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viernes, 17 mayo, 2024
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Panorama económico de México. Inversión, empleo y finanzas públicas

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Por: La Jornada Zacatecas •

Rogelio Gómez Moya

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El panorama próximo para la economía mexicana representa un escenario favorable para el crecimiento económico debido a los movimientos y conflictos del capital trasnacional. Lo que se traduce en la llegada de Inversión Extranjera a México (IED) debido al fenómeno de relocalización o nearshoring. No obstante, el probable próximo crecimiento económico de México tiene que ser aprovechado tanto para buscar su sostenibilidad, como para que se propicie un aprovechamiento del mismo en beneficio de la clase trabajadora.

Todo lo anterior se plasma en los fenómenos de la informalidad y la productividad. Si bien durante este gobierno se ha logrado un combate a la pobreza sin precedente histórico, dado que se pudieron sacar de la pobreza a cinco millones de personas, según lo afirma el CONEVAL, el problema de las condiciones laborales sigue siendo un gran reto para la economía mexicana. Una de las grandes enseñanzas del periodo de la 4T es que el aumento del salario mínimo contribuyó de manera significativa a ese combate a la pobreza. No sólo el incremento de los programas sociales. Pero lo que no se ha conseguido en esta administración, ni en las anteriores, es el combate a la informalidad.

La informalidad es un fenómeno que representa a más de la mitad del empleo total en México. Condición laboral que se caracteriza por tener una menor productividad. El empleo formal tiene una productividad mayor que el empleo informal (4 a 1). Por lo tanto, con el crecimiento sin precedentes de la inversión debido al nearshoring se debe procurar que se absorba mano de obra desde los sectores de baja productividad e informales hacia aquellos formales y de mayor productividad. Siendo muy importante para lo anterior una política activa de la administración pública que atraiga inversiones, más allá del impulso externo que está contribuyendo a su llegada. Un intento específico en este sentido es la estrategia de reducción del ISR a las empresas que se instalen en el corredor transístmico.

Un dato importante es que la productividad se ha empezado a elevar dado el crecimiento del PIB, debido al crecimiento de la inversión, más que al crecimiento del consumo. La productividad del segundo trimestre de este año fue mayor a 3%. No obstante la productividad sigue por debajo de aquella que tenía la economía mexicana en 2014.

Los datos del comercio exterior del primer semestre del año en curso son alentadores respecto al uso que se está teniendo del comercio internacional. Puesto que mientras crecen las exportaciones mexicanas, especialmente las manufactureras, y se reducen las importaciones de bienes de consumo, están creciendo las importaciones de bienes de capital, que contribuyen en la tasa de crecimiento de la inversión. No obstante, aunque el déficit comercial se ha reducido el balance en cuenta corriente sigue siendo deficitario y significativo (mayor al 4% del PIB).

Algo claro es que la inversión se anticipa al crecimiento económico, de tal manera que en los próximos años se tendrán tasas de crecimiento que los especialistas calculan arriba del 3%. No obstante, ese cálculo está sujeto a que se mantengan estables ciertos factores internacionales para que no se alteren las condiciones productivas, comerciales y financieras globales. Factores tales como que no se incrementen los conflictos geopolíticos como el de Rusia-Ucrania, la posible invasión de China a Taiwán, que no se mueva la política monetaria de la Fed o una desaceleración económica de Estados Unidos que afecte la dinámica exportadora mexicana.

El probable crecimiento económico de México en los próximos años le daría aire al sector público en cuanto a la recaudación de impuestos. No obstante una reforma fiscal es necesaria para la siguiente administración para evitar que siga creciendo el déficit del sector público que empezó en 2% en la actual administración y cerrará el próximo en casi 5 % del PIB. Una reforma fiscal es necesaria para hacer frente tanto al pago de la deuda pública y las pensiones, como para seguir incentivando la inversión pública. En dónde esta última ha crecido significativamente en el periodo de la 4T respecto a las últimas 6 administraciones de la presidencia de la república. No obstante, aún hoy la inversión pública representa apenas el 3% del PIB (menor que lo destinado al pago de pensiones). Porcentaje muy por debajo de periodos de gran crecimiento de la economía mexicana como fue el desarrollo estabilizador (1958-1970) o de experiencias recientes de industrialización de países como China e India.

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