Por segunda ocasión me invita el gobierno y la embajada sandinista acudir al 45 aniversario de la revolución popular juvenil sandinista y que vaya con mis prejuicios y valores y temores que todo mexicano tiene al salir de su patria.
Nicaragua en 2023 se me presentó como la gran oportunidad de recorrer los caminos que tanto anheló mi juventud, pero que sabía bien que a cada trazo había qué objetar con cada línea y color, reconocer a ese país como de los más bellos del continente y quizás del mundo, lagos y mares, poetas y consignas, lágrimas y regocijos de una lucha real que se dio desde muy temprano -decir sandino en los 30s, Carlos Amador en los 60s y alcanzaron la victoria los estudiantes y el pueblo organizado con la creación del Frente Sandinista de Liberación Nocional.-. y además, ganar y perder, y recuperar de nuevo el poder nacional que desde 1994 retienen las urnas y los hechos históricos frontales ante un acoso real de la derecha mundial innecesaria.
Hoy la embajada nicaragüense en México extiende la invitación y sobresalen los intereses legítimos que viví y experimenté en 2023: los mercados más grandes de Centroamérica, los paisajes más delanteros en la belleza, la aventura de reconocer dentro de las altas temperaturas a un país lluvioso y lleno de volcanes, de pintas y celebraciones, de plazas y museos icónicos, recuerdos de gran calado que le dieron a la experiencia haber sido privilegiado de sus célebres porque todo lo que captamos a vista de buen vecino, cronista, fiel a la palabra.
Todo lo celebramos dijo el hijo más miserable del pueblo mexicano que acudió por sus propios pies a presenciar la solidaridad mundial con una revolución incomprendida, acosada por imperios insensatos que calumnian y tratan como pordioseras a naciones dignas de ser reivindicadas por las hazañas de una juventud que le entregó todo a la guerrilla y triunfó en medio de cantos y alabanzas y manifiestos y fuerzas muy bien prestas a proteger lo alcanzado.
Hoy Nicaragua tiene los retos más genuinos que revolución alguna haya tenido con tantos mártires y tantas proclamas: defenderse ante el imperio, tener de la soberanía la sagrada esperanza de la autogestión y el equilibrio, paz y medicinas en los hogares, el trasporte más barato del continente, el país más tranquilo del hemisferio, – Managua un poquito complicada, como cualquier capital mundial- el júbilo popular por las celebraciones religiosas más abundantes y prodigiosas y al mismo tiempo, abrirse de par en par para el festejo inigualable de los primeros 45 años de una odisea que la juventud nicaragüense celebra y conmemora.
Valoro cada instante, cada imagen, cada calle. cada persona.
Inigualables.