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jueves, 28 marzo, 2024
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El impacto en Zacatecas del Movimiento Estudiantil de 1968

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Por: RAYMUNDO CÁRDENAS HERNÁNDEZ •

Durante los años cuarenta y cincuenta, en varios estados del país predominaba el régimen denominado caciquismo. Leobardo Reynoso encabezó la élite del poder de Zacatecas aplastando a sus opositores hasta que, en 1962, el nuevo gobernador José I. Rodríguez Elías, con el aval del presidente Adolfo López Mateos, inició el desmantelamiento de la élite del poder existente y la construcción de una nueva que mantuvo un autoritarismo que impidió el crecimiento de la oposición. En ese contexto, sin movilización ni debate de por medio, en 1968 se aprobó su iniciativa de decreto que transformó al Instituto de Ciencias Autónomo de Zacatecas (ICAZ) en Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ). El Movimiento Estudiantil de 1968 no tuvo un impacto inmediato en el estado, por el control autoritario sobre las organizaciones estudiantiles y la inexistencia de una oposición política poderosa. Sólo un grupo muy reducido de estudiantes repartió algunos volantes y pintó consignas en algunas paredes.
Sin embargo, las poderosas reverberaciones del movimiento en la década siguiente fueron muy importantes en la configuración de la UAZ y de la entidad en su conjunto. Si buscamos un evento concreto que marque el inicio de sus efectos transformadores, podríamos coincidir en que fue el surgimiento de la corriente universitaria por la reforma integral de la institución y por su compromiso con la solución de los problemas de la mayoría de la población, promovida por unos cuantos profesores, muchos estudiantes y exalumnos que regresaron a nuestra universidad después de realizar diversos estudios de posgrado en la Ciudad de México.
Igual que yo, muchos recién egresados de universidades de provincia arribamos a diversos centros de investigación y posgrados de la UNAM, del IPN y otras instituciones, y pronto descubrimos que varios de los mejores maestros tenían opiniones muy críticas sobre el momento que vivía el país y en particular la Universidad, dados los recientes acontecimientos del 68 y del halconazo del 10 de junio de 1971. Esas opiniones se discutían en corrillos informales, sobre todo cuando coincidían algunos compañeros egresados del politécnico, la UANL y por supuesto de la UNAM y el tema a debate era la guerrilla. Casi siempre se hacían alusiones al activismo en las escuelas de origen de varios becarios, de correligionarios de Raúl Ramos Zavala o de Ignacio Salas Obregón, quienes habiendo sido líderes estudiantiles se convirtieron en dirigentes de la Liga Comunista 23 de septiembre, que convocaba a combatir al régimen por la vía armada. También se comentaban la “apertura democrática” de Luis Echeverría y las posiciones de Heberto Castillo y Carlos Fuentes, que llevarían a la formación del PMT, y las de los “peces” (miembros del PCM) que libraban un debate intenso sobre las formas de lucha contra el sistema.
Al mismo tiempo, en el país se desarrollaba un poderoso movimiento campesino de lucha por la tierra, cuya expresión en la entidad zacatecana fue el Frente Popular de Zacatecas (FPZ), creado por iniciativa de estudiantes y trabajadores de la UAZ, del PCM estatal, además de solicitantes de terrenos urbanos. El FPZ enfrentó directamente a la élite del poder en Zacatecas, logró triunfos importantes y se constituyó en una fuerza no electoral, opositora al régimen, que llenó un vacío de dos décadas. También se generó en esa época una insurgencia poderosa de los trabajadores en distintos sindicatos que crearon las condiciones para la construcción del sindicalismo universitario. Tuve la suerte de seguir de cerca el surgimiento del SPAUNAM y en otras universidades, y de formar parte del grupo fundador del SPAUAZ y ser electo como su primer secretario general.
Los impulsos transformadores del movimiento del 68 también se sintieron en la lucha por una reforma política que incluyera el registro electoral de las izquierdas y la amnistía a los presos políticos, desplegada en la coyuntura de renovación de los poderes Ejecutivo y Legislativo del país en 1976, en un marco de crisis económica y política muy graves expresadas en: devaluaciones importantes; una confrontación inédita entre el presidente y la oligarquía; la postulación de José López Portillo como candidato único a la presidencia por la incapacidad del PAN para lanzar su propio candidato; y una gran irritación en las izquierdas por la guerra sucia y por no contar con registro para participar en los procesos electorales. El resultado de esa trascendental lucha fue la reforma política de 1977 y la amnistía para algunos de los presos políticos sobrevivientes del movimiento guerrillero.
Al mismo tiempo, a contrapelo de la línea política del gobierno federal, la élite del poder local en Zacatecas intentó un golpe de mano con la toma del edificio de rectoría de la UAZ el 10 de enero de 1977, para imponer la expulsión de la institución y del territorio zacatecano de los principales dirigentes de la naciente izquierda universitaria y social. El golpe fracasó y la institución se consolidó como un sólido patrimonio de las clases populares.
Así pues, el Movimiento Estudiantil de 1968 hizo posible que durante la turbulenta década de los años setenta se escenificaran luchas sociales y políticas que contribuyeron a la formación de muchos de los dirigentes de la izquierda de los siguientes treinta años, que construyeron la nueva oposición política de Zacatecas, derrotaron al autoritarismo, lograron reformas políticas locales importantes, afianzaron la gratuidad de la educación pública y, de manera indirecta, contribuyeron al inició de un proceso de diferenciación en el interior del PRI, que terminó con su ruptura en 1998 y creó las condiciones para la primera alternancia en el poder ejecutivo estatal.

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