Todos los días, cientos de turistas llegan al Museo del Louvre en París con un solo objetivo: tomarse una fotografía frente al cuadro de la Mona Lisa.
Es tanta la atención que recibe la obra de Da Vinci, que pocos disfrutan de otras grandes joyas del museo francés, como Las bodas de Caná del Veronés en la misma sala, o la Venus de Milo.
¿Por qué? Razones sobran. Además del mérito artístico, La Gioconda es la obra más reproducida en el mundo, y es parte ya de la cultura pop, reconocible no solamente para los estudiados en la historia del arte.
Parte de ello se debe a su temporal ausencia. La obra es en parte conocida por haber protagonizado lo que se llamó el robo del siglo en 1911, lo que la dejó dos años desaparecida, pero al mismo tiempo le ganó el lugar en las portadas de muchos diarios del mundo.
Ayuda a su leyenda que entre los señalados por el robo estuvo Pablo Picasso y no faltan las teorías que aseguran que la obra que hoy puede apreciarse en París es una réplica.
Igual destino parece haberse construido en Zacatecas con la obra “La mortaja de San Francisco” de Rafael Coronel, que se encontraba en el Museo que lleva su nombre, y que suscitó controversia la semana pasada justamente por no estar ya más en ese lugar según informó Arturo Nahle García.
De acuerdo a la denuncia inicial del abogado, la pieza pintada por Rafael Coronel específicamente para ese espacio, fue donada a su tierra natal a través de Gobierno del Estado. Por el contrario, Juan Coronel, hijo del artista y quien se había llevado la obra en cuestión, explicó que ésta no se encontraba entre las obras donadas por su padre, sino que era parte de otro grupo de obras (mayoritario, por cierto) que habían sido dejadas comodato en el Museo Rafael Coronel, entre las que están además cerca de 8 mil de las 12 mil máscaras que alberga este espacio.
Gobierno del Estado respalda la versión del también curador y poeta, y aclara que los trámites iniciales de la salida de la obra se dieron a finales del 2020, concretándose en febrero de 2021, una vez que, según comunican, se comprobó que la obra no estaba entre las piezas donadas por el artista. De esto se deduce que la obra era parte de las que se encontraba en comodato y que pasaron hacer propiedad de Juan Coronel una vez que se convirtió en el heredero universal de su padre.
De todo este desaguisado lo más interesante es que pasaron cuatro largos años antes de que alguien notara la ausencia de la obra en cuestión, a pesar de estar en el museo más visitado de la ciudad, quizá solo superado por el Museo toma de Zacatecas al que arriban los visitantes de la Bufa.
La anécdota es elocuente muestra de lo lejos que estamos de la capitalización económica y cultural de la fortuna de ser la segunda ciudad con más museos en el país en proporción a su población, y además varios de ellos de gran calidad.
Los museos de Zacatecas solo reciben al 0.59% de los visitantes de museos del país, lo que nos tiene en el lugar 24 de las entidades con más afluencia en México. Los 36 museos del estado sólo captan 284 mil 490 visitantes de un universo de 48.4 millones de personas que acudieron a un museo en el 2023 (fuente: https://ljz.mx/18/05/2024/zacatecas-lugar-24-nacional-en-afluencia-de-visitantes-a-museos/ )
Años de hablar del reto de retener al turista una tercera noche y al mismo tiempo tener nuestros museos continuamente vacíos dejan ver qué aún falta por construir esfuerzos más articulados para aprovechar en lo económico la noble vocación cultural que Zacatecas tiene, y a la que poco, muy poco se le invierte.
La polémica sobre La Mortaja de San Francisco evidencia que persiste la preocupación y el interés social por Zacatecas, el arte, su patrimonio y su cultura, algo que no todas las sociedades pueden presumir.
Esto puede ser el motor y la oportunidad para generar la sinergia que permita a los museos de Zacatecas salir de esa condición de tesoro lejano y olvidado.