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jueves, 18 abril, 2024
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Vallas, patrullajes y calles cerradas en San Cristóbal

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Por: La Jornada •

San Cristóbal de las Casas, Chis. Todo es espera. Vallas en la ruta que seguirá el papa Francisco este lunes a través de la ciudad. Patrullajes del Ejército y la Policía federal. Comercios y calles cerradas.

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Una catedral de verdad y una de escenografía recibirán al pontífice y a los miles de fieles que se prevén para asistir a la misa y los recorridos. En la fachada de la catedral verdadera de San Cristóbal, esta mañana, los empleados municipales borraban las pintas de protesta que dejaron los grupos que ocupaban el atrio hasta hace un par de días.

La instalación para la gran misa que el Papa oficiará mañana en el Centro Deportivo Municipal ante cerca de cien mil personas consiste en un gran telón que reproduce en tamaño casi natural la fachada de la célebre y hermosa catedral, con sus colores ocre y amarillo y sus relieves de factura indígena. Fungirá como altar de fondo en la que podría ser la ceremonia más vistosa de toda la gira papal, como lo fue hace 25 años cuando el papa Juan Pablo II vino a Tuxtla Gutiérrez y dijo misa ante miles de indígenas, encabezados por el entonces obispo Samuel Ruiz García.

Se supone que la ocupación de hoteles y posadas es casi total, al menos para las noches de hoy y mañana. Las autoridades estiman que llegarán unos 200 mil visitantes, lo cual más que duplica la población de la ciudad.

Los recintos de la iglesia católica (seminarios, escuelas, residencias, conventos) recibirán una proporción importante de los creyentes venidos de las comunidades. Los más tradicionales de los llamados «coletos», quien son dueños de hoteles, restoranes y edificios (de hecho, dueños históricos de toda la ciudad) expresan irritación por el hecho de que el papa privilegiará en su paso por aquí a los pueblos originarios. Aunque su asamblea fue llamarada de petate. Otros sectores sacristobalenses, ciertamente más plebeyos y numerosos, se han sumado a la recepción del jerarca católico.

(Un chiste coleto escuchado por este reportero: «Resulta que tenemos que disfrazarnos de indito para que nos vea el papa»).

Lo que es un hecho es que la afluencia de indígenas de todo el estado inundará San Cristóbal desde la noche de hoy y prácticamente colapsará los accesos a Los Altos, la Selva y la frontera. La valla humana que protegerá el paso del papa Bergoglio por las calles, está conformada por unos 10 mil antorchistas (jóvenes deportistas de las parroquias que cada diciembre corren por todo el estado con la «Antorcha Guadalupana»).

La prensa chiapaneca prevé que en su visita a la catedral indígena de San Cristóbal, además de almorzar con un grupo de indígenas y reunirse con ancianos y enfermos, el papa Francisco visitará la tumba del obispo Samuel Ruiz García, el Tatic, quien ocupó ese cargo durante 40 años, y allí hará una oración.

Aunque cubrirán el evento más de 300 periodistas, se presume que a la misa de este lunes no entrarán más de 40 de ellos, sorteados por el Episcopado. Muchos son los llamados, pocos los escogidos.

El México que no le van a mostrar a Francisco

Presentes en el encuentro indígena latinoamericano que se realiza en un centro de reuniones privado en torno a la encíclica Laudato Si, José Luis Fernández Flores, del Consejo Supremo Indígena de la comunidad otomí San Francisco Xochistlahuaca, Estado de México, dirigió esta mañana un mensaje al papa Francisco, en el que describe su lucha en defensa de su comunidad y sus bosques, contra el grupo Higa y el gobierno federal, que pretenden atravesar una autopista por su territorio:

«Lo que le describimos es el México que a usted no le van a mostrar en su visita, un México donde el despojo y la violencia a las comunidades indígenas es tolerado y auspiciado por los tres niveles de gobierno. Lo anterior representa la desaparición de nuestras comunidades, cultura, idioma, tadiciones, ceremonias, usos y costumbres, autonomía y libre determinación; es decir, representa la desaparición de Tonantzin, nuestra Madre Tierra».

La autoridad otomí, miembro también del Congreso Nacional Indígena, admite que la encíclica Laudato Si «refleja nuestras aspiraciones para la vida, pues contribuye a la reflexión, alienta el amor y la defensa de nuestra ‘casa común'».

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