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jueves, 25 abril, 2024
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Una directora en México y una película sobre el dolor: “En la guerra uno entiende la estupidez humana”

■ [Sobre la película El actor principal, escrita y dirigida por Paula Markovitch, con Marcelo Cerón y Vjollca Bajraj en los papeles principales]*

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Por: AGRON SHALA •

La Gualdra 565 / Cine

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«Tienes que tener el coraje de traer tu vida a la obra», dijo la pintora Mary Todd Beam. Esta descripción es precisa para la directora Paula Markovitch, quien en sus obras refleja su propio dolor y explora la empatía por los demás. La directora vivió en Argentina hasta los 22 años; en 1990 se traslada a México. En 2011 realiza su primer largometraje, El premio, una película semi-biográfica acerca de la infancia de la hija de un disidente político; en 2011 este filme se presenta en el Festival de Cine de Berlín. En 2019, Markovitch realiza su tercer largometraje: El actor principal.

En esta película, proyectada en varios festivales del mundo, se habla inglés, alemán, español y albanés. La historia se desarrolla en Berlín. La etimología del nombre Berlín está relacionada con el polaco antiguo: con la palabra «berl» que significa pantano. En el idioma albanés, el pantano hace referencia a un estado de sueño, de estancamiento… Y esta descripción también es apropiada para la atmósfera de ese sótano en El Actor principal, donde transcurre la historia de Luis y Azra.

El personaje de Luis (el actor Marcelo Cerón), vive en Iztapalapa, una zona marginal de la Ciudad de México. Al principio parece ser un acróbata que juega con fuego… también es un ladrón que se gana la vida robando espejos de coches. Un día, al hurtar en un coche de lujo recibe una recompensa (¡o castigo!): gana el papel principal en una película que tendrá su estreno internacional en la Berlinale. Luis llega a Berlín y se comporta como un niño perdido; en la ciudad de la cultura, en una de las mayores potencias económicas, busca lo inasible (a sí mismo). En lugar de descansar en su habitación, Luis deambula por los pasillos del hotel y se recuesta sobre un montículo de toallas en la lavandería. A partir de este momento comienza la historia central: Luis conoce a Azra (Vjollca Bajraj), la lavandera.

Un actor azaroso en la trama de la película se encuentra con la actriz azarosa de la película real (Vjollca Bajraj es, en la realidad, doctora y vive y trabaja en la Ciudad de México). El director judeo-alemán, Fritz Lang, ha dicho que un buen trabajo cinematográfico te da espacio para interpretar. Y, el rostro de Azra, con cicatrices de quemaduras en el lado izquierdo, desde el principio da espacio para la sugestión. ¿De qué lado se fija más el espectador? Las personas con empatía verán… ¡la herida! Alguien podrá ver el otro lado… ¡la belleza!

El director polaco Krzysztof Kieslowski, quien nunca ha terminado sus películas y que ha aceptado todas las interpretaciones que el público pudiera dar, en este caso diría: «Elija una [interpretación]», porque somos lo que vemos. Este juego de interpretaciones le da poder a la película; incluso la selección de Vjollca Baraj para formar parte de la película, es una decisión que expresa el coraje de la directora Paula Markovitch.

La directora eligió a un médico que no tiene un título de actor. ¡Un amateur! Sin embargo, «amateur» es una palabra hermosa, porque significa «amar». (desafortunadamente, en Kosovo tenemos muchos actores diletantes, con o sin diploma, y muy pocos amateurs, personas que hacen arte con el alma sin importar la ganancia material). No es que Vjollca Bajraj no conozca la escena, ya que ha sido una de las mejores declamadoras de Kosovo y en México ha declamado junto a reconocidos actores mexicanos. Mientras tanto, es la primera lectora (crítica) de los versos del gran poeta albanés, su esposo, Xhevdet Bajraj; el arte es parte de su vida.

Pero, esta selección nos hace a reflexionar, porque nos recuerda una conversación entre dos colosos del cine: el japonés Akira Kurosawa y uno de los principales representantes de la Nueva Ola iraní, Abbas Kiarostami. Cuando Kurosawa expresa su sorpresa por trabajar con actores aficionados, Kiarostami responde: «Aprendí esto de usted. Usted me sorprende con la interpretación de los actores… Incluso trabajar con profesionales no es nada fácil. Tienes que presionarlos en cada película y convertirlos en novatos. ¡Por eso trabajar con actores profesionales es tan difícil!”. Así que los grandes directores sacuden a los actores, incluso si son los mejores. Así lo hizo el director Milos Forman con Amadeus y la escena en la que Wolfgang Amadeus Mozart (Tom Hulce) dicta a Antonio Salieri (el actor ganador del Oscar, F. Murray Abraham) las partituras de «Réquiem de la muerte» («Lacrimosa»). Milos Forman cambia el guion antes de filmar, sin que lo sepa al actor.  Así, en esa escena, Abraham no está preparado para lo que está sucediendo, está perdido… porque debe sentirse así: perdido, al escuchar la idea de un genio como Mozart.

