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jueves, 28 marzo, 2024
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La guerra de las cifras y el ocaso del Gobierno

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Por: MANUEL ESPARTACO GÓMEZ GARCÍA •

Habemos aficionados a los números; creemos que a partir de ellos podemos construir o destruir una administración pública, haciendo comparaciones y utilizando diversas herramientas tales como las instituciones que miden el desarrollo de los pueblos. Normalmente y como todo en la vida hay dos versiones, por ejemplo, la oficialista (que no oficial) y la que confronta.

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Apropósito de los Informes de Gobierno, -que más que informes suelen ser un decálogo de buenas intenciones, cartas al niño dios, catarsis colectiva y retorica que termina siempre con un: “aún falta mucho por hacer”- vamos a manejar algunas cifras para tratar de llegar a una conclusión.

El gobernador nos dice que Zacatecas logró posicionarse en segundo lugar nacional en la  evaluación de la política de desarrollo social. Nos dice pues, que según el Coneval hay 75 mil pobres menos en Zacatecas, nos ubica como el estado número cuatro en desarrollo económico, además dice que hay 80 por ciento más empleo respecto a otros años y sexenios. En pocas palabras, la realidad de Zacatecas es la más boyante de los últimos tiempos según el mandatario. El bienestar, el desarrollo y el crecimiento son el estandarte de este gobierno.

Ojala así fuera.

Por otro lado una voz autorizada y muy crítica con los últimos gobernadores, es la del doctor Rodolfo García Zamora, quien maneja otros números un tanto menos alentadores. Veamos:

A nuestro querido Estado lo habitan algo así como un millón 492 mil zacatecanos, de los cuales 900 mil padecen algún tipo de pobreza, es decir, que si le concedemos el beneficio de la duda a Alonso Reyes, 75 mil pobres menos representan poco menos de 10 por ciento del total de zacatecanos en esta situación, lo cual solo indica una cosa, no hay desde hace años políticas públicas que ataquen de manera directa esta condición y la campaña de México sin hambre no solo no es suficiente, sino que dista mucho de acertar en sus cálculos. Como si el horno estuviera para bollos hay una reserva estatal de “ninis” de aproximadamente 150 mil jóvenes que ni estudian ni trabajan, pero que son parte medular en la pirámide poblacional, están en la edad más productiva de sus vidas, son carga económica para el estado y desgraciadamente presas fáciles del crimen organizado.

Zacatecas no crece, las cifras oficialistas no se ven reflejadas en la calidad de vida de la gente, hay poco empleo y el que hay es mal pagado, no es permanente y carece de seguridad social y en un estado como el nuestro las maquilas no son suficientes. La industria no ha llegado ni con el gasoducto y las remesas han creado una dependencia económica equivalente a la que tiene el país por el petróleo. De manera reiterada se da a conocer que Zacatecas le aporta menos de 2 por ciento al PIB nacional y las ecuaciones distributivas de la Secretaria de Hacienda en reciprocidad no son benévolas con Zacatecas, lejos quedó aquella mentira de la amistad del gobernador con el señor de los Pinos, al igual que las hipotéticas bondades por ser el estado más priísta, que por cierto, que orgullo. En esta situación es fundamental decir que el amor no es verdadero si no se ve reflejado en el presupuesto.

Zacatecas necesita al menos 15 mil empleos formales por año y el actual gobierno en 5 solo ha generado 20 mil, así que tenemos un déficit de 55 mil empleos, solo para aminorar la crisis en la que estamos inmersos. ¿Cuál crisis? La que en los índices de seguridad se deja ver con una brutalidad de escándalo, a consecuencia de la falta de oportunidades.

¿Qué sigue?

Administrar la pobreza. Sin abundar en las razones si es que las hay y se justifican, el crecimiento de la deuda va a generar problemas delicados a la próxima administración estatal y a las municipales también. Además, debe quedar claro que el futuro de la próxima generación de zacatecanos está hipotecada. Es más, documentemos nuestro optimismo presente, la actual administración no cuenta con liquidez para el gasto corriente. Los municipios han sido castigados política y económicamente por la Federación y por el estado, el recorte a los fondos del ramo 033 ha convertido a los alcaldes en administradores de pobreza. El pacto federal está roto, la autonomía del municipio no existe y la primer célula institucional de contacto con la gente no resuelve ni sus problemas de nómina. Apenas los entes municipales medio cumplen con los servicios básicos tales como agua potable, luz, drenaje, recolección de basura, pavimentaciones, seguridad pública preventiva, predial y demás productos que se ofrecen en las alcaldías.

Concluyo:

Aquel que le quiera entrar a la competencia para la sucesión, vale más que conozca las reglas del juego y el estado que mal guarda la actual administración. Al rato, que nadie se diga sorprendido.

 

*Gracias a Raymundo Cárdenas Vargas por la oportunidad. ■

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