales, con un gesto de subordinación, para corresponder y adular a la Cervecería Corona por su reciente inversión de 60mdd, con el fin de ampliar su capacidad de maltería?

Deseamos saber la causa de esta sorpresiva idea, donde los ciudadanos zacatecanos son tratados como convidados de piedra y los locatarios del mercado González Ortega, son sombras a las que no se les reserva ninguna distinción.

La mayoría de los comerciantes del mercado González Ortega están en desacuerdo con el proyecto, después de haber efectuado una reunión a puerta cerrada con las autoridades municipales, representantes de Grupo Modelo y líderes de la Canacozac, Canirac y de hoteleros, el pasado jueves 12 de noviembre.

En esta reunión se mostraron las reglas del juego del proyecto de remodelación de este lugar, para que todas las fichas sean para la Modelo, y zapato para los locatarios. Se les propuso que, al ser Grupo Modelo el administrador de este lugar, se les daría un contrato de comisión mercantil, pero estos términos no fueron explicados suficientemente, en términos jurídicos y económicos.

Se les sugirió la posibilidad de cambiar de giro comercial y, de no aceptar este cambio, simplemente se les sacaría del mercado artesanal. Conclusión: el fallo está cocinado y, después del anuncio, puede venir la expulsión para la franja de inconformes.

 

La Corona no conoce nuestra cultura ni a nuestros artistas

¿Desde cuándo la corporación cervecera de Calera se ha inquietado por el desarrollo cultural de los habitantes zacatecanos? ¿Cuál es la calidad de sus campañas culturales corporativas? Pregunto estas cosas, porque la vida artística y cultural de la región subsiste, y resiste, al margen de las iniciativas altruistas de esa compañía trasnacional, concentradas en sus convites clasistas, como el Zacatecas Fest, donde sólo acepta a gente baladí, pirrurris y “bonita”.

Desde su instalación en el valle de Calera, hace dos décadas, la Compañía Corona no luce un esfuerzo interesante para mantenerse comprometida con el ethos zacatecano. En estas décadas la hemos visto operar con sigilo, separada de los esfuerzos de la comunidad artística y de las tradiciones de los pueblos y municipios.

Sin embargo, la Compañía Corona destaca por sus frecuentes conflictos con sus trabajadores, a los que ha reprimido por su organización sindical, amén de ser campeona en la sobreexplotación de nuestros mantos acuíferos y de la mano de obra campesina. Creo que estos antecedentes la dibujan de cuerpo entero.

Nunca, en este gran lapso, nos sorprendió por su generosidad; desconocemos si tienen instalada una oficina cultural, dedicada a desarrollar relaciones sociales y artísticas con los creadores de la región, mediante apoyos o becas, para compartir con la comunidad artística una parte de sus abundantes ganancias. Sin embargo, su reserva y distancia son vestigios de un manejo gerencial seco, vacunado contra una eventual corrosión populista. O sea: usted dedíquese a traer utilidades y a chupar la sangre de los zacatecanos, y cállese.

 

¿Por qué tipo de cultura suspira la Corona?

Sería interesante encontrar respuestas precisas en las intenciones de la Cervecería Modelo, para descubrir su insólito afecto, aunque opaco, payito y tardío, por la cultura zacatecana.

Será difícil: el negocio de la cerveza impulsa campañas muy agresivas para posicionar sus marcas. El interés repentino por controlar un área importante del mercado González Ortega, y asignar títulos o nominaciones artificiales e inocuas a oscuros personajes y ciudades, tiene origen en sus planes de negocios, donde se arman proyectos de difusión comercial sin romanticismo, con preeminencia del crudo lenguaje del dinero.

Una vez más observamos la victoria de las corporaciones, asociadas con el progresismo oportunista de los políticos encumbrados de esta ciudad, para ocupar los edificios históricos más memorables y las áreas públicas que son símbolo y sitio de reunión de los ciudadanos. El arribo de las marcas, tanto bancarias como de la hotelería y la gastronomía, marcha invicta con la idea de transformar a la Avenida Hidalgo en un inmenso mall, donde se instalen los negocios internacionales más rentables. Después de Sanborns, Vips, las familias bancarias española y británica, varios consorcios hoteleros y el McDonald´s, el mercado González Ortega es un escalón importante del proyecto para proyectar la marca Corona.

Este fenómeno es representativo de la agresión neoliberal contra las ciudades históricas, transformadas en centros de marketing y consumo; en las plazas antiguas, que eran y deben mantenerse como espacios de discusión comunitaria, de protestas y de reuniones políticas, ahora prevalecerá el simbolismo posmoderno del capital y el gélido rostro de las trasnacionales. Nacos, absténganse.

Las costumbres bucólicas de una ciudad noble, bella y apacible serán abatidas sin consideración. Pero en esta circunstancia, si no hay una respuesta enérgica de los zacatecanos, las marcas se meterán hasta la cocina, o al retrete, de donde será difícil expulsarlas. ■

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