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viernes, 29 marzo, 2024
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Agenda pública y participación ciudadana

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Por: Carlos Eduardo Torres Muñoz •

El año arranca con una agenda pública seriamente compleja y preocupante: inseguridad, crisis de salud, las consecuencias económicas y sociales de esto, la situación angustiosa por la que ya pasa la educación y que pagaremos durante generaciones, entre otras. En cada uno de los temas que se han anotado antes, es claro que la fuerza y capacidad del Estado no bastan para dar solución, sin que ello le reste responsabilidad, sino por el contrario, ubicándola en su justa dimensión: le corresponde la rectoría de las estrategias derivadas en cada una de las problemáticas, así como garantizar que el gasto público se realice con eficacia, eficiencia, de manera honesta, integra y estratégica. Sin embargo, cuando el reclamo solo descansa hacia el Estado, hay un punto de preocupación que debemos atender, sí bien, el poder público constituido está obligado a responder a la crítica e incluso ser receptivo ante ella, a los sectores no gubernamentales, corresponde también la autocrítica ¿qué tanto puede hacer un Estado debilitado frente a las consecuencias de un mercado que no solo lo ha ido mermando, sino que además ha convertido la ética de la producción en un estilo de vida que conduce a la insostenibilidad, no sólo en el ámbito ecológico y ambiental, sino también en el social, provocando un consumismo inusitado e innecesario? No se trata de lavar culpas con la pregunta, sino de ampliar la perspectiva. La democracia hoy, entendida como un asunto complejo, deriva en un esfuerzo que va más allá de las instituciones tradicionales y requiere, como elemento indispensable y necesario de la participación ciudadana, organizada o no, y por supuesto, también del mercado, en sus diferentes acepciones. Gobiernos en todos los rincones del planeta se enfrentan como nunca al desafío de sociedades con exceso de información, medios para manifestarse y limitaciones de las vías institucionales. La plaza pública se ha mudado a todos lados: y hay que celebrarlo. Más intervención social en lo público, redituará en mejoría para todos. Sin embargo, la participación que hoy vemos, debe venir acompañada de calidad y veracidad en la información, para que logremos consolidar un proceso deliberativo sustancial, cuya consecuencia lo sea, la mejora de las políticas públicas en general. En pocas palabras: este 2022 lo que requerimos es que el Estado se asuma como líder institucional, constitucionalmente legítimo y socialmente aceptado de un proceso deliberativo que va más allá de los cauces, canales y vías tradicionales. Lo que se necesita es de más involucramiento ciudadano, de apertura institucional para escuchar y atender, así como de instrumentos y mecanismos para que las ideas, las propuestas e incluso las demandas, denuncias y quejas de la ciudadanía, tengan consecuencias positivas, haciendo de la agenda pública, una que se vuelva insumo para la política, más allá del discurso, más allá del mensaje, en la estrategia.

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@CarlosETorres_

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