La prevención de enfermedades cardiovasculares, diabetes e hipertensión, que están entre las primeras causas de morbilidad y mortalidad en nuestro país, va de la mano de la actividad física y del ejercicio, señala Viridiana Troncoso, nutrióloga egresada de la Benemérita Universidad Autónoma de Zacatecas (BUAZ).
El gasto en salud pública de estas enfermedades prevenibles y no transmisibles sería de alrededor de 270 mil millones de pesos, en atención médica, hospitalaria y de rehabilitación; y como costos indirectos en los que se incluye la pérdida de productividad por muerte prematura, discapacidad y ausentismo. Por esto es importante educar a los ciudadanos y autoridades acerca de la importancia de combatir el sedentarismo.
Actividad física es todo aquello que implica un movimiento corporal producido por nuestros músculos esqueléticos, y que puede ser caminar a paso ligero, barrer, bailar, etcétera. Son actividades que ocurren en los momentos de ocio, trabajo o desplazamiento de las personas y que pueden tener intensidades leves, moderadas o vigorosas, favoreciendo a nuestro sistema cardiovascular y salud en general, explica la especialista en Nutrición.
El ejercicio estructurado por otra parte, como puede ser trotar, hacer sentadillas, usar la caminadora o hacer ejercicios de fuerza, ayuda a mejorar la condición física y aumenta nuestra frecuencia cardíaca. “El ejercicio, la actividad física, el movimiento, nos ayuda a fortalecer el músculo más importante de nuestro cuerpo que es el corazón”.
Por lo anterior, las guías de la Organización Mundial de la Salud (OMS) establecen que los adultos deben dedicar por lo menos 150 minutos a la semana, y los niños y adolescentes, mínimamente 60 minutos al día, a la actividad física.
Quince o veinte minutos diarios de actividad física pueden hacer la diferencia en la vida de las personas, no solo para la prevención de enfermedades crónicas no transmisibles que conducen en muchos casos a aumentar la vulnerabilidad económica de las personas, sino que también la actividad física contribuye a mantener a raya padecimientos como la depresión, la ansiedad y el deterioro cognitivo.
El riesgo de vivir una vida sedentaria, al que estamos muy expuestos en la actualidad, es subrayado por autoridades sanitarias a nivel mundial, que han llamado la atención sobre el hecho de que el 81 por ciento de los adolescentes no cumplen las recomendaciones sobre actividad física que los ayudarían a mitigar riesgos importantes a la salud.
Por lo anterior, la nutrióloga da algunas recomendaciones que pueden seguir las personas para implantar la actividad física y el ejercicio como cualquier otro hábito sanitario, necesario de atender de forma cotidiana.
Las personas que trabajan en oficinas pueden tratar de aparcar sus automóviles en lugares más alejados para estimular el movimiento, además de realizar pausas activas en sus lugares de trabajo, y hacer movilidad de cabeza, hombros y brazos, explica la nutrióloga.
A los niños es muy importante difundirles el aprecio por lo maravilloso que es su cuerpo y el bienestar que trae la actividad física y el ejercicio, estimularlos a experimentar el movimiento mediante juegos y el desarrollo de su capacidad física.
Pequeños hábitos como pasear a nuestros compañeros caninos, hacer quehacer en nuestras casas o caminar al aire libre disfrutando la naturaleza, pueden ayudarnos a establecer rutinas que nos beneficiaran el resto de nuestras vidas.
Estos hábitos pueden iniciarse con unos pocos minutos de actividad al día, incrementando la duración poco a poco, y con el incentivo de estímulos que lo hagan disfrutable, como puede ser el acompañamiento de música, recomienda Viridiana Troncoso, quien se ha involucrado en la promoción de la salud comunitaria, llevando educación nutricional y física a la población de colonias populares en Zacatecas.
