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martes, 16 abril, 2024
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La falta de geólogos impide conocer riqueza petrolera en México, dice experto

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Por: La Jornada • Admin •

México, D.F. Por la falta de geólogos petroleros hoy se desconoce con exactitud la dimensión de las reservas petroleras de México, afirma Abelardo Cantú Chapa, un veterano de la especialidad, doctorado en geología petrolera en La Sorbona, con una larga historia de varias décadas dedicado a la docencia en el posgrado.

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Me daba pena ver que Petróleos Mexicanos recurría a asesorías de académicos extranjeros. Ni la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) ni el Instituto Politécnico Naconal (IPN) se preocuparon por la formación de geólogos petroleros. Toda la enseñanza en la materia se limitó al nivel de licenciatura pero no han querido crear el doctorado en ciencias de la tierra, dice Cantú, ya octogenario.

El resultado, según el doctor Cantú, es que existe abundante información radiográfica de diversos yacimientos pero no ha sido interpretada porque no hay quien sepa hacerlo. No basta con tener información de un yacimiento, Es preciso, dice, conocer lo que hay en el entorno. Menciona el caso de Cantarell, donde hay cinco campos y es necesario saber las características de cada uno para determinar las reservas. Cantarell, afirma, se sobrexplotó pero no está totalmente agotado; hay que estudiarlo más.

Consultado sobre qué significa la información radiográfica,  el doctor Cantú explica que primero está la forma como se obtienen las radiografías: cuando se investiga un probable yacimiento en el subsuelo marino, se provoca una explosión en el mismo y se registran las ondas que genera tal explosión; la lectura de tales registros permite saber si hay petróleo o no, a qué era de la evolución geológica pertenece y comparar esa información con la de otras zonas vecinas.

¿Por qué insiste el doctor Cantú en que los datos obtenidos de un pozo deben correlacionarse con los de otro cercano y cómo interpretarlos?

Menciona como ejemplo que en una ocasión un ingeniero le mostró en la pantalla de la televisión una gráfica que mostraba un yacimiento. Había un dato confuso y resultó que era un problema derivado del programa de la computadora, pero, advierte, en los yacimientos se presentan lo que los experto llaman pliegues, que hay que identificar y tomar en cuenta. En ese orden cuenta la experiencia del técnico y su formación. Es la información contenida en las rocas lo que llevará a concluir si existe petróleo.

El hallazgo de Cantarell

Pero el azar es en ocasiones el que lleva al hallazgo de un yacimiento. Existe el caso único de un modesto pescador analfabeto, que diariamente caminaba por la playa, y un día encontró chapopote y en los días siguientes halló más, las recogió y a pesar de su ignorancia, tuvo la intuición de que su hallazgo podía ser importante.

Decidió ir al edificio donde trabajaban ingenieros de Petróleos Mexicanos y les mostró: miren lo que arroja el mar. Los ingenieros se asombraron del descubrimiento del pescador que les dijo llamarse Rudecindo y Pemex decidió explorar, para lo cual perforó en el mar.

Con la primera información, el ingeniero Javier Meneses, en aquel momento jefe del doctor Abelardo Cantú, quien trabajó durante más de veinticinco años en Pemex, le ordenó: “ Ve a investigar que es lo que hay, pero no se te vaya ocurrir mostrárselo a nadie”.

El doctor Cantú encontró información que mostraba la importancia del yacimiento pero se mantenía sobre él la orden de guardar absoluta confidencialidad la información. El secreto lo mantuvo durante 16 años. Raúl González García, un ingeniero petrolero que supo de la existencia de los hallazgos de Cantú, le pidió que le regalara toda la información para publicarla, sin haber tenido participación alguna en la investigación. El doctor se negó a entregársela..

Finalmente, el doctor Cantú accedió a publicar la investigación conjuntamente con el ingeniero Román Landeros. En la portada del libro que recoge el trabajo se hace honor a Rudecindo Cantarell, el pescador que recogió el chapopote que permitió descubrir lo que para The Oil and Gas Journal, una reputada publicación en materia petrolera, es el yacimiento más importante que ha habido en el mundo y al que Pemex dio el nombre de  Cantarell.

