Tres sorpresas interesantes han surgido en Europa en este año electoral. Las dos más inesperadas fueron, el triunfo del Partido Laborista en Reino Unido y el triunfo de la alianza de los partidos de izquierda -el Nuevo Frente Popular (NFP)- en Francia. Una tercera sorpresa, la menos difundida, fue, que, en Suecia, Dinamarca y Finlandia, gobernados por ultraderechistas, la izquierda radical y los verdes recuperaran terreno en las elecciones europeas.
En Reino Unido, lo sorprendente fue, que el Partido Laborista o de los Trabajadores ganara 410 (63%) de los 650 escaños de la Cámara de los Comunes en las elecciones legislativas del 4 de julio 2024, mientras que el Partido Liberal Demócrata (de centro) obtuvo solo 61 escaños, el Partido Anti-Inmigrantes obtuvo 13 y los independentistas escoceses obtuvieron solo 10 de los 57 escaños que corresponden a Escocia.
Peso, que, para muchos ciudadanos, el Brexit – la salida del Reino Unido como Estado miembro de la Unión Europea– no cumplió las expectativas prometidas por los conservadores y esperadas por los ciudadanos. La economía se contrajo debido principalmente a las dificultades que tuvo el comercio con la Unión Europea: el volumen de importaciones y exportaciones se contrajo 15%, y la inmigración, contrariamente a lo prometido con el Brexit, en lugar de contraerse se multiplicó. Se sumaron los escándalos del primer ministro Boris Johnson durante la pandemia y dentro de su gabinete. Y fue determinante el recrudecimiento de la crisis inflacionaria, la crisis de servicios y especialmente la crisis del sistema de salud, y el aumento galopante de los precios que ha obligado a mucha gente a depender de los bancos de alimentos para nutrirse.
En 2 años Reino Unido ha tenido 3 primero ministros conservadores: el controversial Boris Johnson (2019-2022) quien entre otras cosas concretó o finiquitó el Brexit, y quien evitó que Rusia y Ucrania firmaran un acuerdo de paz el 22 de marzo del 2022 a menos de un mes de la invasión rusa; Liz Truss, quien duró tan solo 49 días, habiéndosele adjudicado errores presupuestales; y Rishi Sunak de origen hindú que duró tan solo 20 meses (de octubre de 2022 hasta el pasado 7 julio de 2024).
El nuevo primer ministro es Keir Starmer, de 61 años y de origen modesto -su madre fue enfermera y su padre obrero- tiene el mérito de haber revivido al Partido Laborista. No tiene el carisma de Tony Blair el anterior primer ministro laborista, pero ha sido determinante en la reconducción del Partido Laborista hacia posiciones socialdemócratas con propuestas centradas en el estado de bienestar.
En cuanto a su papel geopolítico, parece que no habrá cambios. Reino Unido, seguirá apostando por una economía de guerra. Keir Stamer ha nombrado un ministro de Defensa que lo primero que hizo fue entrevistarse con el ministro de Defensa de Ucrania para ratificar su apoyo logístico.
En Francia, fue realmente sorprendente que la izquierda ganara en la segunda vuelta de las elecciones legislativas, porque en las elecciones europeas del 9 de junio 2024, la alianza de la derecha y ultraderecha – Rasemblement National (RN)- obtuvo la mayor votación con (31.5%), y además ganó la primera vuelta de las elecciones legislativa de Francia el 7 de julio 2024, también con el 31.5% de los votos. Revertir esa situación no parecía fácil, porque se trató de unas elecciones a contrarreloj, planeadas deliberadamente por Macron, para revivir su corriente política –Ensemble-, después del ridículo 14.6% que obtuvo en las elecciones europeas.
Pero el Nuevo Frente Popular surgido prácticamente de la nada, desató una movilización electoral cataclísmica, con la cual, en tan solo tres semanas, revivió el curso de la historia política de Francia, y sorpresivamente logró el triunfo. Con el 31.5% de los votos el NFP obtuvo 182 de los 577 escaños de la Asamblea Nacional. Los macronistas y aliados, bajo el nombre de Ensamble lograron 168 escaños (29.1%) y RN obtuvo 143 escaños (24.8%). Los porcentajes reflejan que no hay mayoría para nadie y que habrá una legislatura muy tensa. El primer problema será resolver quien sea el primer ministro.
Se auguraba que los macronistas se desfondaran y obtuvieran tan solo entre el 14 y 15%, pero, aunque en forma parcial, la estrategia de Macron funcionó. Al no dar tiempo a la oposición para hacer campaña por lo precipitado de las elecciones, y acusando a los extremos –ultra derecha y ultra izquierda- como semejantes y como peligrosos, su corriente Ensemble, logró al menos ser la segunda fuerza.
¿Habrá cambios importantes en materia económica? Difícilmente. Si con una amplia mayoría Macron en 7 años no logró sacar a Francia del estancamiento económico, con una Asamblea Nacional partida en tres, habrá innumerables pretextos para justificar que no se pudo hacer nada, más que vivir de la deuda y aumentando el déficit presupuestal. Y en materia geopolítica Macron seguramente seguirá en su obstinamiento de seguir atizándole a la guerra de Ucrania, la cual está visto, no tendrá un final feliz para nadie y pesa enormemente sobre la economía europea. De cualquier manera, al seno de la Unión Europea, Macron ya no es el mismo que antes, y que bueno; la historia demuestra que todos los napoleones se descarrilan.
En materia económica, el problema mundial no radica en el tinte del partido que gana las elecciones. Europa ya tuvo y tiene gobiernos de todo tipo – social-demócratas, socialistas, laboristas, conservadores, de derecha y de ultradercha- a pesar de ello las economías están estancadas. El crecimiento económico es inferior al 1% en prácticamente toda Europa y la inflación mayor al 2%; o sea que el crecimiento no compensa ni siquiera la inflación. Y si se tomara en cuenta el detrimento que ese 1% le hace al planeta, sería aún más que evidente que el problema es el modelo económico. Pero eso, lo esconden deliberadamente partidos, gobiernos, y medios de comunicación.
Contener a la derecha en el mundo es muy importante socialmente, porque significa preservar el humanismo, la conciencia social, el comunitarismo y la igualdad entre seres humanos. Porque la derecha es todo lo contrario, es individualista, excluyente, clasista, colonialista y racista. Desgraciadamente la izquierda no tiene la solución para que siga habiendo crecimiento económico per se. Y es normal, vivimos en un mundo finito.
¡Habrá que seguir alimentando el pensamiento humano!
