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jueves, 28 marzo, 2024
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El COVID-19 ante la educación; el recuento de los daños

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Por: RAMIRO ESPINO DE LARA •

No debemos pretender comprender el mundo
solo por el intelecto. El fallo de la inteligencia
es solo una parte de la verdad:
Carl Jung

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Mucho se ha escrito acerca del impacto en la educación como consecuencia de la presencia del COVID-19 en el mundo, se dice que este bicho es infame porque ha puesto en crisis a sociedades enteras, el sector educativo lo ha resentido enormemente, puede ponerlo en agonía; lo ha dañado seriamente, ha modificado los procesos sociales y didáctico-pedagógicos a grado tal que puede ser causa de establecer a futuro una mejor dinámica educativa. ¿Cuál es el impacto del COVID-19 en la educación?, de entrada, ha causado serios estragos no solo al sector salud sino a todos los que conforman la sociedad, sin embargo, considero que toda desgracia es una oportunidad para sentar las bases de una nueva sociedad, en educación, tal vez la modalidad virtual o a distancia no sea la adecuada para garantizar la transformación que este sector requiere, sin embargo, derivado de ello, hay un gran reto: el aprovechar esta alternativa para que, una vez que se regrese a la actividad educativa presencial, se convierta la virtualidad en un componente de la actividad docente.

Es un hecho que ante esta alternativa emergente, surge otra imperante necesidad; que los docentes se fortalezcan también en el uso de plataformas virtuales para que las intercalen con la actividad presencial –cuando se regrese a ella-. ¿Cómo hacer que predomine la acción educativa sobre la instruccional?, cabe mencionar que en la docencia, existen estilos propios de ejercerla, ¿Cuántos?, cuantos docentes la ejerzan; esto dependerá de cómo programe sus contenidos curriculares, de qué estrategias didácticas utilice, de cuál sea su forma de evaluar y de cómo empate esto con la normatividad existente. El docente no debe estar solo, menos en este estado de contingencia, es el Estado quien debe acompañarlo, y juntos, plantearse retos y metas que conduzcan a salir de esta crisis en la que se encuentra inmerso el sistema educativo; no es preciso esperar a que este sistema caiga en la obsolescencia, cierto es que se encuentra en una etapa demasiado crítica a grado tal que puede colapsarse.

¿Qué se espera que aprendan los educandos del proceso enseñanza y aprendizaje ante la persistente pandemia?, que por lo menos no haya ningún retroceso, pues de suyo, antes de la pandemia los niños y adolescentes ya se veían afectados en sus aprendizajes, históricamente han mostrado serias deficiencias particularmente en matemáticas y comprensión lectora, esto también de manera histórica, se ha debido principalmente a tres factores: 1) por años, los planes y programas de estudio no se han transformado –solo se han modificado o reformulado-, 2) la formación y actualización de docentes no ha sido del todo sólida –se centra más en la instrucción y el formateo- y, 3) las instalaciones educativas no cuentan con infraestructura ni equipamiento adecuados.
Con todo esto, las desigualdades se han hecho más evidentes, se vive una gran encrucijada, las decisiones que se toman en el sector educativo muestran un alto grado de verticalidad y centralismo, no hacen participar a los actores centrales del hecho educativo, en consecuencia, estas, solo han servido para controlar mas no para resolver. El COVID-19 ha dañado a todas las instancias sociales, alterando con ello la dinámica social, en el sistema educativo se han tomado decisiones a manera de alternativa y paliativo, estas no se han podido llevar a cabo; el ejemplo claro de ello era el iniciar el ciclo escolar 2020-2021 en modalidad híbrida –una parte presencial y la otra virtual-, incluso, se tenía una fecha definida para el inicio de dicho ciclo, sin embargo todo ha cambiado, ni la modalidad será híbrida ni la fecha de inicio será la que habían programado.

En una gran parte del sector social –padres de familia y maestros, principalmente-, existe total descontento ante las decisiones –centralistas- que se han tomado, algunos sindicatos han puesto condiciones para el regreso a las actividades presenciales, incluso, para el inicio de las actividades de manera virtual. Se ha desnudado por completo al sistema educativo, ha sacado a la luz la terrible inequidad con la que se operaba, incluso, de manera reiterada se decía que México no contaba con la tecnología suficiente ni la formación adecuada de sus maestros para trabajar de manera eficiente el sistema educativo –sigue igual-, esto ahora se refleja con la dificultad con la que los maestros trabajan las plataformas virtuales. La culminación del ciclo escolar 2019-2020, arrojó que el 40 % de los alumnos no pudieron cumplir satisfactoriamente con el programa emergente al que se le denominó: “aprende en casa”.

La pandemia ha rebasado con mucho al sector educativo, en estos momentos no se ha implementado el Plan Sectorial de Educación 2019-2024, ni siquiera se ha diseñado un plan emergente que sea complemento de dicho plan sectorial, que implemente una estrategia que posibilite paliar los efectos de la pandemia. Según algunos especialistas la economía del País se encuentra en crisis, otros aseveran que no es así, sino que solo se ha paralizado; en crisis o paralizada la economía, afecta seriamente al sector educativo puesto que ha provocado la reducción del presupuesto para este rubro. ■

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