Se desconoce el origen del apellido de Rudecindo.Como compensación por haber sido determinante en el hallaazgo del yacimiento que ha producido cientos de miles de millones de barriles de crudo, Pemex le asignó el puesto de velador en una bodega de Ciudad del Carmen, donde se guardan pedazos de roca que forman parte de la historia micropaleontológica de los pozos de Cantarell.

El doctor Cantú tuvo una larga relación con Rudecindo y hoy se lamenta de nunca haberse tomado una fotografía con el modesto velador que cuida la preservación de pedazos de roca obtenidas del yacimiento Cantarell y que hablan de sus orígenes, que pueden ubicarse en la era del Jurásico Superior o en la del Cretáceo.

Cantarell fue explotado intensivamente y hoy se considera que se ha agotado parcialmente. Para el doctor Cantú no se puede concluir que Cantarell esté agotado porque se requiere de más estudios. Los que él conservó y más tarde publicó consisten en gran parte en material radiográfico que requiere de análísis y confrontación. Cantarell lo forman cinco campos,

Habla el entrevistado de lo que sucede en general en los diferentes yacimientos. No han estudiado los estratos; faltan estudios geológicos de las capas productoras para reconocer profundidades y la relación de un campo con campos vecinos.

En las postrimerías de su gobierno, el presidente Felipe Calderón anunció la existencia de un importante yacimiento petrolero en el noreste del país en el Golfo de México. El doctor Cantú es muy cauto sobre la magnitud de esa reserva, porque, dice, no hay estudios suficientes el respecto.

Niega, por otra parte, que en Nuevo León y Coahuila y otras áreas del norte de México haya depósitos enormes de gasshale. “Ese es cuento» de los estadunidenses, comenta y vuelve a su punto: no hay estudios suficientes. El gas y el petróleo se ubican en Veracruz y Campeche y en aguas del Golfo de México a lo largo de la costa mexicana.

Duda el doctor Cantú de la información que emite Pemex sobre las reservas probadas, probables o potenciales que tiene el país. La producción petrolera de México llegó a ser de tres y medio millones de barriles diario y actualmente está en poco menos de dos y medio millones.

El doctor Cantú, cuya tesis doctoral de alto nivel que es la única que ha sido publicada por la Sociedad de Geología de Francia, institución antigua que fue fundada por Napoleón Bonaparte en en el siglo XIX, comenta que en una exploración hay que saber dónde están las capas del subsuelo, dividir los estratos en tiempo y en profundidad y luego correlacionar la información en tiempo y en espacio.

Opina el doctor que el Instituto de Geofísica de la UNAM no le ha prestado atención a la formación de geólogos petroleros. Tampoco el IPN. El Instituto Mexicano del Petróleo se convirtió en un proveedor de servicios. La Universidad Nacional imparte un doctorado sobre geología petrolera “pero no hay verificación en la calidad de la enseñanza y no tiene rigor académico”.

Un Centro de Geociencias: proyecto frustrado

Durante varios años el doctor Cantú impartió cátedra sobre estratigrafía petrolera en la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura del IPN y en 2002 gestionó una entrevista con el director general del IPN, Miguel Angel Correa Jasso, para exponerle su proyecto de crear un Centro Nacional de Geociencias y Administración de Energéticos.

La entrevista no llegó a producirse. El doctor Luis Humberto Fabila Castillo, coordinador general de Posgrado, le contestó en lugar del director el IPN y le dijo que el proyecto que él ya le ha presentado en ocasiones anteriores lo ha discutido con el director general.

Fabila agregó que el plan “es interesante y es sobre un tema de interés nacional” pero que el IPN tiene rezagos estructurales y le es financieramente imposible apoyarlo.

Este era apenas el principio de una larga lucha que emprendió el doctor Cantú. Tres años más tarde, en febrero de 2005, otra vez le tocó a Fabila responder la petición que le hizo al entonces nuevo director del IPN, José Enrique Villa Rivera.

Fabila le expresó al doctor Cantú, que Villa “reconoce …la labor que ha realizado como profesor e investigador en la Maestría de Administración, Planeación y Economía de los Hidrocarburos, en particular en la formación de recursos humanos de alto nivel”, pero la creación del Centro Nacional de Geociencias…” no está considerada dentro de los proyectos prioritarios” del IPN.

