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viernes, 19 abril, 2024
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Craf, clínica de rehabilitación dedicada a mejorar la calidad de vida de las personas

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Por: RAFAEL DE SANTIAGO •

■ Tras un accidente, Sofía tuvo que usar andador, luego un bastón y ahora puede caminar sola

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■ Oscar Murillo Redin comenzó su carrera de terapista en varios equipos de futbol profesional

La vida de Sofía de la Torre cambio de la noche a la mañana. El 9 de marzo de 2014, ella y cinco familiares fueron arrollados por un automóvil. Desgraciadamente falleció su padre y ella tuvo traumatismo craneoencefálico severo, lo que la dejó inconsciente por tres meses.

Los médicos que la atendieron no esperaban que sobreviviera a ese golpe y cuando se recuperó salió del hospital en silla de ruedas. Pero gracias al apoyo que ha recibido de Oscar Murillo, encargado de la Clínica de Rehabilitación y Acondicionamiento Físico (Craf), ha mejorado su calidad de vida.

“El carro nos pasó por encima y tuve un golpe en la cabeza. Esto afectó mi sistema de movimiento; usé andador, luego un bastón y luego sola. Tenía que depender de alguien, mi mama me ayudaba mucho porque me caía a cada rato”, dice Sofía.

Antes del accidente, se dedicaba al atletismo. Dejó de hacerlo después del percance, pero ahora puede seguir haciéndolo, e incluso ha ganado medallas de reconocimiento, las cuales regala a Oscar por su apoyo.

Oscar Murillo Redin es el encargado de esta clínica. Comenzó su carrera de terapista físico en equipos profesionales y amateur de futbol soccer. Entre ellos, el quipo zacatecano de primera división A, Real Sociedad; también estuvo en Barreteros, Águilas Reales y en la Selección sub-23.

Después fue invitado a trabajar en una clínica de rehabilitación del ayuntamiento de Zacatecas. Ésta, funcionó durante una administración, es decir tres años, pero con el cambio de autoridades el centro se cerró.

Oscar se quedó sin empleo, aunque con el dinero que recibió por su liquidación adquirió un aparato electro estimulador. Sus conocidos le pedían terapias cuando lo encontraban, las cuales dada gratis, en ocasiones, a domicilio.

Se unió a una fundación, la cual adquirió bastantes aparatos modernos y de alto costo. La intención era ayudar a las personas de escasos recursos. Sin embargo, el titular le comenzó a exigir dinero.

Al inicio le pidió una cuota semanal de mil 500 pesos; luego subió a 2 mil, después a 2 mil 500 hasta que llegó a 4 mil 500 pesos. Oscar le expuso que no podía conseguir el dinero, y lamentó que se lucrara con la clínica.

Finalmente, el presidente de la asociación llego un día con gente acompañándolo, y aunque Oscar estaba dando terapia con los aparatos, éstos fueron desconectados y retirados del lugar. El terapista sólo se quedó con la máquina que había adquirido.

Aunque en un principio se desanimó, pensó en retomar su proyecto. Así se mantuvo un tiempo y en una ocasión que jugaba con su hijo en el estadio Francisco Villa, un amigo lo reconoció y comenzó a platicar con él sobre lo que hacía. El conocido le dijo a Oscar que había un espacio que no se ocupaba en el inmueble deportivo.

Dicho lugar estaba a un costado de los vestidores, pero era utilizado por jugadores amateur y otras personas para reunirse a ingerir bebidas alcohólicas, y si Oscar podía darle un mejor uso con la terapia, sería suyo.

Comenzó dando terapias gratuitas a entre 30 y 40 personas diariamente. Llegaba a las 16 horas y salía después de las 21 horas, en tanto que los pacientes sólo debían firmar un libro.

Dicho libro de firmas se entregaba al Instituto de Cultura Física y Deporte de Zacatecas (Incufidez) para demostrar que se daba buen uso al lugar. El entonces diputado José Isabel Trejo le propuso que siguiera con la clínica, pues había mucha demanda de atención.

De esta manera, se comenzó a equipar el lugar y ahora atiende entre 180 y 220 personas diariamente; por cada una se cobra solamente 40 pesos y al día de hoy ya trabajan cerca de 15 personas en la Craf, a la que acuden tanto deportistas como adultos mayores y personas que no están involucradas con el mundo deportivo.

La mayoría de los casos que se atienden son lesiones de hombro, rodilla y tobillo, así como roturas de ligamento y casos post quirúrgicos. Últimamente, afirma el terapista, han aumentado los pacientes con daño cerebral por embolias o derrames.

Murillo ha ayudado a deportistas de alto rendimiento, como Oscar Otero, quien tuvo una lesión de tobillo un mes antes de una competencia nacional. Oscar cuenta que le dio tratamiento intensivo y logró competir.

Otero, obtuvo una medalla de primer lugar, la cual obsequiaron los padres del deportista a Oscar. También ha trabajado con el atleta Juan Carlos Romero, El Garras.

La clínica cuenta con tinas de contraste, ultrasonidos, electroestimuladores, área de fortalecimiento físico, entre otras áreas.

“Hay personas que me preguntan por qué no cobro más, pero no es mi intención hacerme rico. Incluso aquí condonamos el pago a quien lo necesite, pues hay que tomar en cuenta que las personas ya hicieron gasto de hospitalización y medicamentos. Mi mejor pago, es encontrarlos en la calle haciendo su vida normal”, dice Oscar.

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