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jueves, 28 marzo, 2024
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García Luna, síntoma de una enfermedad

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Por: RICARDO ARTEAGA ANAYA •

El triunfo de Vicente Fox resultaba una esperanza de cambio a las décadas de gobiernos priístas en el país; la pobreza no disminuía, y la devaluación de la moneda, durante el sexenio de Salinas de Gortari, y de Ernesto Zedillo, apretaron a los mexicanos y a la economía del país; el voto del mexicano que dio el triunfo, por primera vez en la historia democrática de México, a un partido político distinto al que había gobernado durante décadas, traía un esperanzador respiro a los mexicanos, sin embargo, la realidad fue distinta, Vicente Fox fue sólo un títere del sistema para hacernos creer a los mexicanos que vendría un cambio; continuó sirviendo a intereses del crimen, de los grandes empresarios, y de los extranjeros. 

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El evidente robo de la Presidencia, en el 2006, al hoy Presidente, y entonces candidato de la izquierda, López Obrador, por parte de quienes habían manejado nuestro sistema en beneficio propio, utilizando a Felipe Calderón como su títere del momento, lo que dejó al ex presidente mal posicionado, frente a los mexicanos, evitándole comenzar su gobierno con legitimidad alguna, lo que lo llevó a la perversa estrategia de declararle la guerra al narcotráfico, actividad que comenzaba a convertirse en violenta debido a los conflictos que surgían entre los líderes de los cárteles y grupos criminales por la disputa del territorio nacional. 

Patear el avispero fue lo que la gran mayoría de los mexicanos creímos que estaba haciendo Felipe Calderón, al declararle la guerra al narcotráfico, al comenzar su mandato con el objetivo de legitimarlo, sin embargo, lo que ha venido sucediendo desde aquel entonces ha sido completamente distinto, y lo que se ha evidenciado, durante el juicio de García Luna, ex secretario de Seguridad durante su mandato, expone una realidad completamente distinta a la que creíamos los mexicanos. 

Durante décadas se había hecho creer que el crimen organizado era una falla en el sistema, que los grandes capos eran campesinos cansados de la pobreza que ingresaban en el mundo criminal hasta convertirse en líderes de los cárteles más poderosos del mundo, sin embargo, se ha ido exponiendo que es un negocio multimillonario que unos cuantos manejan utilizando a otros para dar el rostro y vender el sensacionalismo de que un campesino se puede convertir en el narco más poderoso del mundo. 

La realidad que expone el juicio de García Luna en Estados Unidos muestra, no sólo a los mexicanos, sino a todo el mundo, que la descomposición social que vivimos en la actualidad en México, y en otro países afectados por el tráfico de drogas y por el crimen organizado, tiene un origen y es consecuencia de la corrupción, derivada del interés por controlar el negocio multimillonario que resulta dicha actividad. 

Políticos, funcionarios públicos, empresarios, transnacionales, y hasta medios de comunicación  involucrados en el trasiego de droga en nuestro país, al menos así queda evidenciado tras las declaraciones de diversos testigos que han participado en dicha actividad durante el juicio al ex secretario de Seguridad Pública del gobierno de Calderón; las redes de corrupción tejidas por los líderes criminales y grandes capos resultan sorprendentes e imposibles de creer, las redes que tejen los políticos para lavar dinero robado de las arcas públicas, así como lo recibido en forma de pago por favores políticos que benefician a las redes criminales, son una realidad. 

El presidente López Obrador prometió, durante décadas, hacer frente a la corrupción que gobiernos priístas y panistas sembraron en el país, la enorme resistencia política y mediática a la que se ha enfrentado exponen el poderío de aquellos que se han beneficiado de estas redes de corrupción mediante las cuales han traficado drogas, personas e incluso con las que habían estado logrando robar las riquezas naturales de nuestro país como el petróleo, madera, hidrocarburos y hasta energías limpias. 

Todos han sido cómplices de  estas redes de corrupción, grandes medios, comunicadores, periodistas, empresarios y toda una generación de políticos que, durante los últimos 4 años, han puesto todo su esfuerzo, recurso económico e intelectual, para hacernos creer a los mexicanos que ellos son la opción; los mismos que saquearon al país y los responsables de la violencia y descomposición social que hoy vivimos, hoy intentan vendernos la idea de que ellos son los que vendrán a resolver lo que ellos ocasionaron. García Luna es sólo un síntoma de la enfermedad que padecemos en México: la corrupción.  

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