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viernes, 26 abril, 2024
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Gracias a la Unidad Académica de Derecho de la UAZ

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Por: ÁLVARO GARCÍA HERNÁNDEZ • Admin •

“…La gratitud, como ciertas flores,

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no se da en la altura y mejor reverdece

 en la tierra buena de los humildes…”

José Martí

Mi padre trabajó muchos años en aquella tienda denominada La Quemazón, en su tiempo, el único establecimiento de autoservicio en la capital del estado y en Fresnillo y, aunque el salario era raquítico y las oportunidades nulas, uno trataba de sobrellevar la situación económica y pasarla de la mejor manera, en ese entonces, teníamos un tesoro que ahora se encuentra perdido: la seguridad, ya que los jóvenes de la época podíamos salir de noche y caminar tranquilamente por todos los rumbos, calles y callejones de nuestra ciudad. Zacatecas era otro, más rústico, menos ruidoso, más colonial y más armónico. Cuando llegó la hora de elegir una carrera universitaria, tuve la fortuna de que la Universidad Autónoma de Zacatecas “Francisco García Salinas” me abriera sus puertas, de lo contrario, otro habría sido me destino y tal vez, al igual que mi padre, sería yo un empleado más como los miles que trabajan dignamente a cambio de casi nada y bajo el estigma de la explotación laboral. Precisamente, fue el abuso que la empresa hizo de mi padre lo que me motivó a elegir la carrera de Licenciado en Derecho; desde mis pensamientos revolucionarios de juventud, quería yo lograr justicia para la clase trabajadora y contribuir a mejorar las condiciones de vida del obrero y sus familias, ya que en carne propia, había experimentado las carencias y los sacrificios que se tienen que hacer para sacar adelante a todos los integrantes de la familia y, en ese intento, unos salen adelante y otros se quedan atrás pues la cobija no alcanza para todos como hasta ahora. La UAZ y la Unidad Académica de Derecho cambiaron mi vida; como estudiante no tuve para comprar muchos libros, ni menos pude pedírselos a mis padres pues no había condiciones para hacerlo así que, las copias y los apuntes me ayudaron a pasar de año en año y de semestre en semestre; finalmente y después de muchas adversidades económicas y personales, pude obtener una carrera; fui el primero de mi familia en obtener un título universitario y, después de experimentar un año en la procuración de justicia en el estado de Guanajuato como Agente del Ministerio Público, a los 23 años tuve una magnífica oportunidad, presentar mi examen por oposición para dar clases en la escuela que me había formado, por lo que desde entonces, tengo el orgullo de impartir las materias de Derecho Económico y Derecho Administrativo, entre otras, por lo que puedo afirmar que estoy en la actividad profesional que más disfruto en la vida; en el salón de clase y con el respaldo de mis alumnas y alumnos, la hora se hace amena, se intercambian ideas, nos reímos, criticamos al gobierno y a los políticos, edificamos conciencias reflexivas y propositivas, y sin más, disfrutamos la relación alumno-maestro por un semestre, porque después, los jóvenes y yo, nos hacemos amigos y colegas, integrantes todos del importante gremio de Licenciados en Derecho en el que casi nos conocemos todos. Así, fundamento con esta breve semblanza personal, mi transitar por las aulas despues de 22 años de servicio en los que he podido hacer muchos buenos amigos y tener el privilegio de compartir la docencia, con algunos de mis maestros y también, ver con agrado que algunos de mis ex alumnos se han incorporado como profesores a nuestra querida institución, sin la cual, muchos cientos y miles de muchachos de escasos recursos, no hubieran podido brindar el orgullo que en su momento, yo mismo les di a mis padres. En este contexto, creo fundamental reconocer y agradecer la oportunidad que hemos tenido de estudiar y obtener una licenciatura, de poder trabajar dignamente en una Universidad que se forja diariamente con los anhelos de los jóvenes, con el esfuerzo y dedicación de muchos docentes que transmiten sus conocimientos y que contribuyen en la formación de las presentes y futuras generaciones de abogados, con el hermanamiento que existe con los trabajadores administrativos con los que desde siempre, compartimos el pan y la sal, sus ilusiones y tristezas. Al paso de todo este tiempo, la Unidad Académica de Derecho no es solamente mi fuente de trabajo, es mi segunda casa, es mi inspiración pues la libertad de cátedra me hace ser yo mismo, es mi energía, ya que los jóvenes hacen con sus abrazos y saludos afectivos, el motivo para prepararme mejor y contribuir a su confianza; la Unidad Académica de Derecho representa lo que soy, por lo que servirle como lo hago y más, es solo una forma de agradecerle todo lo que me ha brindado. GRACIAS. ■

 

*Representante de Zacatecas ante el

Consejo Consultivo Nacional para el Desarrollo Sustentable

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