Noé Hernández Cortéz, investigador de la Unidad Académica de Ciencia Política de la Benemérita Universidad Autónoma de Zacatecas (BUAZ) y Xel-Ha Fernanda Tortti Galán, doctorante en Ciencia Política, afirmaron que la derecha gana terreno en Europa y América Latina a través del populismo.
En la conferencia “El ascenso de los partidos populistas de la derecha radical en América Latina y Europa”, impartida en el marco de la Semana Nacional de las Ciencias Sociales, explicaron que generalmente se piensa que, con el surgimiento de un líder, era suficiente para que se diera el populismo, pero es necesario que haya un soporte elector la que le dé fuerza.
Hernández Cortéz expuso que también se creía que el líder convocaba irracional a las bases, pero contrario a ello los votantes elijen de manera racional a partidos de derecha radical.
Tortti Galán explicó que el populismo es una ideología delgada y flexible que no está formada por preceptos como el marxismo o el liberalismo, sino que toma o combina atributos de ideologías diversas para definirse a sí misma o cambiar.
“Los puntos clave del populismo son la división moral entre el pueblo puro y la élite corrupta, la polarización moral, y la combinación con el activismo y el autoritarismo. Generalmente adopta un discurso antiinmigrante, se opone a los derechos de las minorías y aboga por políticas restrictivas”, detalló.
Por tanto, dijo que el populismo es una lógica política en la que el líder construye una identidad colectiva y forma demandas sociales insatisfechas que se unifican bajo unenemigo común que suele ser la élite o el sistema.
Como ejemplo mencionó el casi de Javier Milei, en Argentina, cuyo discurso se centra en que el pueblo ha sido oprimido por la élite política corrupta, a la vez de que se presenta a sí mismo como el libertador del pueblo al capitalizar el descontento por la corrupción y el estancamiento económico.
En el caso de España, Tortti Galán refirió que los líderes centran su discurso en la inmigración y califican a los inmigrantes como delincuentes y entonces se debe proteger la frontera y la cultura, mientras que ubica a los separatistas como enemigos que impiden la unidad nacional.
Es decir, en el discurso populista de la derecha radical hay elementos en común: la exclusión de grupos sociales y la construcción de una narrativa que identifica a la élite política o a la economía como la enemiga del pueblo y alerta ante amenazas externas como la inmigración.