«Actuar no se trata de fama, sino de explorar el alma humana», dijo la actriz canadiense Annette Bening. ¿Y quién no se extravía cuando se enfrenta al amargo pasado? ¿Quién puede sentir más empatía por el dolor que alguien como Vjollca Bajraj, quien en la última guerra de Kosovo perdió a unos 50 miembros de la familia extensa (entre ellos a su padre y dos tíos)?

La coincidencia se revela en la lavandería del hotel. El actor que causalmente se convirtió en personaje de una película, conoce a un personaje que fue captado por camarógrafos extranjeros en las escenas de deportación masiva de los albanokosovares.  Los refugiados que huyen de las escenas de horror aparecen también en los versos de Xhevdet Bajraj: “Guisaban y hervían en el fuego de las casas / comían y bebían en cráneos albaneses / como si no fuéramos humanos / como si no fueran humanos / ¿no es así? Dios / hasta que el verano los regresó a su tierra / cebados de muerte”.

Así, el hombre que estaba jugando con fuego se encuentra con la víctima del fuego. Ambos padecen la realidad que otros construyeron para ellos. Luis y Azra saben algunas palabras en inglés. Pero se entienden mejor cuando hablan sus idiomas nativos: español y albanés. Porque el sufrimiento no tiene barreras idiomáticas, porque el dolor hace que todos vivamos en el pantano. Cada miembro de la familia judía de la directora entiende esto. Ni la fama ni una vida segura curan este dolor cuando el pasado te persigue como una maldición.

En la lavandería los papeles se invierten: el actor principal del Actor principal se convierte en parte del teatro de Azra, quien en los rincones de la lavandería abandonada ha creado un mundo paralelo, desordenado, fantasmal (como su propia vida y la de Luis).

Azra está muerta viva. Ella no puede olvidar el asesinato de su primo: cuando le dispararon abrazó a su hijo y sus cuerpos quedaron aferrados. Ella no puede olvidar a su pequeña, cuya tumba aún no conoce. «Quizás fue un sueño para mí», dice Azra, en el filme. “En la guerra te duelen todos los huesos; hasta los huesos de los muertos… en la guerra entiendes la alegría que perdiste; entiendes la estupidez humana… pienso en mi niña y su cabello en llamas»: Azra relata su historia (en albanés, en el dialecto guego o gheg).

También las canciones que se escuchan en la película son albanesas, cantadas realmente por los hermanos de Vjollca Bajraj. Luis escucha con atención. Él comprende. Porque el dolor tiene un lenguaje universal. Es la verdad que los abarca. En tal situación, ¿dónde le gustaría estar el hombre empático?

Luis abandona el estreno. La fama no cura las heridas. Él vuelve a la lavandería. Puede haber regresado por arrepentimiento, o por deseo, o por alguna otra razón. Porque, como dijo Oliver Stone, «las películas están sujetas a un millón de interpretaciones».

Otra cosa que vale la pena mencionar es que en un momento en que se habla mucho en Kosovo sobre temas de guerra, esta herida fue revelada por una directora que vive en México, con poco presupuesto y sin ningún efecto pirotécnico. La mayoría en interiores son espacios sin intervención, sólo la utilería específica enriquece el concepto de la directora. La cámara se mueve en interiores, el enfoque a menudo cambia a medida que los actores se desplazan en la escena con naturalidad. Lo mismo ocurre en los pasillos de los hoteles, los bares y las calles de Berlín. Esta puesta en escena nos demuestra que el director debe tener el coraje y el conocimiento, ya que una buena idea se transmite en cualquier entorno y en cualquier idioma.

Por último, cabe señalar que alguien puede llamar a esta película «densa». De hecho, es una obra inusual con un enfoque improvisado y gran poesía. Azra (nombre árabe que significa la noble), según el concepto inicial de la directora, era bosnia, víctima de la guerra en Bosnia y Herzegovina. Después de conocer a la pareja Xhevdet y Vjollca Bajraj, la película se centra en Kosovo… en la guerra como un dolor universal. Por eso, sin entrar en más detalles, vale la pena citar al gran crítico de cine Roger Ebert: «Las películas que evocan empatía son más poderosas que las que objetivan los problemas», estén donde estén.

 

* La película El actor principal se proyecta este miércoles 15 de marzo en San Antonio, Iztapalapa, CDMX.

 

 https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra_565

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