La perseverancia del doctor Cantú no reconoce límites. Formar científicos petroleros de alto nivel se convirtió en una lucha tenaz. A principios del año 2003, consiguió que la Cámara de Diputados se ocupara del proyecto de crear el Centro Nacional de Geociencias,

Como resultado de una gestión que había hecho tres años antes. El 15 de diciembre de 2001, en sesión plenaria de la LVIII Legislatura, el entonces diputado Juan Camilo Mouriño Terrazas, presidente de la Comisión de Energía, presentó una proposición con punto de acuerdo, para que la Secretaría de Educación Pública apoyara la creación del Centro.

La Cámara declaró que el Centro sería la institución rectora que prepare recursos humanos de alta especialización en la ciencias de la tierra y en la administración y economía de los energéticos, y exhortaba al director general del IPN a crear del Centro de Geociencias.

Pero en febrero de 2005 le respondieron de nuevo al doctor Cantú que la petición se rechazaba porque “no está en los proyectos prioritarios del IPN”.

Cantú esperó cinco años para insistir y envió su iniciativa al presidente Felipe Calderón, quien turnó el documento a la esta vez a la entonces directora general del IPN, Yoloxóchitl Bustamante Diez, quien le expresó al especialista que la creación del Centro de Geociencias, “no se encuentra entre los proyectos prioritarios del Instituto”.

Bustamante señaló entonces al secretario de Educación Pública, Alonso Lujambio, que “no se ha encontrado antecedente alguno de que el proyecto del Centro de Geociencias, fuera de interés general, sino, como parece ser, del interés del Dr.Cantú Chapa”.

Sin embargo, agregó la entonces directora del Politécnico, «turnaré la información (sic) a la Secretaría de Investigación y Posgrado del IPN para la evaluación correspondiente”.

Conflicto y desenlace

Inopinadamente, José Enrique Villa Rivera, entonces director del IPN, le anunció al doctor Cantú que tenía que sustentar un examen para continuar como profesor del posgrado.

Cantú respondió que lo presentaría con gusto, siempre que los sinodales tuvieran como grado académico un doctorado, porque de otra manera presentar examen con sinodales con grado de licenciatura siendo él doctor, equivaldría a aceptar que su nivel sería de licenciatura y no de doctorado.

El caso provocó una confrontación entre él y Villa. El director se ufanó de que el IPN era la única institución educativa que se había atrevido a cerrar posgrados. Cantú le respondió que ese no era un motivo para enorgullecerse.

Además, Cantú le reprochó a Vila que se ostentara como doctor sin tener el grado. Como consecuencia, el veterano geólogo fue despedido. Siguió impartiendo clases en el doctorado en la UNAM y hubo un semestre durante el que sólo tuvo un alumno y a él se dedicó.

Demandó al IPN por despido injustificado ante la Junta de Conciliación y Arbitraje y, finalmente, en julio pasado, después de nueve años de liitigio, un tribunal colegiado ordenó su reinstalación y así se le comunicó a la doctora y Yolochochitl Bustamente.

Sin embargo, la entonces directora del IPN no acató la primera ni la segunda notificación que le hiciera un actuario. A la tercera notificación tenía que atenderla, so pena de ser acreedora a una sanción por desacato que presumiblemente se pena con una multa o cárcel.

Cantú acudió al tribunal y su abogado descubrió que se había producido una maniobra con la complicidad de un empleado, en contra del demandante y que se habían alterado documentos.

Al ser notificado el presidente del tribunal de lo ocurrido, se indignó y ordenó la comparecencia de la doctora Bustamante, quien mandó a la jefe del Departamento Jurídico del IPN a ofrecer que el doctor Cantú sería reinstalado.

La representante de Bustamante hubo de firmar un acta en la que se consigna que el doctor Cantú acepta la reinstalación que se le ofrece de profesor titular categoría “C”, “ siempre y cuando el ofrecimiento sea de buena fe, ya que no se desprende en documento alguno que vaya a ser reinstalado».

El doctor fue reinstalado, se le asignó un cubículo y una computadora, se le dijo tiempo libre pero él se ha cuidado de firmar entradas y salidas. Trabaja en un libro con textos que preparó para sus alumnos y que se publicará con crédito para el IPN y para él. Pero el problema de la falta de expertos petroleros de alto nivel, seguirá en el olvido porque “no es prioritario para el IPN”.

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